Resumen y sinopsis de La casa Tellier y otros cuentos eróticos de Guy de Maupassant
Los veintiún relatos de LA CASA TELLIER Y OTROS CUENTOS ERÓTICOS forman parte de la serie de seis volúmenes dedicada a presentar selecciones temáticas –preparadas, prologadas y traducidas por Esther Benítez– de los cuentos de GUY DE MAUPASSANT (1850-1893). La mayoría de las estampas giran en torno a una situación simple desarrollada en pocas páginas; también es frecuente el recurso literario, propio de la tradición oral, del narrador que relata una historia a un auditorio atento. A diferencia de las aventuras parisienses reunidas en «Un día de campo y otros cuentos galantes» (LB 812), el escenario de los lances es ahora el ambiente pueblerino o el mundo rural, marco por el que desfilan prostitutas en día de asueto, provincianas en busca de amores prohibidos y enamoradas de singular delicadeza moral. Otras recopilaciones de relatos de Guy de Maupassant en esta colección: «El Horla y otros cuentos fantásticos» (BT 8160), «La vendetta y otros cuentos de horror» (BT 8164), «Mademoiselle Fifi y otros cuentos de guerra» (L 5663), «Mi tío Jules y otros seres marginales» (L 5666)Alexandre
De viaje
El amigo Patience
El cuarto 11
El puerto
El soldadito
El sustituto
El testamento
Hautot padre e hijo
La casa Tellier
La dicha
La herrumbre
Las hermanas Rondoli
Los zuecos
Marroca
Mi mujer
Un ardid
Una aventura parisiense
Una pasión
La confesión
Han participado en esta ficha: brussell yiyolon
La espontaneidad es el punto fuerte de estos cuentos poco o nada “eróticos”, que simplemente giran en torno a temas como el amor, el placer y la seducción, con una nota picaresca, ambientados a menudo en el mundo rural y provinciano. Maupassant tiene su propia mirada hacia las cosas, a veces un poco irreverente, nunca obvia, es destacable su precisión a la hora de escribir y su uso del tan socorrido recurso del narrador desdoblado. “La casa Tellier”, en torno a las andanzas de un grupo de prostitutas durante un día de asueto, nos abre una puerta a una realidad degradada pero bullente de vida, con sus propias jerarquías; el viaje de estas mujeres supone una ruptura de la normalidad en la que incluso se dan la mano lo sagrado y lo profano, en un gran cuadro de ambientes y personajes, de emotividad y también de humor y sátira que iguala a unas gentes pertenecientes a distintas clases sociales.
Una buena parte de los relatos cuentan romances trágicos o que terminan en un hondo desengaño, como el de la protagonista de “Una aventura parisiense”, deslumbrada por las luces de la ciudad, el vicio y la gente de postín, pero esto es más una idea que algo real. El amor a veces puede ser una insensatez que echa por tierra reputaciones o una vida hecha, pero también la postura firme de una mujer incomprendida, capaz de darlo todo por aquello que ama, incluso no siendo correspondida, como ocurre en “Una pasión”. Precisamente en “El testamento” se habla de un amor libre y por encima de cualquier atadura convencional, como la de un matrimonio infeliz y por interés, reconociéndose los auténticos sentimientos y vínculos de parentesco por encima de las costumbres represoras. Y en “De viaje” nos hallamos de nuevo ante un amor idealizado desde la distancia entre unos desconocidos que se encuentran un tren, cada uno con sus circunstancias difíciles, abocado al fracaso por culpa de la presencia próxima de la muerte.
Los ambientes exóticos ocupan un rol destacado en “La dicha”, sobre dos amantes exiliados en los agrestes y aislados parajes de la isla de Córcega, lejos de la vida cómoda y del mundo civilizado, el precio a pagar por la felicidad de una existencia juntos. Orientalismo en estado puro lo encontramos en “Marroca”, donde la mujer árabe es percibida como una bomba sexual por el francesito de la época, puro instinto, una mujer fatal con la que es mejor andarse con cuidado.
“Las hermanas Rondoli” puede que sea una de las obras maestras de la selección y de la ficción breve del autor galo en general. Historia entre cómica y triste de encuentros y desencuentros entre extraños, con una descripción minuciosa y muy trabajada de unos ambientes que reflejan la importancia de los instantes fugaces que siempre recordamos, unas situaciones que no cesan de repetirse; seducimos y abandonamos, nos abandonan y somos seducidos, pero la vida continúa. Los últimos relatos ahondan en un dramatismo que llega a ser angustioso, como la terrible resolución de “El soldadito”, en el que la amistad entre dos seres puros y sencillos hasta el punto de la idiotez es puesta a prueba; contrasta aquí la crueldad de la situación con esa fragilidad o inocencia de carácter. “Hautot padre e hijo” y “El puerto” tienen mucho de folletín, pues la primera trata de los secretos que deja tras de sí de un padre muerto prematuramente, el descubrimiento esperanzador de unos nuevos lazos familiares… mientras que la segunda es una tragedia griega con mayúsculas, entre casualidades fatales y un ambiente portuario de mala vida… la insólita desgracia que se cierne sobre un marinero y una meretriz no tardará en ser confundida con una borrachera más. Por último, tenemos “Alexandre”, o el amor callado y silencioso, reprimido, del atento sirviente por su señora… una vez más, las vidas no vividas son echadas a perder por un único sentimiento que es lo que les da todo su significado.
En el otro extremo tenemos una importante cantidad de relatos cómicos, basados en equívocos y líos en los que se meten unos individuos ignorantes de las cuestiones más elementales, los típicos “tontos del pueblo” de quienes otros se ríen y se aprovechan, como ocurre en “El crimen del tío Bonifacio” o “Los zuecos”. En “La herrumbre” tenemos a un entusiasta de la caza con un grave problema, pues la escopeta que peor le funciona es la que no sirve precisamente para disparar a sus presas. Hace acto de presencia un humor muy negro y lo hace en forma de cadáveres inoportunos donde menos deberían estar, es decir, en el lecho del amante (“Un ardid”, o la fina línea que separa lo romántico de lo escabroso) … afortunadamente, siempre habrá alguien dispuesto a ayudar en calidad de cómplice a las damas descocadas, pero por muy bien que estas dispongan sus retorcidos planes para sus encuentros extramatrimoniales, siempre podrán darse las confusiones más locas (“El cuarto 11”).
Descubriremos lo que se oculta tras un matrimonio modélico en “Mi mujer”, y es que los mejores enlaces no se obtienen necesariamente de la virtud, sino que a veces actúan las carambolas del azar y las conductas menos encomiables… mientras que el ridículo del estamento militar y sus códigos de honor queda de manifiesto en “El sustituto”, otra historia sobre prostitución, pero esta vez masculina. A veces puede ser engañosa la apariencia de ciertos libertinos de existencia disipada, rodeados de todo tipo de lujos y placeres (“El amigo Patience”). Y la disparidad de carácter en una pareja, como la de “La confesión”, puede conducir a una escena inesperada; a veces nos tomamos la vida demasiado a broma… o demasiado en serio quizás.
Una perfecta colección de 21 maravillosos cuentos de temática erótica, que no pornográfica, construidos con una preciosa forma de narrar. Muy recomendable
La casa Tellier no tiene nada de relato erótico, es simplemente un cuento entretenido, una trama desenfadada, que refleja la apreciación de las alegres señoritas por los distintos estamentos sociales. Eso sí, por distintos motivos, pero el alcalde, el juez, comerciantes, banqueros, burgueses y marineros pasan sus felices ratos en la casa de citas. Y también serán apreciadas por los campesinos en su viaje al pueblo, por su ostentosa apariencia, pues ya lo dice el autor, “veinte leguas de tierra para los campesinos son más difíciles de cruzar que el océano para alguno de la ciudad”. Seguiremos con otros cuentos.
Aún con tendencia a lo sentimentaloide, Guy de Maupassant era un cuentista nato. Lo demuestran estos cuentos, de un nivel bastante parejo. Me quedaron en especial "El testamento" y "Una aventura parisiense" (que me recuerda una vieja película con Claudia Cardinale y Lino Ventura, muy probablemente guionada en base a este cuento).