Resumen y sinopsis de Lascaux o el nacimiendo del arte de Georges Bataille
«Si entramos en la cueva de Lascaux, nos atenaza un poderoso sentimiento que no tenemos ante las vitrinas donde están expuestos los primeros restos de los hombres fósiles o sus instrumentos de piedra. Este mismo sentimiento de presencia —de clara y ardiente presencia— es el que nos proporcionan las obras maestras de cualquier época. Aunque no lo parezca, es a la amistad, a la dulzura de la amistad, a donde se dirige la belleza de las obras humanas.Estas pinturas, ante nosotros, son milagrosas, nos comunican una emoción fuerte e íntima. Pero son tanto más ininteligibles. Se nos pide aproximarlas a encantamientos de cazadores ávidos de matar la caza de la que vivían, pero estas figuras nos emocionan, mientras que aquella avidez nos deja indiferentes. De modo que esa belleza incomparable y la simpatía que despierta en nosotros dejan penosamente en suspenso.
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Estas operaciones mágicas que eran las figuras (pero sin duda lo eran caprichosamente, sin miserable necesidad) responden efectivamente mal a la idea que corrientemente nos hacemos de los medios (como los utensilios). Estas figuras expresaban el momento en que el hombre confesaba el valor mayor de la santidad que el animal debía tener: el animal cuya amistad quizás buscase, disimulando el grosero deseo de alimentarse que mandaba sobre él. La hipocresía que le hacía velar este deseo tenía un sentido profundo: era el reconocimiento de un valor soberano.». Georges Bataille
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