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La pintura encarnada

Georges Didi-Huberman
La pintura encarnada

Resumen y sinopsis de La pintura encarnada de Georges Didi-Huberman

Estos "pensamientos sueltos" sobre la pintura tienen un hilo conductor: una lectura de la Obra maestra deconocida de Balzac, relato que funciona como un mito y admite una multiplicidad de acercamientos. Mito sobre el origen, los medios y el carácter extremo de la pintura. De todo esto es de lo que se trata en esta obra.

Partiendo de la "exigencia de la carne" que recorre todo el drama del pintor Frenhofer, se esboza una especie de historia: la del problema estético del encarnado en pintura, desde Cennini hasta Diderot, Hegel, o Merleau-Ponty. Ahora bien, este problema pone en juego el estatus mismo de la relación que mantiene la pintura figurativa -un plano, unos colores- con su objeto -una piel, unos humores-. Esta relación se analiza como una "alienación", una pérdida respecto a la cual las nociones de objeto y sujeto en pintura no conseguirán estabilizarse nunca.

Si el objeto de la pintura -la piel- se pierde irremediablemente en el plano, ¿qué es lo que queda? Queda un destello, que el relato de Balzac pone en escena de una manera precisa y turbadora. Este destello es doble: es detalle, hieratización: la punta de un pie de mujer, "vivo", aunque marmorizado. Y es lienzo (según la palabra proustiana), es decir la violencia propia y casi táctil de un momento de puro color. Violencia que lleva al pintor a exclamar "¡Nada, nada!" mientras contempla su cuadro. Violencia que arrastra al pintor a su suicidio. Distinguir conceptualmente el detalle y el lienzo depende aquí de un proyecto y de un cuestionamiento: ¿cómo hablar de la pintura hoy día, entre la teoría semiótica, el psicoanálisis, y la exigencia de una fenomenología?