Resumen y sinopsis de Nox perpetua de Javier Negrete
Novela de ciencia ficción que narra un extraordinario viaje a un lugar lejano y desconocido.
Ark Rhenius acepta la propuesta de su maestro, Zarun Mondsar. En compañía de cuatro exploradores más, emprenderán una expedición para conquistar el Polo Norte de Mehrs. Ningún ser humano ha llegado nunca tan al norte del planeta. El 25 de Bomiar del año 1124 comienza el viaje...
Ark Rhenius es un astrónomo y matemático que, convencido por su maestro, Zarun Mondsar, organiza una expedición con otros cuatro exploradores. El viaje consiste en llegar al punto más alto donde ningún hombre había llegado, el Polo Norte de Mehrs.
El frío, la niebla, la falta de alimentos y un extraño ser, el Krogoz, que les persigue sin tregua hacen muy difícil la consecución de su objetivo. Pero, finalmente, cuatro de los exploradores alcanzan el polo. Curiosamente, allí no hay nieve, pues se encuentran justamente en el cráter de un volcán. Pero hay algo que les sorprende todavía más: ese lugar ya ha sido pisado por el hombre. Además, descubren que Mehrs es, en realidad, Marte y que esos primeros conquistadores viajaron desde el planeta Erda, es decir: desde la Tierra. En el camino de vuelta, mueren todos y sólo quedan para la posteridad el diario de viaje de Rhenius y las notas que le escribía a su novia.
Han participado en esta ficha: Polyta ERB_Lector
En un lejano planeta que se parece sospechosamente a la tierra, un grupo de aventureros liderado por el joven astrónomo Ark Rhenius se propone llevar a cabo una hazaña nunca lograda hasta la fecha; alcanzar el polo norte de ese mundo, desafiando unas condiciones climáticas adversas y adentrándose en un territorio cuyos peligros son apenas imaginables... pues allí encontrarán algo que desafiará todo aquello en lo que han fundado su sociedad, cuya estructura y organización recuerda a épocas medievales.
Sencilla, inocente y añeja sci-fi a la que se le puede reprochar un giro de tuerca bastante previsible y fácil de pillar si se atan cabos, así como una historia un tanto falta de desarrollo, con unos personajes-tipo (el mentor, el guerrero taciturno, el caballero intrépido, el personaje un poco odioso que encarna una actitud intolerante...) a los que les falta un mayor lucimiento o aprovechamiento, pues sólo empiezan a adquirir interés cuando la novela se está acabando ya. Aparte de que algunas cuestiones, como cierta amenaza monstruosa que persigue a nuestros héroes, aunque se intuyen, no terminan de cerrarse por completo.
Se alterna la narración principal con extractos del diario, o más bien de los diarios, del protagonista; por un lado, una crónica “oficial” del descubrimiento, por otra, unas impresiones más íntimas y dirigidas a la amada de su corazón, que como veremos, tiene un papel importante en todo esto.
Realmente, pese a la ambientación, podría tratarse de una historia ambientada en el siglo XIX, en un tiempo de avances científicos y exploraciones que pondrían en cuestión las creencias más firmes e indudables y que ampliaban los horizontes conocidos del mundo hasta el punto de cambiarlo todo, disipando las nieblas de la ignorancia... aunque también susceptibles de arrastrar a la humanidad a la guerra y al exterminio; es decir, a la pesadilla tras el progreso.
En sí mismo, el libro es mejorable, apunta maneras, pero no alcanza. Sin embargo, me quedaría con algo muy bello que tiene, muy triste pero conmovedor, y es un homenaje a los soñadores incurables, a lo humano tras las gestas sobrehumanas. A unos hombres con una fe inquebrantable en el misterio, en buscar, encontrar, ir tras la verdad hasta donde haga falta (una verdad que puede adquirir diversas formas), más allá de peligros, incluso aunque les cueste la vida y tengan que ir contra las rancias convenciones de su tiempo. Si su maestro es un visionario incomprendido, Rhenius es un romántico extremo que profesa una devoción quijotesca por una mujer a la que apenas conoce y que habita más en su cabeza, en su deseo, que en la vida real, pero cuyo amor le impulsa a los actos más impensables. Una fe que, aunque en el fondo sea una quimera, nos impulsa hasta el último aliento, incluso contra esa “noche perpetua” que nos aguarda, que acaba por ser la única certidumbre que tenemos.