Resumen y sinopsis de Menos que cero de Bret Easton Ellis
Menos que cero cuenta la historia de un joven estudiante que regresa a su casa de Los Angeles para pasar las vacaciones y eencuentra a su grupo de amigos, punkis dorados, hijos de magnates de Hollywood. FIestas interminables, clubs de rock, rayas de coca y hamburguesas... y el submundo de la pornografía, las snuff movies y la prostitución masculina. Ellis registra la vertiginosa espiral por la que se desliza este grupo de adolescentes que experimentan con el sexo, las drogas y la desolación. Este es un claro anticipo de lo que luego Ellis nos presentaría en una de sus obras más conocidas, American Psycho.
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En su día sería una gran sorpresa, hoy no es gran cosa. La vida desenfrenada de los pijos de Los Ángeles. En algunos puntos es exagerada, con las snuff movies.
El argumento de la novela se resume en: un chaval de dieciocho años y perteneciente a la "jet set" angelina vuelve a casa por Navidad, allí coincidirá con su grupo de amigos, todos los cuales viven (al igual que el protagonista) en un ritmo circadiano gobernado por sustancias.
Tiene ciertos pasajes interesantes pero el conjunto se queda en un quiero y no puedo que no ha llevado muy bien el paso del tiempo. Al final se esboza un intento de cohesión en un final "dramático" que sin embargo no llega a desarrollarse lo suficiente como para dejar huella.
Releo el debut literario de quien fuera un niño terrible de la narrativa moderna, uno de esos autores jóvenes, provocadores, que lo tienen todo para generar un fenómeno de culto; frescura, precocidad, voluntad de transgresión... y especialmente, la capacidad para dar voz a una época, a la angustia de toda una generación. Me dejó un tanto indiferente la primera vez, como de no cumplir del todo unas expectativas de novela cruda, sórdida y con escenas fuertes, que en el fondo son lo de menos. No es una lectura sencilla ni complaciente, pues el argumento brilla por su ausencia y el protagonista (Clay) invita a cualquier cosa menos a la empatía del lector... precisamente porque la empatía es lo que le falta, y de eso va el asunto. La novela no hace sino describir una espiral de degeneración humana. Y tira de morbo, de efectismo, porque no oculta nada, porque Ellis hunde el dedo en la llaga con tal de mostrar el peor rostro de esa sociedad glamurosa, adinerada y perfecta, de lujos y de fiestas, de niños ricos cuyos padres son gente famosa, profesionales del cine. Jóvenes cuyas vidas no van a ninguna parte, sin proyecto vital más allá de la satisfacción de los impulsos más inmediatos, incluyendo los más oscuros. No hay verdaderas relaciones interpersonales, ni familiares, ni amor, ni amistad. No hay contacto con la realidad tras la bruma de las drogas, duras y blandas, frágiles sustitutos de algo que llene ese vacío. Postmodernidad; no hay valores más allá del puro materialismo; burguesía decadente y espíritu punk van de la mano. Grupos musicales, películas, marcas comerciales, locales de moda, restaurantes; diversiones volátiles, aburrimiento. Los Ángeles, con una América telúrica y desértica a la vuelta de la esquina... un escenario como de ciencia-ficción, tan irreal como la propia ficción dorada que es Hollywood, en plenos años ochenta, máxima expresión del sueño capitalista que deviene en pesadilla, que ¿estalla? al final de la breve peripecia de Clay. Además, una novela escrita en una primera persona glaciar, clínica, con esa ingenuidad, esa pasividad y extrañamiento del personaje, a través de cuya voz (incluyendo flashbacks en cursiva) descubrimos sus propias circunstancias, lo turbio que ocurre alrededor suyo, así como un vago malestar y paranoia creciente (y vaya, esa es toda su toma de conciencia...). Que hay una época y un ambiente reflejados, cierto es, pero todo esto podría trasladarse a la actualidad sin mayor problema; Ellis no hace sino testimoniar una realidad conocida... si le añade más o menos wasabi de la cuenta, ya es otro cantar. Que lo haga libremente, sin moralizar, sí que es meritorio. Gente como Larry Clark y José Ángel Mañas me da que no existirían sin Menos que cero.
Me ha resultado un tanto aburrida y carente de interés, y me ha costado bastante concluir su lectura. No he conectado con la obra para nada.
Novela cruda y brutal que describe la degeneración de la juventud pija y ociosa de los ochenta.
Pasable. Es corto y a los personajes se les va bastante la olla. Para flipar un rato.
Buen libro, entretenido, visto en retrospectiva debió ser impactante en los ochentas que alguien con 20 años escribiera y desnudara la sociedad gringa de esa forma
Es una novela totalmente adictiva. Tiene un estilo muy directo y es totalmente desoladora a la vez que brutal. De este autor no se puede esperar una cálida mirada de América, él prefiere mostrar "toda la mierda" de las "zonas top" de Los Angeles.