Resumen y sinopsis de Meditaciones metafísicas de René Descartes
Junto con el celebérrimo «Discurso del método» (H 4406), las MEDITACIONES METAFÍSICAS (1641) son la obra más importante de RENÉ DESCARTES (1596-1650). Preocupado porque el escepticismo originado al amparo del conflicto religioso de la Reforma y la Contrarreforma se extendiera hasta contaminar el pensamiento científico, esta obra es un poderoso argumento contra el mismo. Obra que llamó la atención desde el momento mismo de su publicación por su claridad y su contundencia, mereció el comentario de autores como el mismo Hobbes, y su influencia, a través de sus metáforas y sus proposiciones, se extiende con vigor hasta nuestros días. Las «Meditaciones» convirtieron a Descartes en el padre indiscutido de la filosofía moderna y todo aquel que quiera acercarse a la filosofía –estudiante o lector curioso– no lamentará pasar primero por este libro.
Este es un libro que había dejado inconcluso, porque no toleraba la petulancia y los giros mentales de Descartes. A pesar de mostrar un método que propone a los sabios de la época con aparente tono humilde, el francés resultó ser alguien soberbio y para quien está harto de gurús y sabiondos, este estilo velado de exhibirse, resulta hartante. Empero, cuando uno decide leerlo a conciencia, nota que Descartes intentó una labor de purga filosófica, en la cual cuestionó toda su realidad y trató de encontrar un punto en el cual fundar el conocimiento del mundo y de sí, que no era sino la toma de conciencia de sí mismo, el famoso cogito ergo sum.
Es atractivo el orden con el cual desmontó la visión de su mundo, y una vez que se liberó de todo lo superfluo, a partir de la conciencia de sí mismo, deduce el mundo a partir de razonamientos evidentes en sí mismos. Considero que si bien hay meditaciones más profundas que otras (p.e. la concerniente a Dios), las últimas dejaron mucho que desear respecto a su nivel de fiabilidad y de certeza, ya que no logra mostrarnos cómo podría ser evidente la existencia de los cuerpos (posiblemente todo está en nuestra mente y los objetos nadan en la res cogitans). Subrayo únicamente este punto: para Descartes el hecho que permite mostrar la diferencia entre estar despiertos o dormidos, es que en el primer estado hilamos eventos, situación que no ocurre en el sueño (lo cual deja a uno insatisfecho: ¿No ha tenido revelaciones durante la madrugada?). Con esta ocurrencia cerró el pensador francés su magnífico texto.
Considero que este esfuerzo de conmover los más caros prejuicios de uno, esta purga filosófica es un ejercicio valioso, a pesar de que no se lo haya llevado a las últimas consecuencias. Claro, queda en nosotros seguir este ejercicio espiritual-intelectual, que no termina y que es una labor no exclusivamente de una persona sino de toda la especie humana.
Me ha gustado bastante su lenguaje claro, lógico y comprensible. La idea fundamental es la necesidad de la duda y que la única certeza que existe es que el hombre es su pensamiento.