Resumen y sinopsis de El discurso del método de René Descartes
El discurso del método es un referente inescapable de la filosofía moderna.
Para los historiadores del pensamiento más sutiles, Descartes no es solo el fundador de la filosofía moderna, según afirma Hegel, sino también el profeta de la ciencia del porvenir. El Discurso, texto eminentemente filosófico, marca el punto de ruptura con el mundo conceptual del medievo, dominado por la escolástica.
Al mismo tiempo, y junto a su valor fundamental, es también una crónica del pensamiento, un libro de memorias, una elaboración científica en la que el investigador pasa a primer plano, a la primera persona. Así reconocemos, a la par que la obra que funda los cimientos del mundo moderno, un minucioso retrato de su creador: René Descartes.
Han participado en esta ficha: Antonio R. samucga
Obra importante y revolucionaria para la época, con un lenguaje que es posible comprender en gran parte de su contenido y en la que Descartes presenta reglas (4) de gran importancia para la construcción de su filosofía.
Decepcionante libro donde Descartes hizo elogio de su nuevo método y mostró su soberbia. No sé realmente por qué recomiendan leerlo en la licenciatura. En aquel entonces no lo entendí y ahora me dejó insatisfecho.
Es un libro muy reflexivo, que requiere una lectura sosegada y atenta. Los párrafos son largos, la prosa es directa y muestra en todo momento la calidez del testimonio personal, que denota la intención de cercanía al lector. Lo recomendaría a los que buscan el camino que lleva a la verdad.
Buen libro para filosofar.
Hay que tener en cuenta que este es un escrito del siglo XVII. Haciendo esa salvedad, me pareció una especie de "declaración de principios" de Descartes, con pasajes introspectivos, otros filosóficos, otros que exponen el dualismo que lo caracteriza, y algunos párrafos... desopilantes. Válido para la época, expresión de una persona que pensaba.
Es habitual cuando estudiamos a Descartes en el instituto admirar el gran cuidado que pone en utilizar la razón para filosofar, dando por válido únicamente el conocimiento verdadero, dudando metódicamente (que no escépticamente) y comenzando a construir el edificio filosófico desde los cimientos más firmes... para, en cuanto tiene oportunidad, introducir algo tan irracional en apariencia como es la divinidad en todo el tinglado; “pues menuda decepción”, piensas entonces. Y es que el racionalismo puro no es nada incompatible con demostrar la existencia de Dios, por irónico que parezca, en éste caso mediante argumentos sobre la perfección y la imperfección. El “Discuso del método” en cualquier caso, es una obra de capital importancia, que expone diversas consideraciones en torno al método elegido por Descartes para guiar el “buen sentido” (es decir, la capacidad para discernir entre la verdad y la falsedad cuando hacemos ciencia) y conocer lo que es cierto. Las reglas son sencillas y puede valerse de ellas cualquiera, avanzando lento pero seguro: 1. Lo verdadero será lo evidente por sí mismo, lo que no sea simple conjetura, lo indudable, dos mas dos son cuatro, lo claro (para el entendimiento) y distinto (no mezclado con otros conceptos) 2. Dividir las dificultades en partes para poder resolverlas una por una 3. Ordenar, ascender de lo sencillo a lo compuesto 4. Sintetizar, no omitir nada. El resultado, la famosa afirmación “cogito, ergo sum” como primera verdad racional. Así, el autor adopa los procedimientos que ha encontrado en matemáticas y la geometría para encontrar certezas seguras, abandonando el lastre escolástico y de la autoridad. No pretende dar lecciones ni escribir un tratado, sino mostrar su propia experiencia particular y cómo lo ha hecho él, de ahí que sea un libro más parecido a una autobiografía. Sin embargo, funda lo que será el primer sistema filosófico según los parámetros de la modernidad. Lo menos interesante, las explicaciones mecanicistas sobre el funcionamiento del corazón y sobre los “animales-máquinas”, aunque tengan sentido en el contexto.
Buena obra filosófica.
Es interesante cómo, Descartes, califica al texto como "Discurso" y no "Tratado", esto se debe al contexto cronológico de la obra; el gran cruce de Galileo con La Inquisición. Esto llevaría a Descartes a exponer sus ideas como un discurso y no como un tratado, porque este último impone una idea.
Con respecto al Discurso del autor: En un modo biográfico, Descartes analiza el uso de la razón, pensamiento. Cada ser nace sin razón, se va formando con el tiempo; el autor analiza esto de un modo metafórico muy interesante, parafraseándolo: "Uno nace sin una casa, luego, a medida que va creciendo, se forma una. Al tener la edad suficiente como para razonar, analizar en profundidad las cosas; esa casa se convierte en un chiquero. Busca derribar ese hogar y formarse uno totalmente nuevo." Todo esto, a través del método que uno se va formando.
Una de las cosas que analiza Descartes, es la clave de la felicidad en los filósofos antiguos, hecho que me atrajo muchísimo: Según él, los grandes filósofos lograron descifrar lo siguiente: "No se posee nada más que el pensamiento" Entonces, todo lo que "existiera" fuera de esto, no sería más que un invento propio del pensamiento. Por lo cual nada te pueden quitar, puesto que lo único realmente nuestro es "El pensamiento".
Interesante obra, discutible y analizable por doquier. El solipsismo, fuertemente presente en este texto, fue de gran interés para mí. Los puntos más flojos, a mi gusto, fueron el tema "Dios" y la parte de Anatomía.
Espero que puedan disfrutar de esta obra y exprimirla al máximo. Recomendable a todo el mundo.
Yo creo que el libro que he leído no debe ser el texto completo de Descartes, porque la verdad no acabo de coger el hilo.
Está dividido en 5 partes y es muy corto. Parece que quiere indicar como debe ser el procedimiento para la investigación científica.
No se. Intentaré encontrar otro ejemplar.
Seguro que es bueno, ya que es un libro aceptado por todo el mundo.
Desde la primera página, el libro captó toda mi atención. Me gustó sobre todo la sinceridad que transmite Descartes y también la sencillez con la que nos cuenta su búsqueda continua de la verdad. Se lo siente honesto, aunque de ninguna manera tibio ni tímido, todo lo contrario, el filósofo va a dudar de todo, va a arremeter contra todo aquello que no atraviese el cedazo de su razón (su razón, su pensamiento, verdadera diosa que rige el mundo cartesiano: "cogito, ergo sum").
La obra es de lectura liviana y se disfruta en todo momento. Si, además, consideramos la importancia que tiene este texto en la historia de la filosofía, y, como si fuera poco, la corta extensión de la obra, considero que hay pocos motivos para aplazar su lectura y no gozar de ella.
Finalmente, como anexo, disfruté mucho del quinto capítulo del discurso, en el cual Descartes describe la anatomía cadiovascular humana (con precisión) y su funcionamiento (con evidente equivocación, pero, con un gran sentido del ingenio y hasta de la estética).
Conclusión: sobran motivos para leer la obra y no hacen falta conocimientos previos de filosofía para entenderla y aprovecharla. Imperdible.
Es excelente.
Es increíble la calidad que tuvo Descartes para probar la pregunta filosófica más importante de toda la historia de la humanidad: ¿Existimos?
Y el tipo te dice: "Cogito, ergo sum". Pienso, por lo tanto existo. No importa que sea un sueño, que yo no sea yo, pienso, y si pienso es porque estoy siendo algo: estoy existiendo.