Resumen y sinopsis de Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.
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De una sensibilidad fantástica. Sepúlveda hace de una historia sin tanto brillo una cosa que encandila. Una novela corta que dan ganas de que sea más larga.
Maravillosa, entretenida y breve novela de lenguaje sencillo que nos adentra en el duro mundo de las selvas de América Ecuatorial. Una lectura como ya he mencionado muy agradable donde se aprende un poco más de cómo era la vida, o tal vez, aún sigue siendo así, de aquellos lejanos y salvajes parajes.
Un claro canto a la conservación de la Amazona y sus habitantes, con sus formas de vida y el respeto a la naturaleza. Todo ello combinado con una prosa ágil y sin esperas, que nos narra la persecución de una criatura y la vida de su perseguidor.
Amena y didáctica lectura sobre la vida en la selva amazónica. Muy bien escrita y recomendable.
Precioso libro, un tanto naif, sencillo, directo y puro. Breve obra que dibuja en pequeños trazos lo bueno y lo malo que de sí da el ser humano. Describe con absoluta naturalidad, del que lo ha vivido y le es habitual, una pequeña historia de un minúsculo pedazo de la Amazonía.
Refrescante lectura aunque suene poco apropiado.
Lamento la pérdida de su autor en estos días.
Un pequeño gran libro este de “Un viejo que leía novelas de amor”. Hay autores que para describir un momento o un lugar, dan vueltas y vueltas a la trama, y el momento y el lugar quedan finalmente desfigurados, perdidos entre cientos de palabras. Este no es el caso. Sepúlveda tuvo la capacidad, el don, de conjugar en ciento treinta y poco de páginas, toda la belleza, así como la cruda realidad, de la vida a orillas de la Selva Amazónica. Resulta lujuriosamente agradable el color con el que describe la vida en todos sus sentidos, a veces con colores desgarradores, otras con los colores de la pasión y esperanza. Excelente cuento de este autor que acabo de conocer, que por momentos me retrotrae a las lecturas del gran José Mauro de Vasconcelos y su “Kuryala: Capitán y Caraja”, o la dura “Arara Vermelha” y el terrible mundo de los Garimpeiros.
Agradable y sorprendente, un viejo que leía novelas de amor, es un relato que no deja indiferente a ningún lector. Su corta duración (apenas 137 páginas), hace que su lectura sea rápida y accesible a todo el mundo, mientras que la historia, ayuda a concienciar sobre la importancia de proteger nuestro planeta y el entorno local en el que vivimos.
Ya conocía a Luis Sepúlveda de un cuento anterior que había leído. Como en esa ocasión, la extensión de la novela, también me impiden hacer un análisis de la forma en la que fue escrita. Sin embargo, y con la poca información de la que dispongo, Sepúlveda me parece un buen escritor, con una prosa lírica y unas descripciones tan portentosas, que te parece estar en la selva amazónica mientras lo lees.
Como principales fallos que le veo, están el lenguaje, difícil de entender para un alguien que no esté acostumbrado a ese dialecto y, las divagaciones que, a veces, sigue el autor consiguiendo que el relato sea repetitivo y un tanto pesado.
Un viejo que leía novelas de amor, nos cuenta dos historias de amor paralelas. La primera, es el clásico amor entre seres humanos (un hombre y una mujer, en este caso), representado en las novelas de amor que lee el viejo o, en las efímeras vivencias del matrimonio del personaje principal. La segunda historia de amor, que ocupa gran parte de la novela, es más compleja y, se refiere al amor entre hombre y naturaleza. Algo, para lo que el autor utiliza a Antonio José Bolívar Proaño, un personaje que ha aprendido a convivir y a respetar la selva amazónica y a todas las criaturas que viven en ellas. Cuando se produce una perturbación en el equilibrio entre el hombre y la selva, la naturaleza responde con consecuencias nefastas para el ser humano. Y el protagonista, se ve obligado a cometer un acto que le repugna, pero que es necesario para asegurar su supervivencia.
En suma, Un viejo que leía historias de amor, es un libro que nos muestra el valor de la protección del planeta en el que vivimos y que nos insta a no cometer barbaries contra el mundo natural, recordándonos en el proceso que los humanos pueden elegir el amor, en vez de la destrucción.
Cualquier lector se sentirá identificado con Antonio José Bolívar y su manera de enfrentar su imaginación a las lecturas de sitios y cosas desconocidos, y del amor de ese que duele, es muy bonito el concepto general del libro, recomendable.
Creo que voy en contra de la corriente. A la mayoría le encantó el libro, a mí no. Es una historia interesante, y mal que bien se aprenden cosas muy interesantes de la Amazonia y la vida en la selva. Sin embargo, a mi modo de ver, el estilo del autor es pésimo, muy forzado, demasiado. Se nota que se esfuerza y se esfuerza en volver poesía los eventos del libro usando muchas veces palabras y frases que en vez de armonizar el evento que sucede con la conciencia y/o la inconsciencia del lector, logran el efecto contrario; se vuelve por decirlo así "una exageración" de tal evento. Además, hay puntos aparte donde no debería haberlos (de hecho, hay muchos) y puntos seguidos donde debería haber puntos apartes; esto a mi modo de ver corta mucho la lectura. Un buen libro debe ser como una buena canción, cuya melodía debe estar regida en gran parte por la puntuación. Pero bueno, al final de cuentas puede que eso sea es un problema superficial, una opinión personal. Puede que sea un buen libro para la escuela, pero dista mucho de ser buena literatura. Además, un titulo más mal puesto no he visto nunca.
Corto pero intenso relato, con la vida en el Amazonas de fondo, y que no dejará indiferente al lector.