Resumen y sinopsis de El señor y lo demás son cuentos de Leopoldo Alas Clarín
El Señor y lo demás, son cuentos es la primera colección de cuentos de Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901). El primer relato, "El Señor", cuyo título aparece, por voluntad del autor, destacado de los demás, es en realidad una novela corta intensamente lírica y representa el ideal de un amor puro sublimado desde la atracción de la carne. Junto a él aparecen otros cuentos inolvidables: "¡Adiós, "Cordera"", "Cambio de luz", "Un viejo verde" y la leyenda "La rosa de oro". Se añaden otros satírico-humorísticos y el conjunto compone un retablo de ejemplos del vivir, iluminados por la fe y el amor o por la preocupación social. Considerado como uno de los primeros especialistas en Clarín, Gonzalo Sobejano, de la Columbia University de Nueva York, ofrece en esta edición las claves decisivas para conseguir una lectura enriquecedora de la obra. El volumen se completa con un Apéndice documental y didáctico, preparado por Rafael Rodríguez Madrín, catedrático de la Universidad de Valladolid, que profundiza en el análisis práctico de los relatos.
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Una muestra del buen hacer literario en el género breve de un autor más conocido por su eminente y voluminosa Regenta, que muestra su preocupación por temas sociales y hace gala de una fe personal que hoy nos puede parecer anticuada, pero que revela a un intelectual fiel a sí mismo, comprometido con unos firmes principios y sin venderse a nadie. “El señor” es una gran historia agridulce, impregnada de una religiosidad sufriente y contradictoria, que desemboca tanto en una tragedia, en el plano humano, como en un triunfo espiritual. “¡Adiós, Cordera!” supone una crítica de los males del mundo moderno y una reivindicación de las gentes humildes y desfavorecidas, mostrando una enorme ternura, así como la humanización de un animal (y la deshumanización de una supuesta civilización). “Cambio de luz” revela (y nunca mejor dicho) la metamorfosis espiritual de un sabio cuya trágica discapacidad le permite, sin embargo, acceder a una realidad superior, superando el mero materialismo para descubrir lo que realmente otorga sentido a la vida y a la ciencia.
Estos tres primeros cuentos me han parecido lo mejor de la colección, pero todavía queda más. “Rivales” es una crítica con humor a la moda del realismo literario, en torno a un hombre que es derrotado por su propia ficción; muy lograda trama, con sus equívocos. “Protesto” arremete contra la avaricia y el utilitarismo de un individuo que sigue hasta el final su propia lógica implacable, con cierto anticlericalismo incluso. “El centauro” y “La yernocracia”, más próximos al artículo o a la disertación, sobre las fantasías frívolas de una dama y el problema del caciquismo respectivamente, son más un chiste de su época que otra cosa. Seguimos con “Un viejo verde”, la historia de un romance imposible y sin palabras (no por ello exento de emoción, al contrario), donde la dama halla la verdad de su amor demasiado tarde. “Cuento futuro”, como visión de un porvenir apocalíptico, constituye una sátira social (algo acartonada) en torno al individualismo y el pensamiento único de una humanidad echada a perder y que vuelve a sus orígenes, pero nada volverá a ser como era.
Con “Un jornalero” Clarín rinde homenaje a la figura del intelectual (él mismo) como trabajador infatigable, cuyo afán de conocimiento (que nunca termina) le hace estar (para bien o para mal) por encima de causas políticas. “Benedictino”, o la traición de una amistad, un mito bíblico (Caín y Abel) revisitado, con una botella de licor que simboliza los buenos deseos frustrados. Finalmente, “La ronca” es otro relato imposible y romántico, donde el amor auténtico es incompatible (de nuevo el sacrificio personal) con la labor de implacable crítico del protagonista. Y “La rosa de oro”, una leyenda piadosa que contrapone castidad y corrupción, dándoles la vuelta, o cómo puede una doncella faltar a la letra de lo primero, pero no al espíritu.