Resumen y sinopsis de La naranja mecánica de Anthony Burgess
La naranja mecánica cuenta la historia del nadsat-adolescente Alex y sus tres drugos-amigos en un mundo de crueldad y destrucción. Alex tiene los principales atributos humanos: amor a la agresión, amor al lenguaje, amor a la belleza. Pero es joven y no ha entendido aún la verdadera importancia de la libertad, la que disfruta de un modo violento. En cierto sentido vive en el edén, y sólo cuando cae (como en verdad le ocurre, desde una ventana) parece capaz de llegar a transformarse en un verdadero ser humano.Ha participado en esta ficha: persac
Una novela muy original. Al inicio se hace difícil la lectura por el nadsat, lo que obliga constantemente a consultar el diccionario al final del libro siendo bastante molesto, pero después que aprendes el significado de las palabras fluye fácil la lectura. A pesar que el protagonista es un verdadero villano que raya en lo sociópata se logra una empatía entre este y el lector.
A Clockwork Orange, del escritor británico Anthony Burgess, es una novela distópica que explora la violencia, la libertad moral y el lenguaje en un futuro caótico. La historia gira en torno a Alex, un adolescente que, junto a su banda de "droogs", se dedica a cometer actos de ultraviolencia y vandalismo en las calles de una Inglaterra futurista.
Lo que más me gustó del libro:
La originalidad de la propuesta, que mezcla elementos de sátira, ciencia ficción y crítica social.
La creatividad lingüística de Burgess, que inventa un argot propio para los "droogs", lleno de jerga y violencia verbal.
La profundidad de los temas que se abordan, como la naturaleza del bien y el mal, la responsabilidad individual y el papel del Estado en la represión de la violencia.
La provocadora visión del mundo que presenta Burgess, que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias ideas sobre la moral y la justicia.
Lo que menos me gustó del libro:
La violencia explícita que se describe en algunas escenas, que puede resultar perturbadora para algunos lectores.
La falta de empatía hacia algunos de los personajes, especialmente Alex, que pueden hacer que la historia sea difícil de leer para algunos lectores.
La ambigüedad del final, que puede dejar al lector con una sensación de insatisfacción.
En general, A Clockwork Orange es una obra maestra de la literatura que te hará pensar y te incomodará. Es una lectura imprescindible para aquellos que buscan una experiencia literaria desafiante y original.
Coincido plenamente con algún comentario que probablemente si no fuera por la sobrecogedora cinta de Kubrick quizás no estaríamos hablando de ella.
Dicho esto y, salvando las dificultades iniciales del dominio del Nadsat, ha sido por ahora la distopía que más me ha gustado.
Este tipo de literatura provocativa y tan absolutamente peculiar no suele gustarme, intento probarme a mí mismo, con el fin de vencer a mi firme convicción de que el exceso en el afán de llamar la atención esconde las verdaderas carencias del escritor y acabo siempre aburriéndome en su locura.
Hasta hoy.
Con muchos prejuicios se me hizo imposible durante la lectura no comparar a Alex con el insoportable Holden Caulfield (El guardián entre el centeno) y sus tediosas muletillas, pero avanzado el libro y metido de lleno en la historia las similitudes acabaron en el fondo del retrete, junto a mis convicciones y prejuicios.
A diferencia de Salinger, Burgess sí crea una novela proporcionada. A pesar del nadsat o precisamente por él, el protagonista cobra un equilibrio excelente, y la excentricidad del autor acompaña perfectamente al resultado final de la obra.
No es un libro cómodo de leer, pero una vez superada la barrera del idioma inventado, este se acopla con armonía a la melodía del texto.
Bendita jerga, ¡oh hermanos míos!
¿Y ahora qué pasa, eh? Pues que en cuanto a la trama y el mensaje, encontramos a un adolescente que tiene como hábitat natural el consumo de drogas y la realización de actos con violencia extrema.
Burgess presenta bien la dicotomía entre el bien y el mal, la redención voluntaria o artificial y si esta no hará perder la esencia de cada ser, pero a mi juicio olvida algo muy importante, en especial, desde el punto de vista de la justicia. A la víctima, incluso a la pasiva.
Si yo fuera el padre de las niñas de 10 años de las que se abusa sexualmente la rehabilitación del causante me parecería una burla, si es que siguiera con vida...
¿Y qué es justo?
Una novela en la que debo desdecirme, pues al final el esfuerzo tuvo grata recompensa tanto por la reflexión y el mensaje como por lo mucho que aporta la jerga a la sonoridad del libro.
Consejo, leer hasta el capítulo 6 de la tercera parte, como si fuera el final, dejar pasar dos tres días y leer el séptimo, el famoso 21, y tendréis dos novelas distintas.
No sé ni cómo empezar a hablar de este libro. Y es que La naranja mecánica es una rareza, uno de esos libros tan extraños y carentes de significado que lo hacen único e irrepetible. Y no es que eso sea algo bueno. En este sentido, la novela es un horror, aburrida y absurda que se hace muy difícil de leer.
Solo conocía de oídas a Anthony Burgess y por ser el autor de este bodrio. No me extraña que él mismo diga en el prólogo que está muy cabreado por ser famoso únicamente por esta historia teniendo, según sus propias palabras, obras mucho mejores. Pero hay que reconocerle el mérito por crear una novela que te deja perpleja durante toda su duración. En cuanto a su calidad literaria, Burgess me parece un escritor aceptable con un estilo de escritura enrevesado aunque bien estructurado. Todo ello lo consigue gracias a una prosa lenta y poco desarrollada, un lenguaje indescifrable (pese al glosario final) y unas descripciones que brillan por su ausencia, salvo para entorpecer la lectura.
Los personajes son capítulo aparte en esta desquiciada novela. En esta ocasión, están tan pésimamente construidos que no hay por dónde meterles mano. Y eso incluye al más espantoso de todos, el protagonista, Alex, al que te gustaría apalear con tus propias manos.
Gracias a la horrible adaptación cinematográfica que le debemos a Kubrick, la historia de la que trata La naranja mecánica es más o menos conocida. En esencia, la novela sigue a Alex, un joven de unos 15 años que tiene una pandilla de drugos (o sea, amigos) con los que sale todos las noches a atacar, robar y maltratar a cualquiera que se encuentre por su camino, por lo visto algo “normal” entre adolescente. Este comportamiento violento alcanza su cúspide, cuando Alex mata a una señora y acaba en prisión. Es ahí cuando es elegido para formar parte de un experimento que trata de controlar la conducta violenta a través del condicionamiento con drogas, imágenes y música. Pero cuando sale de la cárcel, supuestamente curado, las cosas no resultan como Alex quiere y la vida le va dando torta tras torta, haciéndole pagar por todo lo que ha hecho. Pero, en el desenlace (que por cierto no sale en la película, ya que en América el libro se publicó sin su capítulo final) Alex parece no haber aprendido nada de la experiencia y, el intento de redención y vuelta al redil es más que tonto y confuso. Así que cuando lo acabas el libro te decepciona por toda la violencia innecesaria, los personajes planos y el lenguaje coloquial inventado que ya, en si mismo, supone un reto al leerte el libro.
En definitiva, La naranja mecánica es uno de esos libro experimentales que de tan raro y bizarro (en el sentido anglosajón de la palabra) no consigue ni siquiera entretener a un escéptico lector, que solo intenta descifrar el motivo de toda la trama, si es que tiene realmente alguno. Mi consejo es que huyáis de un libro que no aporta nada, más allá del enfado que sientes al ver cómo te están tomando el pelo con una trama y unos personajes liosos y soporíferos. Y es que es más probable que me encuentre con una naranja mecánica, a que vuelva siquiera a abrir este libro alguna vez más…
Parece muy difícil de leer por la gran cantidad de palabras en argot, a pesar del vocabulario que viene al final de la novela, pero lo importante es coger el sentido de las ideas, no hace falta una lectura literal para apreciar dicho sentido. Sin embargo, creo que no está muy clara la postura del autor en relación a la violencia, al libre albedrío y a las técnicas de manipulación de la mente, ya que el protagonista va de un extremo a otro. Supongo que el autor deja abierta la posibilidad de que cada uno escoja su posición con respecto a estos temas.
No he visto la película pero el libro, me encantó.
Me gustó mucho, aunque es de difícil lectura, no por el nadsat, sino por lo que relata el libro... En un momento por este motivo casi lo dejo, pero decidí seguirlo, y la verdad que valió la pena.
Hay que leer el prologo de Anthony Burgess, donde se explica como le sacaron el capítulo 21 al libro, en la edición norteamericana, y en la película de Kubrick.
Lo que plantea el libro trata sobre el tema de la libre elección moral de cada ser humano, del libre albedrío. Si una persona que no puede decidir, puede tener una elección moral..
Es un libro con muchas interpretaciones, y te deja pensando, al principio el lenguaje nadsat me pareció un poco molesto, pero luego me di cuenta que era absolutamente necesario.
Un gran libro de la mano de Alex, historia aún mas completa que su película pero con un adicional que te deja más que satisfecho.
La primera vez que lo leí lo hice por haber visto la película de Kubrik. Hoy en día no me parece un libro que en particular sea una maravilla.