Resumen y sinopsis de Frankie y la boda de Carson McCullers
Frankie y la boda es el relato de las ilusiones y decepción de una niña de doce años ante la boda de su hermano mayor, un finísimo análisis de la crisis de la entrada a la pubertad, aguzada en este caso hasta la exasperación por la idea del matrimonio de quien, después de haber sido para ella un compañero, se ha convertido sucesivamente en un soldado, destacado en un puesto lejano e iniciado en un sistema de intereses propio, y en un hombre que, al casarse, va a entrar definitivamente en la esfera de «los mayores».
Narra la entrada en la adolescencia de una niña en sus doce años, en su pequeño pueblo sureño. Su confusión, su sentimiento de no pertenencia a ninguna parte ni a nadie. Nuevamente, una búsqueda inverosímil del amor, entendido como el afán por encontrar a la persona, a las personas, con quienes formar un todo indisoluble. El choque de la mentalidad infantil, a menudo simplista, fantasiosa, impulsiva, con las bullentes inquietudes y dudas sobre el universo adulto propias de la edad, tiene como detonante una anécdota por completo trivial, pero que irá adquiriendo progresiva importancia a lo largo de la trama y cargándose de una tensión narrativa cada vez mayor; la noticia de una boda que se celebrará en breve… una maravillosa promesa de fuga, de huida de un ambiente percibido cada vez más como opresivo por quien se siente atrapada y, sin embargo, lo tiene todo por delante. Pero nos podemos imaginar que nada saldrá como esta Frankie confía en que salga, pues el anhelo de ver mundo, de experiencias, el nulo conocimiento de la vida y de sus cuestiones más fundamentales, conducirán a un brutal golpe contra la realidad derivado de una excesiva idealización, tal y como los pequeños idealizan a quienes admiran, los utilizan como excusa para canalizar sus deseos más fervientes. Las cosas no han hecho sino empezar, pues los auténticos retos, los acontecimientos realmente dolorosos y crueles de la existencia aún aguardan.
La intensa vivencia de Frankie se nos ofrece comprimida en apenas tres días decisivos, a lo largo de los cuales el nombre de la peculiar heroína irá cambiando, conforme va dejando atrás distintas capas de sí misma y avanza en sus razonamientos. El relato en tiempo real permite plasmar con precisión las sucesivas etapas del día, los sonidos, colores, aromas, etc., saltando de unos espacios, de unas anécdotas a otras, aunque el escenario en el que transcurre lo principal es la cocina donde come, charla, juega a las cartas, ese trío de mujer, niño y no-tan-niña, seres inadaptados tan del gusto de la autora (se hace alusión directa, por cierto, a los “fenómenos” de feria) que se completa con el pequeño, esa inocencia pura cada vez más dejada atrás. Aparece incluso alguna cuestión tan turbia como la insinuación pedófila, pero los aspectos que podrían considerarse incómodos o escabrosos se resuelven con un humor incluso un poco negro. El racismo de los estados del Sur, las injusticias, se plasman en otro personaje tan cautivador como es el de la sirvienta negra, aferrada ella misma aún a ciertas ilusiones de las que no puede desembarazarse, a ese amor supremo, inigualado, que aún persigue sin encontrarlo, dañándose por el camino, pero el daño a veces no solo es físico. Como ruido de fondo, la guerra en Europa, la presencia de soldados y de lo militar, pero nuestra niña es solo un alma más de entre las muchas en un mundo que gira a toda velocidad.
Es una novela de aprendizaje, donde la carga narrativa la lleva Frankie, esta niña a medio camino entre la niñez y la adolescente que está fastidiada con su vida, con el pequeño e irrelevante pueblo en el que vive. Es soñadora y ambiciosa. Se obsesiona con la boda de su hermano mayor, una vía de escape para que salir del tedio que la rodea. Los tres personajes principales, el pequeño Henry y la entrañable Berenice son entrañables y sirven para introducir otras temas como el racismo. Es una historia sencilla, pero con mucha sustancia. Recomendable si te gustan las novelas donde no pasa demasiado.
"De vez en cuando la vida, nos besa en la boca"...
Ésta no es sólo la primera frase de una preciosa canción de Serrat, sino una bella forma de expresar las agradables sensaciones que me ha provocado esta obra.
Las ilusiones y decepciones de la desgarbada Frankie vienen a ser, las que en mayor o menor medida hemos sentido todos a la hora de madurar y de crecer.
La ruptura con el mundo infantil y las conmociones emocionales que se despiertan en la pubertad; son tratadas con simpática ternura, aguda fineza, y grata sensibilidad.
La recreación de esa pequeña comunidad rural por medio de cuatro o cinco personajes, se complementa con la asombrosa frescura con la que se desarrollan sus diálogos: Una extraordinaria fluidez narrativa que te lleva a no despegarte en ningún momento de sus hechizantes y poderosas páginas.
Carson McCullers evoca divinamente ese Sur provinciano, ajado y mortecino, que marcó para bien o para mal su machacona pero maravillosa literatura.
Un "Guardián entre el centeno" anticipado, que aunque no tuviera -ni por asomo- el mismo éxito extraordinario; si que deja una clarividente forma de sellar la impronta.
Esplendorosa.