Resumen y sinopsis de La virgen gitana de Santa Montefiore
Poco antes de morir, la madre de Mischa dona al Museo Metropolitano de Nueva York La Virgen gitana, un cuadro original del afamado pintor renacentista Tiziano, que ella había ocultado todos esos años sin que su hijo lo supiera. Poco a poco, Mischa descubre que esa misteriosa e hipnótica pintura está muy relacionada con su propia vida, en especial con los difíciles años de su infancia durante la posguerra europea. La súbita reaparición de un antiguo compañero sentimental de su madre, que había desaparecido de la faz de la tierra treinta años antes, planteará nuevas preguntas e inquietudes.
En sus esfuerzos por desvelar el misterio de esa obra de arte escondida en secreto durante tanto tiempo, Mischa descubrirá amores, resentimientos y sensaciones que creía olvidados pero que lo habían marcado desde su más tierna infancia. Siguiendo el hilo de La Virgen Gitana, viaja por distintos países hasta que, en el final de su búsqueda, regresa al pequeño pueblo francés de su infancia donde unas cartas y postales olvidadas tal vez escondan las verdaderas claves de su existencia. Este largo camino le dará la posibilidad de encontrarse a sí mismo, cerrar viejas heridas y transitar esta nueva etapa junto a su antiguo amor.
En sentido general el libro me gustó. Me pareció una linda novela, de fácil lectura, de esas que te proporcionan gratos momentos. Su argumento es bastante interesante y bien hilvanado, está perfectamente ambientada y sus personajes lucen muy bien estructurados. Combina con encanto varios ingredientes: romance, nostalgia, determinación, todo ello aderezado con pequeños toques de intriga y de suspenso, que hacen muy agradable su lectura.
Sin embargo, me permito hacer algunas observaciones:
Hay libros en los que las escenas de sexo se hacen necesarias, porque lo exige el desarrollo de la trama, porque se desea destacar ese aspecto de los personajes o, simplemente, porque se trata de una novela del género erótico; pero en este relato lucen fuera de lugar, postizas e innecesarias, todas ellas descritas con vulgaridad y ajenas totalmente al estilo delicado y romántico de la autora, como si fuesen paréntesis escritos por otra persona.
El título no me pareció el más apropiado, pues aunque el cuadro en cuestión es un punto clave en la historia, éste no aparece, ni siquiera se menciona, hasta bien avanzada la novela; además, resulta poco atractivo y jamás hubiera llamado mi atención de no ser porque, después de leer "La caja de la mariposa", sentía deseos de reencontrarme con esta escritora.
A pesar de estos comentarios adversos, sigo pensando que es una linda novela, la leí con interés y puedo decir que me gustó.