Resumen y sinopsis de Diarios de las estrellas de Stanislaw Lem
Considerada casi unánimemente la obra maestra de Lem, y descrita a menudo como una comedia cósmica en el escenario de un universo desbocado, Diarios de las Estrellas narra las aventuras de un cosmonauta dedicado a la interminable tarea de explorar y modificar las estructuras, tanto cosmológicas como cronológicas, más sorprendentes e insólitas.
Compuesta de una primera parte de Viajes y una segunda de Memorias, estos Diarios de las estrellas -que se publican ahora por primera vez en un solo volúmen- son probablemente la mejor muestra de la aguda e ingeniosa crítica al antropocentrismo que caracteriza las mejores obras de uno de los grandes clásicos europeos de la ciencia ficción.
Contenido:
Viaje decimoctavo
Viaje decimocuarto
Viaje décimotercero
Viaje duodécimo
Viaje octavo
Viaje séptimo
Viaje undécimo
Viaje vigésimo
Ha participado en esta ficha: brussell
Una serie de relatos tan brillantes como disparatados. Es realmente genial, exprime el absurdo hasta sacarle la última gota. Lleno de neologismos y terminología desopilante, al punto de confundir un delegado interplanetario con una máquina expendedora de bebidas.
El libro es largo y los cuentos se leen con interés. Incluso, podría decirse que conllevan una doble lectura: lo que Lem dice y lo que quiere decir. El sarcasmo es empleado en forma tan natural que se transforma en el acompañante de toda la obra. Excelente por donde se lo mire.
Luego de la rarísima "Solaris", me encontré con otro libro del mismo autor. La elección fue muy fácil. Grande fue mi sorpresa al empezar a leer los viajes de Ijon Tichy y encontrarme con una serie de relatos inesperadamente graciosos. Y de los buenos.
Si alguna vez han disfrutado Homestuck (creado por Andrew Hussie) tendrán familiaridad con el tema de diversas líneas temporales. Dada la complejidad y la enorme cantidad de personajes de dicho webcomic, pensé que el concepto no podría expresarse en un relato corto, y aquí viene Lem a demostrare, en el "Séptimo viaje de Tichy" (primer "relato" del libro), que sí se puede, que puede ser entendible, creativo, gracioso y adictivo, en un género que, sin contar a Douglas Adams con su "Guía para el autoestopista galáctico", no me había sacado sonrisa alguna. Y Lem no es ni yanqui ni inglés, lo cual es una refrescante novedad en un mercado lleno de títulos de angloparlantes.
En el octavo viaje, nuestro protagonista presenta una petición a una entidad universal, solicitando se incluya a la humanidad en su ámbito. Su nerviosismo es el menor de los problemas que se le presentan, y más aún con el inesperado y desternillante final. Decir más es arruinarles la sorpresa. Luego vendrán viajes a planetas e donde sus habitantes se esfuerzan en ser catalogados como marinos, cerca de otro con un método infalible para combatir la corrupción. O quizás prefieran leer los motivos por los cuales la población de otro planeta se parece más a muebles o un collage de seres vivos que a humanos. Porque lo que más resalta en este libro es el antropocentrismo de la ciencia ficción, ya denunciado con "Solaris", y lo divertido que es un universo con más diversidad biológica. Y con otras visiones sobre, por ejemplo, la robótica y la forma en que una mente lidia con la soledad en el espacio, en especial si se rejuvenece a tiempo, digamos, "normal" tomando como parámetro la Tierra. Y la forma en que se lidia en otros con las lluvias periódicas de meteoritos merece mención especial. El señor Tichy puede dar fe de su éxito.
Terminada la sección de viajes, comienza la de memorias, en las que Ijon Tichy narra sus aventuras centradas en el planeta Tierra, no menos interesantes por tener personajes, más que nada, humanos. Los robots se observan desde otra perspectiva, las almas pueden materializarse en objetos, las máquinas del tiempo no son como las pintan, la clonación puede ser peligrosa, las máquinas para lavar la ropa pueden tener demasiadas ínfulas, y la locura puede afectar a los robots, de paso. Y todo culmina con la carta que llama a salvar el espacio del turismo, lleno de niños malcriados, adultos maleducados y sucios, desconsiderados e indeseables, en especial cuando una planta exótica decide que quiere coleccionar orejas de turistas, de la misma forma que un herbolario diseca hierbas.
Me encantan las historias de Ijon Tichy y cómo desarrolla con él las ideas y paradojas que presenta en sus cuentos Lem. Es fantástica la imaginación que despliega, cómo ve las cuestiones que se plantea sobre nosotros los "homo sapiens", ¡hasta la recreación del universo y sus defectos! Todos los cuentos me han resultado interesantes. Aunque confieso que no me he enamorado tanto como con "Congreso de futurología" ya estoy empezando la segunda parte de los Diarios.
Sorprendentes cuentos que explotan ideas más que originales. Los viajes espaciales son solo la excusa para el desarrollo intensivo de los argumentos. Destaco por el absurdo, el humor y la profundidad, los viajes séptimo, octavo, decimoctavo y vigésimo. Para regocijarse