Resumen y sinopsis de Claudio el Dios y su esposa Mesalina de Robert Graves
En el díptico que integran «Yo, Claudio» y Claudio el Dios y su esposa Mesalina, la amplitud y la profundidad de los conocimientos sobre la Antigüedad clásica de ROBERT GRAVES (1895-1985) se conjugan con una prosa de enorme belleza a la que da aliento una poderosa y viva imaginación, capaz de reconstruir toda la grandeza y miseria de la Roma imperial. Segundo y último volumen de la supuesta «autobiografía» de este singular emperador, destinado a serlo contra sus propias inclinaciones, en él Claudio alcanza la púrpura imperial y encauza todos sus esfuerzos, con el apoyo del pueblo llano, a reparar el legado de estragos y desastres que ha recibido de su antecesor, sin que su inesperado ascenso, no obstante, le procure la felicidad personal.
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Me gustó más Yo Claudio, pero sigue en la misma línea, genial.
El desenlace de la obra "Yo, Claudio" está escrito de forma bien documentada aunque carece de la exhaustiva y descriptiva originalidad del primero. Sin embargo, su contenido sigue siendo educativo.
Es un buen libro, pero no tiene ni la garra ni la originalidad del primero. En esta segunda parte, el Emperador Claudio describe la vida junto a su esposa e hijos al frente del Imperio Romano. Esta muy bien escrito y documentado, pero para mí, la historia se pierde en nimiedades sin importancia, cosa que hace que sea aburrida en algunas partes.
Al ser la segunda parte de Yo, Claudio, es un poco más de lo mismo. Aún así sigue siendo muy interesante.
Continuación lógica de la primera parte. También interesante, aunque, por supuesto, convengo con la opinión de que ya no sorprende como la anterior. De todas formas, para mí, mantiene un nivel notable y en ambas la erudición de Robert Graves queda patente. Recomiendo, eso sí, leerlas seguidas, una a continuación de otra para tener fresca la ambientación de la primera parte.
Es un buen libro, bien documentado y agradable narración, pero no demasiado interesante. Al compararlo con la primera parte, nos esperamos algo más. Me ha desencantado.
Decepcionante segunda parte del gran libro Yo, Claudio. Quien lo lea no encuentra nada de todo lo anterior. La narración es aburrida y pesada, los diálogos monotonos e intranscendentes. Lo único interesante es el vano intento de Claudio de reinstaurar la república y sus valores. Lastima que le salió el tiro por la culata; eligio como sucesor a Nerón. Un aspecto que se vislumbra es el poder cada vez más importante de la Guardia Pretoriana, capaz de poner y quitar emperadores a su antojo.
Claudio, educado en los valores republicanos, ve como la sociedad romana se transforma. De los valores de moral y decencia republicanas, se pasa a una época de libertinaje y depravación nunca imaginados, de ahí su intento de reinstaurar la República. La personalidad de Claudio, el protagonista, es precisa. Al principio, está condicionada por sus taras físicas: la cojera y la tartamudez; pero poco a poco, lo intelectual va imponiendose a lo físico, convirtiéndolo en un emperador a la "antigua", educado en los valores republicanos y sabedor de los defectos del imperio. Un emperador todopoderoso es incapaz de controlar a sus mujeres. Parace que esta circunstancia se da mucho en la historia. Un personaje todopoderoso que se deja influenciar por las mujeres; para que digan que es el sexo débil. Sus dos esposas explotan al máximo sus debilidades para su provecho propio. tanto Mesalina, hermana de Caligula, como Agripina lo manejan como un títere.