Resumen y sinopsis de Crematorio de Rafael Chirbes
La muerte de Matías Bertomeu, el ideólogo que cambió la revolución por la agricultura, pone en marcha los mecanismos que componen Crematorio. El dolor devuelve el reverso de vidas levantadas sobre oscuros cimientos: la del hermano de Matías, Rubén, el constructor sin escrúpulos; la de Silvia, la hija de Rubén, biempensante restauradora de arte casada con Juan Mullor, el catedrático que prepara la biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los Bertomeu, un escritor alcohólico que vive el fracaso de sus últimos días; la de Ramón Collado, el hombre que hizo los trabajos sucios del constructor; la de Traian, el mafioso ruso, viejo socio de Rubén; y la de Mónica, la jovencísima y ambiciosa esposa. Chirbes nos ofrece un panorama terrible: la corrupción como savia que recorre todo el cuerpo de una sociedad en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo. Chirbes despliega así un mundo abandonado por los dioses en el que las palabras y las ideas son sólo envoltorios, y el arte y la literatura, juguetes inanes. Rafael Chirbes se nos muestra, en esta gran novela, más radical, más feroz, más «Francis Bacon» y mejor escritor que nunca.
Ha participado en esta ficha: yiyolon
Es un buen libro realista de los últimos años de la sociedad valenciana. Tiene algo de relleno que obstruye su lectura hacia la mitad del relato.
Durante la lectura de Crematorio he llegado a preguntarme varias veces si Chirbes quiso escribir una novela o, por contra, lo que ideó fue todo un tratado sobre el ser humano contemporáneo, destripando todos sus anhelos, sus ambiciones, sus envidias, sus fragilidades, sus motivaciones... No encontramos en Crematorio momentos de acción, de suspense, intrigas... En Crematorio tenemos las reflexiones, los diferentes modos de ver y afrontar la vida de los personajes antagónicos de la obra. Lo que no se puede negar en Chirbes es su extraordinario y sobresaliente dominio del castellano y su sabiduría para unir palabras y frases dándole sentido a todo ello
En línea con su última obra (o más justamente, es su última obra la que está en línea con ésta), pero con menos capacidad de enganche y con un punto de tedio que no encontré leyendo "En la orilla". Gran retrato de realismo social, por descontado, pero de prosa de arenas movedizas en las que avanzar por la lectura es moverse para no hundirse, y precisamente no dejar de hacerlo por estar leyendo.
En la línea de "En la orilla", párrafos sin fin, sin separaciones, sin solución de continuidad. La corrupción y la construcción en el litoral valenciano en su máximo esplendor.
La serie me encantó, el libro me ha decepcionado.
Apenada por el fallecimiento de Rafael Chirbes, me decido a leer el libro que tengo comprado desde hace 8 años, "Crematorio", la novela que el escritor valenciano escribe -según dice en los agradecimientos- poniendo en el pensamiento y en la boca de sus personajes "palabras" o "ideas extraídas de textos literarios, artículos periodísticos y películas que he ido leyendo y viendo durante estos últimos cuatro o cinco años". Así, esta última semana he disfrutado de un libro sin forma alguna (es un texto-bloque, sin puntos aparte ni guiones de diálogos), de gran fuerza, perfecta técnica, depurado estilo, apabullantes descripciones, inteligente, de bellas frases sin verbo, con múltiples referencias literarias, políticas, artísticas, musicales, pictóricas y arquitectónicas, donde el autor, maestro en el arte de la sociología, consigue reflejar brillantemente, la embriaguez del amor, el sufrimiento, los celos, el odio, la búsqueda, los abandonos, la angustia, la incapacidad, el dolor y los momentos más decisivos en la vida de sus personajes, seres mutilados y asimétricos. Cotidianeidad y trascendencia en una narrativa que frota y absorbe las palabras sin artificio alguno. Excelente, de 9,5.
Lectura densa, mejor ahorrársela en verano. Decepción sincera, la trama no me atrapa (¿hay trama?). Reconozco a Chirbes, su librillo, con esa dicotomía entre estilo punzante y vocabulario engolado, que tan bien le renta. Pero no creo exagerar si afirmo que me sobra la mitad de la novela. Infinidad de pensamientos y debates morales de unas élites ilustradas que parecen observar el mundo desde un pedestal. Al fondo el ladrillo, la pugna ideológica, la vejez, la enfermedad... la familia en definitiva.
El estilo de Chirbes impresiona cuando te encuentras por primera vez con él pero después de haber leído "En la orilla" ya todo me parece un poco visto, reiterativo. La truculencia, lo sórdido, lo obsceno ya te hastían y te parecen incluso un poco de mal gusto. Estilísticamente, la falta de pausas, el ritmo apabullante de la novela termina resultando cansino, sobre todo porque no le ves más sentido que sorprender al lector y Chirbes, a estas alturas es sobradamente conocido.
Lo empecé y lo abandoné tras cien páginas leídas. Me resultó aburrido, tedioso y farragoso. Quizá no era el momento, pero no tengo ninguna intención de retomarlo. El mundo es grande y la vida corta.
Novela compleja por su estructura y forma.
La historia de una familia envilecida por el estatus social y el dinero, pero que está rota moral y sentimentalmente.
Es la España del pelotazo inmobiliario, el tráfico de drogas y los negocios sucios.
Chirbes utiliza la técnica del monólogo interior para hacer hablar a estos personajes turbios, egoístas y sin escrúpulos.
Seres desalentados que se ven ya incapaces de dar marcha atrás e intentar recuperar sus ideales y sueños juveniles.
Qué lástima de novela! Pudo ser una obra maestra y terminó como un pastiche insoportable. Una de las más irregulares que he leído en mi vida. Por el lado bueno, una estructura valiente e interesante, una capacidad asombrosa de expandir el hilo narrativo y algunos pasajes soberbios. Por el negativo, demasiadas cosas: unos personajes arquetípicos hasta la náusea, un lenguaje común a la mayoría de ellos, una erudición imposiblemente amplia y precisa de varios protagonistas, una intención continua de filosofar y una configuración del pensamiento igualmente coincidentes en los personajes, y una voluntad de intercalar con frecuencia el ideario personal del autor de todo punto inconveniente. Yo la corregiría severamente y la volvería a editar. 100 páginas de poda y fetén.