Resumen y sinopsis de El príncipe rebelde de Manuel Fernández Álvarez
Una novela histórica basada en un hecho real que escandalizó a la Europa de su tiempo y que todavía parece sin resolver: la rebelión del príncipe don Carlos contra el rey Felipe II, su padre, con su prisión y muerte; uno de los sucesos más oscuros de toda la historia de España.
Una mañana de abril, dominguera por más señas, estaba yo tan ricamente adormilado en mi habitación de la Residencia de Estudiantes, en una duermevela deliciosa en la que pasaban por mi imaginación los divertidos lances de sus antiguos residentes de los años veinte —Buñuel como Dalí, Lorca como Alberti—, cuando irrumpió de improviso mi buen amigo Julián.
—Vamos, levántate ya, que no hay tiempo que perder —me espetó de buenas a primeras.
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Aunque es una historia interesante, en mi opinión trata los hechos de manera superficial. Tampoco he llegado a entender el papel del personaje que materializa la historia. Aunque el final es acelerado, estaba deseando terminar con su lectura.
Esta tragedia es muy interesante y embriagadora. Son los sueños del Cronista y su amigo Julián en torno a la época y de la figura del Príncipe Carlos que nació en 1545 como hijo de Felipe II, y María Manuela de Avis. A consecuencia del parto muere la Madre, dejando al pequeño con solo cuatro días. Estudió en Alcalá de Henares. Siempre se encontró muy solo por faltarle familiares directos. Tuvo afecto con Isabel Valois, tercera esposa de Felipe II. Una grave caída que sufrió a los 18 años de edad, lo dejó medio desahuciado. Los médicos llegaron a temer por su vida. Contra todo pronóstico, una arriesgada trepanación pudo salvar la vida del Príncipe Carlos; no obstante, pronto se temieron los daños cerebrales. Y dice el Príncipe maté a mi madre cuando nací, ya solo me queda levantarme contra mi padre. En Madrid de1567, Don Juan de Austria le comunica a Felipe II lo que se oye y entiende como un intento de rebelión del Príncipe contra el Rey. Pronto un mensajero es interceptado, con una carta de Don Carlos a Flandes, dónde piensa levantarse, con los menos fieles a su Padre. Y ante la claridad de su rebeldía, el Rey, encierra con clavos las puertas de sus aposentos, y lo deja incomunicado. Se niega a comer, quedando demacrado y desmejorado. Sufre inanición voluntaria, y diarreas que sus médicos no saben atajar. Pronto le llegará la muerte, aunque él no quiere morir. Le hubiera gustado llenarse de Gloria como su abuelo el Emperador Carlos V.