Resumen y sinopsis de Tenemos que vernos de María Tena
El verano se acaba. Una pareja vuelve de vacaciones creyendo que ha recuperado la armonía perdida; una mujer, como las miles que oscilan entre sus deseos de sentirse amadas y el afán de consolidarse profesionalmente, hace confidencias a una amiga; dos hijos se debaten en los avatares de la adolescencia; una editorial cambia de dueño...La amistad, el trabajo, las relaciones familiares, la pareja, el amor, la culpa, el paso del tiempo fluyen por el libro como el agua de un río, siempre dentro del cauce, sin salpicaduras y sin estridencias, atrapando con fuerza al lector para llevarlo sin vacilaciones hacia un final sorprendente.
Ha participado en esta ficha: allan.azulboton
Los temas del libro son interesantes: la erosión de la pareja, el amor, el tiempo que pasa, las relaciones familiares, la vida laboral, las amistades (verdaderas o falsas).
El libro está presentado en 4 estaciones, comenzando por el otoño y cada capítulo corresponde a un período de la vida de Clara, una mujer a quien todo le ha resultado en la vida: un matrimonio por amor con un arquitecto que tiene muy buena situación, dos hijos adolescentes, una casa estupenda en las afueras de Madrid, una sirvienta ecuatoriana eficiente, un trabajo que le gusta y en el cual se desempeña de maravilla, amigas a granel más una buena amiga con la cual se sincera de sus cuitas: Bárbara.
La irrupción brutal de la pasión en la vida de Clara, la llevará a reconsiderar la calidad de su pareja, pero al mismo tiempo sintiéndose terriblemente responsable de los suyos, de su situación social y laboral. Después de mucho cavilar, Clara decidirá decir todo al marido, por lealtad y honestidad.
Clara será muy mal recompensada por su franqueza.
Clara lleva en la novela una voz off que corresponde a los diálogos que mantiene con su amiga y confidente Bárbara y a lo largo del libro vuelve como un leitmotiv la frase «tenemos que vernos» que Clara repite porque quiere que Bárbara la escuche y aconseje.
Me imagino que la escritora no eligió al azar los nombres de sus personajes. Así, Clara lleva muy bien su nombre porque todo en ella es claro, lo plantea con claridad aunque le sea nefasto. Y su gran amiga Bárbara también lleva bien puesto su nombre aunque bien pudo llamarse Bestia.
Y aunque la historia se termina mal para Clara, la última frase del libro es muy alentadora, positiva y sugerente…Tiene toda la vida por delante…
Mi chica encontró esta novela abandonada bajo libros sucios en remate, apilados en una tabla. Qué golpe de suerte comprar una Anagrama por solo tres soles (poco más de un dólar) Lo es también que se trate de una novela cuyo argumento no me habría despertado interés, ni finalmente agradado, apenas unos años atrás, cuando las prioridades eran otras y pensamientos como la familia, la pareja y los hijos no me rondaban.
Tenemos que vernos podría ser alguna película mediterránea, de hecho desde el inicio comparten ese mismo tipo de ánimo. Lectura amable, sí, mas no complaciente. Triste a medida que avanza. Todo ocurre alrededor de una editora en jefe que disfruta descubriendo talentos literarios en su país, sintiéndose responsable del prestigio ganado. Es, con seguridad, lo único que tiene parecido a la felicidad. Los hijos están cada vez más a su aire y las diferencias con su marido, esas que al principio le parecían tolerables y hasta atractivas, se han ido acentuando hasta convertirse en tedio cuando están bien y propician la evasión mutua cuando están enfadados. La venta de la editorial y la cercanía al nuevo jefe le disparan preguntas que ambos esposos han evitado durante años, y tratado de cubrir con un bienestar ilusorio que nace en el lugar donde veranean año tras año. Sentimiento que va desgastándose a medida que pasan las estaciones. El libro está dividido en ellas cuatro, partiendo del otoño, más un epílogo donde una confidente propicia nuevas y amargas reflexiones.
No es una novela perfecta. Tiene errores, como usar el nombre de la protagonista para adjetivar algunos objetos. Las dos únicas voces diferenciadas, la de narradora que finge saberlo todo y las continuas llamadas telefónicas de Clara, se confunden a menudo dándonos una sensación de que María Tena, autora con amplia experiencia en el campo literario, educativo y editorial español, describe al detalle una etapa propia, algo que se empeña en negar (solo a medias) al final del libro, lo que me parece otro error tremendo (el argumento, en realidad, nace de una historia contada por una amiga) Los personajes no tienen grandes matices y algunas situaciones se desarrollan demasiado pronto o de plano no lo hacen. Con cierta frecuencia también se vale de frases gastadas ("hay recuerdos que no se borran nunca", "la vida es impredecible"). Pero también se las arregla para transmitirnos reflexiones acerca del jalar y ceder que es la vida en pareja; para transmitirnos una sensación de melancolía urbana además de los avatares de la dinámica actual de algunas editoriales (mis partes favoritas); lo curativo de las vacaciones y lo determinante que suele ser la familia y su recuerdo durante la niñez. Lo mejor del libro es cómo va creciendo en Clara el miedo y la incertidumbre, la ilusión y el desengaño, y la manera en que todo ello se relaciona con la edad y las decisiones mal tomadas. El final, eso sí, no es lo sorprendente que asegura la contratapa sino más bien una triste resignación.
No quiero ni tendré una vida así, y este libro me lo recuerda.