Resumen y sinopsis de Reflejos en un ojo dorado de Carson McCullers
Tras el éxito obtenido con El corazón es un cazador solitario a la temprana edad de veintitrés años, Carson McCullers escandalizó a la opinión pública americana con este libro, abordando, en esta su segunda novela, temas como la homosexualidad, la infidelidad o la desolación en el contexto de una intachable institución del ejército americano durante la década de los treinta. Nadie ha dudado jamás, sin embargo, de que es una novela perfecta escrita en estado de gracia. En el ambiente enclaustrado de una base militar, un islote aparte en el mundo, un precipitado de tensiones internas desemboca en una muerte violenta. La prosa rabiosamente lúcida que recorre Reflejos en un ojo dorado, convierte esta novela brutal en mucho más que la historia de un crimen: es un microcosmos, el espejo de los fantasmas interiores que pueblan la mente de los personajes de Carson McCullers, y una de las más acabadas muestras del arte de esta escritora excepcional, que inspiró una ya clásica adaptación cinematográfica dirigida por John Huston, con Marlon Brando y Elizabeth Taylor en los papeles principales. Un título esencial de la narrativa norteamericana contemporánea.
Ha participado en esta ficha: Emilio18
Carson McCullers es una joya. Siguiendo el modelo de su primera novela, pero no de una forma tan imponente, la autora trabaja muy bien unos personajes atormentados, llenos de miedo, pasiones incontroladas, con unas fachadas frágiles y a un golpe de romperse y desmoronarse.
El ambiente es, ciertamente, aterrador, lleno de angustia y ansiedad, donde pasa poco y nada, encerrados consigo mismos y con rutinas claustrofóbicas. No es de extrañar que esta novela causara revuelo, teniendo en cuenta que todo sucede en una institución tan respetada como terrible como es el ejército: homosexualidad, bebida, salud mental, miedos escondidos, crimen.
Ya tengo ganas de coger 'Frankie y la boda'.
Análisis certero y meticuloso de un puñado de psicologías torturadas en un ambiente tan aislado y sometido a sus propias normas como es el de un cuartel del ejército estadounidense, con los militares haciendo vida normal junto a sus esposas. Sometidos a una tensión que acabará por estallar de la peor y más violenta manera, tal y como se nos anticipa desde el inicio, los personajes son profundamente disfuncionales, rozando (por decirlo suavemente) la patología mental (depresión, idiotez, psicopatía, tendencias sexuales reprimidas)… un muestrario sin duda de lo peor que el ser humano guarda en lo más recóndito de sí, pero también un ejemplo de seres vulnerables, desamparados, mostrados en toda su indefensión; no es difícil sentir cercanía hacia ellos, quizá porque no son tan ajenos al común de los mortales como pudiera parecer tras el aparente suceso de crónica negra que centra la trama. Pues las apariencias en sociedad, las maneras tras las que se ocultan los deseos frustrados, ocultan un volcán de emociones que, a veces, ni siquiera quienes las sienten logran comprenderlas del todo.
El descubrimiento de un erotismo que provoca el despertar de un largo letargo, el complejo sentimiento donde se mezclan confusamente el amor y el odio, la inestabilidad mental como consecuencia de una vida indeseada… a todo esto se enfrentan las criaturas de McCullers, nunca exentas por completo de cierta malicia. En el centro de todo, el misterioso significado del ojo dorado, quizá la mirada oculta que escruta el significado real de las cosas. El excéntrico criado filipino es, por su parte, el único que realmente se exhibe tal y como es ante los demás, sin importarle nada, un pequeño atisbo de magia y fantasía que se cuela en una realidad tan deprimente, de habladurías, de aburrimiento. Acertadas descripciones, rotundas y concisas, tanto de espacios físicos como de estados de ánimo, que generan un ambiente mórbido, gótico incluso, que tiene mucho que ver con el contexto sureño y su decadencia (que recuerda demasiado incluso a las obras de Tennessee Williams), la peligrosa e irracional naturaleza abriéndose paso, quedando los protagonistas desarmados, impasibles ante ella.
Buena novela corta en la que, con muy pocas páginas, se cuenta una historia truculenta, complicada e intensa. Pocos personajes, pero todos muy bien definidos y ninguno fácil ni intrascendente.
Me ha sorprendido y me ha gustado mucho, a pesar de la aparente sencillez con la que está escrita.
Esta novela parece más bien una obra de teatro, es corta, tiene pocos personajes y estos se manejan en un ambiente cerrado, un puesto militar en tiempos de paz. Consigue narrar los hechos en dosis controladas para mantener intrigado al lector. Una buena lectura.
Dado que no me gusta el denominado "realismo sucio" norteamericano de la cual, Carson McCullers, es un referente, estaba convencida de que la novela me iba a desagradar en el fondo. Pero, y para mi total y absoluto asombro, ha ocurrido lo contrario, y no he podido dejarla en ningún momento.
Estoy gratamente sorprendida con la autora. Me parece una escritora portentosa, dotada de muchísimo talento y una sensibilidad que no deja indiferente a ningún lector. Sus prosa, fluye como un caudaloso río, lenta pero armoniosa. Y eso es lo extraordinario, ya que la historia no se estanca ni aburre jamás.
Sus descripciones precisas y exhaustivas, y su agudo conocimiento de la naturaleza humana hacen que leer esta novela sea todo un placer.
Los personajes de McCullers están sólidamente construidos y perfilados psicológicamente de manera admirable. Todos, sin excepción, son solitarios y se encuentran marginados en una sociedad que, o bien no los comprende o no los tiene en cuenta. Eso hace que resulten coherentes, verosímiles y, sobre todo, humanos. Esta manera de tratar y desarrollar la historia y a sus personajes, es uno de los puntos fuertes de la escritora.
En reflejos de un ojo dorado, nos encontramos una historia más oscura y perturbadora. En esta novela somos testigos de un asesinato. Pero la autora no se queda en eso y ahonda en las razones, obsesiones y miedos de todos los personajes implicados en la novela. Así que, más allá de la muerte de un personaje, McCullers nos habla de los temas universales, tales como el amor, la traición y el miedo a la muerte, a la vez que trata otros tan polémicos como la homosexualidad y el asesinato.
Y, como no podía ser de otra forma, la tragedia se cierne sobre los personajes de forma súbita e impactante, dejando expectante al lector y, un poco decepcionado al descubrir que la autora no cuenta más.
Definitivamente, estamos ante una novela excepcional, escrita por una autora magnífica y, que por desgracia, poca gente conoce y valora. Merece la pena leer este libro y a esta autora, que profundiza en la emoción humana y es capaz de trasmitirla de forma tan sencilla que casi resulta dolorosa.
Buena la historia, pero no realmente de mi total agrado.