Resumen y sinopsis de El poder psiquiátrico de Michel Foucault
La Historia de la locura en la época clásica efectuaba la arqueología de la línea divisoria en virtud de la cual se separa en nuestras sociedades al loco del no-loco. El relato finaliza con la medicalización de la locura a principios del siglo XIX. El curso que Michel Foucault consagra a finales de 1973 y principios de 1974 al «poder psiquiátrico» prosigue esta historia dando, sin embargo, un giro al proyecto: acomete la genealogía de la psiquiatría, de la forma propia de «poder-saber» que ella constituye. Para ello resulta imposible partir de un saber médico sobre la locura, pues éste se demuestra inoperante en la práctica. Únicamente puede darse cuenta de la producción de verdad psiquiátrica sobre la locura a partir de los dispositivos y técnicas de poder que organizan el tratamiento de los locos en el periodo que va de Pinel a Charcot. La psiquiatría no nace como consecuencia de un nuevo progreso del conocimiento sobre la locura, sino de los dispositivos disciplinarios en los que se organiza entonces el régimen impuesto a la locura.Ha participado en esta ficha: bclaudia
En la búsqueda por encontrar los mecanismos del poder, con la finalidad de desarticular la relación de sometimiento del individuo de las fuerzas externas que le impiden tener una libre elección y pensamiento… (En menudo lío me metí)… debí recalar casi obligatoriamente en la obra de Foucault, y si bien he leído con anterioridad algunos artículos no había hecho una lectura atenta, hasta ahora, que continuará con una serie de libros de su autoría ya que la investigación de los mecanismos mencionados me permitirán hacerme de los conocimientos necesarios para continuar con la elaboración de una novela que me traigo entre mano, si bien estas investigaciones tienen una extensa lista de filósofos que ya han pasado por mi escrutinio y se me cruzó por la mente hacer una guía de filosofía práctica para desarticular el sometimiento arbitrario, de donde proviniese, algo que empecé pero descarté ante la abominable cantidad de años que me llevaría tal tarea y porque me resultó petulante y pretencioso eso de guía que se acercaba tanto a los libros de autoayuda que detesto.
Volviendo a Foucault y más precisamente a su obra “El poder Psiquiátrico” no esta hecha con la intención de libro como unidad sino que se trata de clases universitarias de sociológicas, epistemológicas, históricas,… en definitiva científicas. Nos encontramos ante las observaciones bajadas de la oralidad en el marco de una serie de clases que dio al respecto MF (Michel Foucault), con unos llamados a pie de página que satura la vista y que, de dar cuenta de todos ellos, dificultaría la lectura, ni hablar de buscar las menciones de libros y artículos que ahí se hacen. Es indudablemente una obra para estudiosos que no obstante puede ser leída por legos, como yo, omitiendo ciertos aspectos inasibles a la condición humana que al mismísimo MF también se le escapa.
No obstante de esos pequeños inconvenientes el libro es interesante en su totalidad y las definiciones son esclarecedoras en cuanto a los mecanismos de la psiquiatría en su ejercicio de poder, sobretodo en lo que se refiere desde sus inicios como ejercicio de la profesión como tal hasta el siglo XIX, es curioso que no haya avanzado más y hubiese sido importante y útil saber la opinión de MF del psicoanálisis y el antipsiquiatrismo del que hace mención pero en el que no ahonda. Solo se limita a exponer los métodos concretos en los que se trataba a los pacientes en esas épocas, de lo que surge que esa visión casi estereotipada de los locos asilados en instituciones contiene parte de una verdad más compleja y trata de la inserción de la idea de la locura tal y como la conocemos, creando, al avanzar la psiquiatría, sus propias enfermedades y reacciones.
En una síntesis burda, de mi parte, de dar cuenta de algunos conceptos sobre los inicios fundacionales de la psiquiatría que interpreté plantea MF, al parecer la psiquiatría se adueña de la verdad, el psiquiatra es quien va a decidir quien esta cuerdo y quien no, las casas de descanso que luego se transforman en manicomios, sanatorios mentales, centros de salud mental, etc. van a dejar atrás el loco o el asocial amoldado a la comunidad sin interferir en su normal funcionamiento, es cuando históricamente se lo asila cuando la locura se torna una enfermedad distinguible y creada. En algunos pueblos o ciudades pequeñas se puede ver aún hoy que los distintos están asimilados a la sociedad sin mayores inconvenientes (Ej. Quique, Río Gallegos), la industrialización inicia las grandes urbes y lleva a la utilidad económica de consumo, quien no es productivo es un gasto, si hay una persona insana está requiere de la atención de alguien productivo que deja de serlo por lo que el asilamiento es una cuestión más bien económica.
Dentro de las clases que imparte MF y que es material del libro se van a dar muestras, muy documentadas, sobre los procesos que utiliza el psiquiatra para someter a su autoridad al asilado, por lo que el Poder Disciplinario, en la imagen del panóptico (un lugar donde todos los asilados están vigilados constantemente por un solo punto central que los controla) son escrutados y como último eslabón de esta cadena de opresión el estado toca el cuerpo del individuo (individualizado, aislado) que puede ser sometido al rigor de las decisiones superiores, y la escritura se vuelve una herramienta de control de los actos, la elaboración de informes, de los legajos, todo esto va a exceder lo que marcará MF sobre el control en los siglos anteriores, baste ver actualmente las bases de datos virtuales donde cada acción está asentado en el protocolo IP, cámaras urbanas y satélites que ni en las pesadillas del mayor de los paranoicos podría haber soñado jamás. Lo que nunca pierde el estado es que el camino reverso jamás se puede hacer porque se pierde en la maraña burocrática, la misma definición de estado se pierde en una deshumanización o una desindividualización hasta transformarse en una entidad sin rostro que se maneja bajo una burocracia y unas formas casi inaccesibles…
No obstante ante esta visión oscura del manejo del individuo, MF coloca el foco en las acciones concretas que realizan los psiquiatras en las instituciones y desde ahí, sin juzgar moralmente las acciones (duchas frías, electroshock…) describe fielmente y con menciones de los propios psiquiatras el cómo se debe tratar al enajenado, de ahí surge un dato que considero positivo que es la reacción del paciente a ser asimilado, algo que me extenderé más adelante.
El Poder Disciplinario que fue la forma como manejo y maneja el Estado y la Religión para mantener la estructura, MF da cuenta de que existe también un Poder de Soberanía que surge de lo familiar y explica que es asimétrico, la figura del padre o el soberano siempre está por encima y el arbitrio del mismo se puede notar en la mención del asocial improductivo que debe ser encerrado por no seguir los preceptos sociales de la línea familiar, en este caso hay una individualización del soberano por encima de la masa, uno reconoce al rey, al presidente, a la autoridad familiar… por eso el loco está al margen, es indisciplinado, delincuente, drogadicto, asocial… va en contra primero del poder familiar o soberano y por ende del poder disciplinario y estatal que lo complementa, por lo que surge la necesidad de aislarlo, controlarlo, someterlo, para encausarlo en la sociedad.
Hay datos que pueden interesar a muchos sobre todo lo referente a lo isotópico, la imagen del irreductible, del inclasificable, del que está fuera de la disciplina, ese es el camino de una rebelión que no necesariamente debe entrar en la locura, si el poder psiquiátrico en sus principios se basaban en el manejo de la figura del psiquiatra como poseedor de la verdad con una estructura piramidal donde los ayudantes y enfermeros formaban una maquinaria de sumisión y de enaltecimiento de la figura del médico jefe, dueño de la verdad absoluta no es de extrañar ver que esa misma estructura se repita y se mantengan en la actualidad con algunas variantes en otras instituciones que necesitan de ese orden militar de registro y dominación, de subordinación y sometimiento para funcionar. Considero de manera personal que las premisas de premios y castigos no solo son perniciosas sino que invitan a someterse o a ser un marginal, la razón debería priorizarse antes que las presiones, se deberían hacer las cosas por que es lo que más les convienen a la vida en sociedad no por el miedo de las leyes, por ende el miedo al poder disciplinario.
Los psiquiatras de siglos pasados buscaban falsear la realidad del paciente llevando su delirio a un lugar de confrontación, incluso haciendo una puesta en escena donde el delirio del otro era representado hasta las ultimas consecuencias, se lograba un éxito pasajero, como sucede con los actuales libros de autoayuda, sirve por un tiempo, pero la locura, si es profunda proviene de otro lado y si no es de origen físico es probable que solo sea un invento de la misma sociedad, de la misma psiquiatría, del mismo poder que los creo. Porque una sociedad que te ofrece lo que no podes alcanzar te invita a la marginalidad, si coexistir con otros requiere de una serie de normas basadas en leyes que no se cumplen o no todos lo hacen, o buscan cómo deslindar una responsabilidad que debería ser el eje de sus vidas para que sea una sociedad más justa… y estas normas dejan agujeros donde puedan circular quienes más poder económico y social poseen es una invitación al descrédito y a la locura… donde nada es lo que es, y creo que ya no es la pretensión de los que manejan el estado y otros poderes como el económico, el soberano, de que estemos cuerdos sino que pretenden que creamos una verdad que ellos nos presentan como si fueran los psiquiatras de siglos pasados cuando esperaban que la realidad se acomodara al delirio como una profecía autocumplida. Oscuramente ese delirio que nos quieren inculcar representa una realidad inventada y no es la nuestra sino la de ellos, una funcional para sus propósitos que intenta conservar y mantener la elite de la cual forman parte.
Debo empezar a ir vislumbrando el final de esta lectura, de estas apreciaciones personales, y entender como lo entendió MF que la locura siempre fue un lugar de rebelión, de insurrección ante las fuerzas de la sociedad que tratan de avasallar al individuo. Cuando pienso en el momento que leí la parte de su clase que se refiere a las histéricas no me queda más que sonreír, cuan vulgar puede ser nuestro pensamiento cotidiano, ante el pobre saber de lo que consideramos seguro, la histeria nace de la rebelión ante el poder psiquiátrico, hoy vivimos en un mundo más psicológico que psiquiátrico (más lacaniano que freudiano pero eso es otro tema), las histéricas fueron las que primero se rebelaron ante el avance del sondeo mental al crear un falso “yo” sometido a la alineación social, al tener un grado de satisfacción en el delirio, se vanagloriaban de mentirle al médico, de dar señales falsas para que no se vean sus intenciones, las histéricas que pensaríamos en el vulgar tópico argentino de querer y no querer, de llegar hasta ahí en una relación sin concretarla no es más que una rebelión ante lo inevitable, ante lo que se espera que haga y esa carga social de lo que se debe hacer es solo una norma de una sociedad que crea con sus acciones las enfermedades mentales.
Por último empiezo a vislumbrar el porqué del refugio en la locura del artista, por más que este posicionamiento del individuo cultural sea tan solo una pose, es necesario ponerse al margen para describir la sociedad desde afuera, como aislado y asocial es más fácil ver el conjunto, tal vez el precio de esa visión sea una soledad indescriptible. Pero si consideramos que hasta hace poco el enfermo mental era el residuo de todos los residuos, el que estaba en contra de todo disciplina… hoy lo vemos diferente, sabemos que muchas de esas enfermedades las creó la misma sociedad alienante en sus contradicciones, espero que tal vez podamos crear una estrategia para desbaratar esa estructura.