Resumen y sinopsis de Cuentos de Fiódor Dostoyevski
Los Cuentos de Fiódor M. Dostoievski (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) intentan abarcar todo el período de su actividad como escritor, desde sus comienzos literarios en 1845 hasta 1877, año en que comienza a escribir Los hermanos Karamazov. En estos cuentos, no por breves menos geniales que sus novelas, aparecen temas recurrentes en toda su obra: los estafadores estafados en la «Novela en nueve cartas», el delirio de un avaro en «El señorProjarchin», o la generosidad del pueblo ruso en «El ladrón honrado». También en estos relatos su vena satírica y humorística cobra más fuerza. «La mujer ajena y el marido debajo de la cama», «Bobok» o «El cocodrilo» son buen ejemplo de ello.
Las historias que se incluyen en este volumen ofrecen al lector una visión amplia de la compleja personalidad artística de este gran escritor ruso, que siempre consideró su deber «rehabilitar al individuo destruido, aplastado por el injusto yugo de las circunstancias, del estancamiento secular y de los prejuicios sociales».
Los relatos de Dostoyevski cumplen con creces con lo que esperamos encontrar de él. En general son menos farragosos que sus producciones más largas. Hay dos características comunes en todos ellos: la presencia de diversos trastornos del comportamiento (locura, avaricia, celos infundados, autismo, venganzas...) junto a una crítica feroz hacia las clases más ricas de la Rusia zarista. De obligada lectura en una clase de literatura eslava.
ArgonathCuentos9
Un episodio vergonzoso. Genial, me ha encantado. Alto funcionario entra en una boda, con unas expectativas y la cosa termina ... mal.
JackNicholsonCuentos8
Seré raro, pero creo que prefiero los cuentos del amigo Fiodor antes que las novelas. Mejores unos, algo peores otros, pero ninguno tiene desperdicio; muy buena además la edición de Siruela, que los recopila en orden cronológico, lo cual permite apreciar la evolución del autor. Creo que la narrativa breve le sirve para explorar sus temas sin dispersarse tanto, haciendo gala incluso de una visión satírica, de un humor a veces cruel, difícil de encontrar en las obras más famosas; “El cocodrilo” supone una crítica surrealista de los males que la modernidad trae a Rusia, en forma de bestia extranjera que viene a devorar al buen pueblo ruso. “La mujer ajena y el marido debajo de la cama”, un poco como “Novela en nueve cartas” (más un chiste que otra cosa ésta) es un despiadado sainete de amantes y cornudos con el que me he reído mucho. En “Bobok”, la gente de postín sigue con sus tonterías incluso después de muertos.
Hay, sin embargo, una enorme sensibilidad hacia los más desfavorecidos, especialmente niños (anecdóticos pero contundentes “El niño con la manita” y “El árbol de navidad y una boda”), hacia individuos torpes pero inocentes, que por ello son triturados por el sistema (“El corazón débil”, “Polzunkov”)... incluso gentes brutales, vulgares, pero que son todo un ejemplo de humanidad (“El campesino Maréi”, “El ladrón honrado”, “El señor Projarchin”). “Dos suicidios” y “Vlas”, por otra parte, suponen un desarrollo de ideas más próximo al ensayo que a la ficción. Y “Un episodio vergonzoso” sería todo un ejemplo de la ideología reaccionaria del autor, cual sucesión de situaciones incómodas que terminan mal.
Finalmente, estarían los relatos más ambiciosos, o semi-novelas que son casi pequeños estudios psicológicos; “El pequeño héroe”, una indagación en torno al final de la infancia y los incipientes (y confusos) sentimientos adolescentes, “Las noches blancas”, o la historia definitiva (aunque le sobran páginas) sobre el fenómeno hoy día conocido como pagafantismo, “El sueño de un hombre ridículo”, que bien podría ser el manifiesto poético-ideológico definitivo del pensamiento dostoievskiano, toda una declaración de intenciones... finalmente, “La sumisa” arranca con un hecho trágico anticipado desde el principio, con el fin de centrarse en el proceso mental del protagonista y en cómo se llegó a tal punto, revelando una historia desoladora de amor y dominación, una pequeña obra maestra.
Roberto PattersonCuentos10
Entre los 18 cuentos que se compilan en el volumen existen seis que ameritan mencionarse especialmente: “Las noches blancas” (1848), el logradísimo “Un episodio vergonzoso” (1862) –de inesperados ribetes cómicos-, “El cocodrilo” (1865), “Bobok” (1873) –impecable alegoría sobre la muerte-, “La sumisa” (1876) y “El sueño de un hombre ridículo” (1877).
Los casi veinte cuentos que comprende esta antología dan cuenta de lo asombroso de un pensamiento extraordinariamente lúcido que se patentiza en palabras. El tratamiento y los desarrollados puntos de vista que Dostoievski ofrece en las poco más de 500 páginas del libro sobre temas como el suicidio, la muerte, la religión, la burocracia, la avaricia, el consumismo, la política y hasta sobre el saber inconsciente (de relevante interés para los cercanos a la psicología) justificarían un apartado extenso en sí mismos.
En razón de lo antedicho, recomiendo especialmente su lectura a todos aquellos que deseen profundizar en su conocimiento sobre el paradójico sujeto que, como a pinceladas, dibuja Dostoievski. Un sujeto que se ancla en la Rusia del siglo XIX pero cuyo espíritu sufriente, gozosamente sufriente, pervive más allá de las fronteras del espacio y del tiempo.
nicko1984Cuentos10
Qué decir después de leer tantos cuentos de Dostoievski... son muy mágicos, tristes, algunos muy graciosos, dramáticos y unos muy profundos. Recomiendo "El sueño de un hombre ridículo".
Los relatos de Dostoyevski cumplen con creces con lo que esperamos encontrar de él. En general son menos farragosos que sus producciones más largas. Hay dos características comunes en todos ellos: la presencia de diversos trastornos del comportamiento (locura, avaricia, celos infundados, autismo, venganzas...) junto a una crítica feroz hacia las clases más ricas de la Rusia zarista. De obligada lectura en una clase de literatura eslava.
Un episodio vergonzoso. Genial, me ha encantado. Alto funcionario entra en una boda, con unas expectativas y la cosa termina ... mal.
Seré raro, pero creo que prefiero los cuentos del amigo Fiodor antes que las novelas. Mejores unos, algo peores otros, pero ninguno tiene desperdicio; muy buena además la edición de Siruela, que los recopila en orden cronológico, lo cual permite apreciar la evolución del autor. Creo que la narrativa breve le sirve para explorar sus temas sin dispersarse tanto, haciendo gala incluso de una visión satírica, de un humor a veces cruel, difícil de encontrar en las obras más famosas; “El cocodrilo” supone una crítica surrealista de los males que la modernidad trae a Rusia, en forma de bestia extranjera que viene a devorar al buen pueblo ruso. “La mujer ajena y el marido debajo de la cama”, un poco como “Novela en nueve cartas” (más un chiste que otra cosa ésta) es un despiadado sainete de amantes y cornudos con el que me he reído mucho. En “Bobok”, la gente de postín sigue con sus tonterías incluso después de muertos.
Hay, sin embargo, una enorme sensibilidad hacia los más desfavorecidos, especialmente niños (anecdóticos pero contundentes “El niño con la manita” y “El árbol de navidad y una boda”), hacia individuos torpes pero inocentes, que por ello son triturados por el sistema (“El corazón débil”, “Polzunkov”)... incluso gentes brutales, vulgares, pero que son todo un ejemplo de humanidad (“El campesino Maréi”, “El ladrón honrado”, “El señor Projarchin”). “Dos suicidios” y “Vlas”, por otra parte, suponen un desarrollo de ideas más próximo al ensayo que a la ficción. Y “Un episodio vergonzoso” sería todo un ejemplo de la ideología reaccionaria del autor, cual sucesión de situaciones incómodas que terminan mal.
Finalmente, estarían los relatos más ambiciosos, o semi-novelas que son casi pequeños estudios psicológicos; “El pequeño héroe”, una indagación en torno al final de la infancia y los incipientes (y confusos) sentimientos adolescentes, “Las noches blancas”, o la historia definitiva (aunque le sobran páginas) sobre el fenómeno hoy día conocido como pagafantismo, “El sueño de un hombre ridículo”, que bien podría ser el manifiesto poético-ideológico definitivo del pensamiento dostoievskiano, toda una declaración de intenciones... finalmente, “La sumisa” arranca con un hecho trágico anticipado desde el principio, con el fin de centrarse en el proceso mental del protagonista y en cómo se llegó a tal punto, revelando una historia desoladora de amor y dominación, una pequeña obra maestra.
Entre los 18 cuentos que se compilan en el volumen existen seis que ameritan mencionarse especialmente: “Las noches blancas” (1848), el logradísimo “Un episodio vergonzoso” (1862) –de inesperados ribetes cómicos-, “El cocodrilo” (1865), “Bobok” (1873) –impecable alegoría sobre la muerte-, “La sumisa” (1876) y “El sueño de un hombre ridículo” (1877).
Los casi veinte cuentos que comprende esta antología dan cuenta de lo asombroso de un pensamiento extraordinariamente lúcido que se patentiza en palabras. El tratamiento y los desarrollados puntos de vista que Dostoievski ofrece en las poco más de 500 páginas del libro sobre temas como el suicidio, la muerte, la religión, la burocracia, la avaricia, el consumismo, la política y hasta sobre el saber inconsciente (de relevante interés para los cercanos a la psicología) justificarían un apartado extenso en sí mismos.
En razón de lo antedicho, recomiendo especialmente su lectura a todos aquellos que deseen profundizar en su conocimiento sobre el paradójico sujeto que, como a pinceladas, dibuja Dostoievski. Un sujeto que se ancla en la Rusia del siglo XIX pero cuyo espíritu sufriente, gozosamente sufriente, pervive más allá de las fronteras del espacio y del tiempo.
Qué decir después de leer tantos cuentos de Dostoievski... son muy mágicos, tristes, algunos muy graciosos, dramáticos y unos muy profundos. Recomiendo "El sueño de un hombre ridículo".