Resumen y sinopsis de Marica de William Burroughs
En un inmenso suburbio, que Burroughs definiría más tarde como la Interzona, y que abarca desde la Ciudad de México, capital mundial del delito, hasta Panamá, un alter ego del escritor, Lee, teje su tela amorosa en torno a Allerton, un joven ambiguo, indiferente como un animal. Deambula por locales cada vez más sórdidos, en los que pulula una fauna en estado de descomposición, y en esas excursiones, como un pícaro alienado, nos regala astillas radioactivas de su negrísimo humor.
Me ha parecido sobre todo un esbozo del universo alucinógeno y poco convencional del autor, a quien le falta profundizar y se queda muy a medias en todo, y que quizá sea, tal y como cuenta en el prólogo, una tentativa de exorcizar algún oscuro fantasma personal a través de la escritura antes que otra cosa.
Los marginados sociales son objeto de una mirada cáustica, la del protagonista, que se mueve en un escenario de miseria, violencia, corrupción policial y tugurios de mala muerte, donde asoma tan solo muy excepcionalmente cierto destello poético. Estos lugares corresponden a un espacio geográfico amplio pero muy definido y como fuera del tiempo como son los países de América central y del sur, en concreto la Ciudad de México; la futura “interzona” donde se refugian expatriados, vagabundos, buscavidas, una galería de sujetos que van y vienen, apenas definidos en unos trazos poco precisos.
Lee es, pese a las apariencias, un individuo frágil y necesitado que busca con desesperación una relación humana sólida y que se encuentra tremendamente solo. Allerton, su objeto de deseo no correspondido, es un joven hermoso pero indiferente y con algo de inescrutable; alguien voluble, que muestra cierto interés, pero a quien nada ni nadie parece importarle. Lee es un paria y vive su homosexualidad sin coartadas, sin culpa, aunque con una clara conciencia de ser un monstruo infame. Su experiencia de un amor desgraciado y sin futuro, su afán de alcanzar lo imposible, resulta sin embargo tremendamente universal, habla desde un lodo primigenio, un fondo común a todos nosotros, sean cuales sean nuestras preferencias, y aquí está el principal acierto de la novela.
Lee parece estar dispuesto a degradarse aún más si cabe, mendigar las atenciones de ese ser amado y conformarse con las sobras. La presencia del alcohol es considerable, y en cambio, es escasa la de la droga y sus efectos; ni siquiera la defensa o el consuelo que ofrecen parecen servir aquí de nada. El viaje en busca de la ayahuasca es un disparatado adentrarse en el corazón de la jungla que se saldará con un nuevo fracaso; en él, asoma la paranoia de Burroughs relacionada con la telepatía, la alteración de la conciencia y el control gubernamental de las mentes.
Mirada en absoluto paradisíaca de ciudades como Quito, Guayaquil o Panamá, que aparecen más bien como peligrosas, o bien grises, frías y deprimentes conforme al estado de ánimo de quien no es sino un fugitivo, en constante huida y sin nada que denominar como suyo propio. Actitud la suya cercana a la del farsante o el bufón, dueño de unos monólogos que, a modo de digresiones, se aproximan al dislate y al sinsentido, sin dejar de ocultar una carga muy crítica; a destacar sobre todo el del ajedrez, donde cuenta el verdadero sentido de este juego tan racional, la célebre viñeta “gore” del accidente automovilístico o los sueños en los que se manifiesta su interior torturado.
Novela con un estilo directo y cortante, que transmite muy bien la soledad y el sufrimiento de su protagonista. Si bien es (casi) una autobiografía de su autor, éste se permite introducir pasajes alucinatorios, oníricos y/o escatológicos que tanto caracterizan su obra.
Relato breve y sórdido, tan analizado (amor y odio) que resulta difícil de etiquetar. Argumentalmente nos topamos con los vaivenes sudamericanos de un homosexual maduro adicto a las drogas y al alcohol. No es demasiado explícita ni tan irreverente como se sugiere. El final es frío y la trama desordenada. Merece la pena la introducción que hace Oliver Harris a la ultima edición. Con ella nos acercamos al perfil del autor y al contexto en el que la escribió. Y con ella la valoración gana enteros. Conclusión: algo decepcionante pero necesaria.
Libro infravalorado pero altamente interesante, el cual en su segunda lectura gana adeptos. Al ser una novela corta, se la recomiendo a todo el mundo sabiendo que no perderán el tiempo al hacerlo. Personalmente, mejor que "Yonqui".