Resumen y sinopsis de Hijo de Satanás de Charles Bukowski
Charles Bukowski, la más impactante prosa de alcantarilla: la indecente energía de la furia, el malhablado lenguaje de los bares y una exuberante impertinencia constituyen su voz experta en interrumpir la algarabía de «un mundo lleno de canciones de amor espantosas».
Entre borrachos y suicidas, Bukowski ha conseguido que los miserables tengan su poeta y que la ironía sea capaz de derrotar a la peor de las tragedias. ¿No podría, entonces, llevarnos hasta el infierno y traernos sanos y salvos? Sanos, sí; a salvo, no. Y es que en este viaje, pleno en humor cruel y furia etílica, Bukowski despliega sus mejores artes de narrador despiadado para ofrecer una veintena de historias sarcásticas, explosivas y absolutamente inolvidables. Nadie sale ileso: ni el boxeador al que entre round y round le recomiendan tirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una «acción» que lo arruina, ni el joven aburrido que lleva una prostituta a su casa, ni el actor que trata de escapar de la tiranía de la fama... Ni mucho menos, desde luego, el lector.
Hijo de Satanás, «un triste, cómico y potente libro como jamás escribió este importante autor», según la revista View, implica un paseo electrizante por el paisaje de la decadencia. A través de ese camino, Charles Bukowski ofrece la llave para abrir las secretas puertas del infierno. El callejón está abierto, y las emociones, aseguradas.
Hijo de satanás es un libro de relatos de diversa índole pero con el mismo tipo de protagonistas en común, fracasados, borrachos, mujeriegos, etc, entretenido con la fuerza narrativa que el autor manifiesta en todos sus escritos.
Buen compendio, aunque algunos relatos son un poco pesado...
Otro gran libro de Bukowski. El primer relato, que le da nombre al libro, es simplemente maravilloso, uno de los mejores que he leído. Ese relato de niños que juegan a ser verdugos pero que al mismo tiempo son esclavos de la violencia que se vive en su propia casa.
Un libro de relatos cortos unidos por la voz de los excluidos y la necesidad de reclamar un amor verdadero (no se trata de ese amor que se vende unido a estereotipos de baja manufactura). Allí se encuentra el vagabundo, los bajos deseos proscritos socialmente, la mujer que no asiste a misa y toda bienaventuranza que nos aleja de ideas inverosímiles como la ética kantiana.
Hay que olvidarse un poco de los hábitos y esperar un poco por un superhombre que cojea al comer un plato de comida. Bone appétit!!
El viejo Buk metiendo el dedo en las empalagozas canciones de amor que nos quieren vender permanentemente. Es la voz del perdedor, la voz del que no tiene nada, pero también la del que no encuentra la riqueza donde los demás si la ven.