Resumen y sinopsis de Industrias y andanzas de Alfanhuí de Rafael Sánchez Ferlosio
Alfanhuí era amigo de los lagartos y del gallo de una veleta que le enseñó mucho sobre los colores. Estudió con un taxidermista cuya criada se puso verde y se murió. Alfanhuí vive las aventuras como espectador que las adapta a una cotidianeidad fantástica en la que nada es estridente.
Entre una y otra andanza va creciendo el protagonista, cual Lazarillo moderno, entre los viejos pueblos y la polvorientas rutas que pinta magistralmente Sánchez Ferlosio.
Alfanhuí no hubiera sabido decir si en sus ojos había una tenebrosa soledad y en sus oídos un insondable silencio, porque aquella música y aquellos colores venían de la otra parte, de donde no viene nunca el conocimiento de las cosas; traspuesto el primer día, por detrás del último muro de la memoria, donde nace la otra memoria: la inmensa memoria de las cosas desconocidas.
Bastante insípida obra en la cual, la mayor parte del tiempo, es un deambular de un niño por los campos describiendo los colores hasta el mínimo detalle. Es un libro donde prima más lo bello estéticamente que el interés por lo que realmente se cuenta. Y eso que empieza bien, con originales imágenes de un gallo de una veleta que cobra vida o un árbol que transforma sus colores, pero no pasa de ahí. Se le ha llamado "libro de realismo mágico temprano", pero después de leerlo es más bien como un poema en prosa. No le acabé por pillar el punto.
Una joya de orfebrería.
A mí me pareció una novela onírica, hermosa y llena de lirismo.
Recomendable para mayores y también pequeños.
Con este libro y "El Jarama", Sánchez Ferlosio ha hecho méritos más que suficientes para estar entre los grandes de nuestra literatura.
Es muy destacable también el relato corto "Dientes, pólvora y febrero".
Bueno pero con excesiva fama. El primer capítulo lo mejor.
El libro vale por representar acaso la única oportunidad que se da Sánchez Ferlosio para dejar que emerja su niño interior. La libertad con que narra las industrias y las andanzas, genera nostalgia porque es en cierta forma una despedida de la niñez, apenas recuperada.
Un libro distinto a todos los que hasta ahora he leído. Se trata de las andanzas de un niño. Sus aventuras, sentimientos, sufrimientos etc. La prosa que utiliza Rafael Sanchez Ferlosio es clara, concisa, escrupulosa. Nos abre un mundo en forma de cuentos en pequeños capítulos (nunca mas de tres páginas) en los que el autor derrocha una creatividad y una imaginación impresionantes.
A modo de un "Quijote infantil" desgrana con maestría un mundo de colores, de olores y de sensaciones únicas. Con este libro me ha pasado como con "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, que una vez leído me ha dejado un poso, un regusto placentero que no se puede explicar, que toca el terreno de los sentimientos y que invita a releerlo en otra ocasión.