Resumen y sinopsis de Tiempos de arroz y sal de Kim Stanley Robinson
Año 1349. La peste negra ha invadido Europa y los cadáveres se amontonan en las calles de pueblos, aldeas y ciudades, porque nadie ha sobrevivido para enterrarlos. En poco más de un año, Europa quedará despoblada y el cristianismo empezará a convertirse en una anécdota de la historia universal. Frente al ocaso europeo, el Islam y China se yerguen como las únicas grandes civilizaciones planetarias, que se disputan el dominio del mundo, mientras la India lucha por mantener su independencia, encontrado un aliado inesperado en la original organización política de los indígenas americanos. A través de los ojos de B. y K., que van reencarnándose sucesivamente en soldados, mujeres, reyes, esclavos, eunucos o alquimistas, presenciamos siete siglos de una historia alternativa, en la que se forja de forma paulatina un nuevo orden político, social y religioso.
Entre novela histórica, ciencia ficción y ucronía, Robinson empieza con una novela histórica en el siglo XIV, con un personaje mongol. De aquí en adelante, la historia real desaparece y empieza la ucronía, una peste que asola y destruye todo el cristianismo y con ello toda Europa (Viejo Mundo le llama continuamente el autor), y cede el mando de nuestro planeta al islam, China e India. Va de más a menos, con Libros o partes realmente maravillosas (el primero, o el dedicado a los viajes del almirante Zheng-Hem, personaje real, o el dedicado a personajes que prueban y estudian todo tipo de fenómenos naturales y físicos, o el último de esta gigantesca novela), pero el resto de Libros se hacen realmente soporíferos y difíciles de seguir y entender. No la recomendaría precisamente por esto anterior, el 70% de la novela es de difícil digestión y más sabiendo que está contando hechos que no sucedieron en la Historia, entremezclados con una carga filosófica considerable y muy aburrida.
La verdad, es una novela malísima, larga y malísima.
A este autor le diría yo: ¿Si no sabes escribir, por qué te metes? Encima, en la edición que he leído yo, la traducción deja mucho que desear.