Resumen y sinopsis de El primer hombre de Albert Camus
Ese hombre del título sería el padre del niño Jacques Cormery, protagonista de esta historia. Pero de ese padre emigrante, que murió en el frente durante la primera guerra mundial y que se había casado con una menorquina analfabeta y casi muda con la que apenas dispuso del tiempo necesario para tener dos hijos, poco se sabrá.
Albert Camus idea su propio trasunto, Jaques Cormery, para narrar su propia infancia, con esporádicos saltos adelante en el tiempo que utiliza para esparcir la sustancia reflexiva de esta, su obra póstuma.
He leído ‘El primer hombre’ con cierto doping, porque en breve voy a visitar Argel, y actualmente todo lo que rodea a la ciudad me interpela especialmente. Pero ese único factor, por sí solo, no explica el buen sabor de boca que me ha dejado este auto-biopic.
Me han interesados las andanzas de ese Jaques/Albert niño, inquieto e hiperactivo, una flor intelectual creciendo en un páramo de analfabetismo. El posfacio de Ridao me ha servido para entender el peculiar contexto en que hay que entender el relato que el autor hace de la extrema pobreza en que se crio, teniendo en cuenta que, ya adulto, era tildado de burgués por otros pensadores de su tiempo.
El título de la obra alude al carácter huérfano de Camus, que reconoce una especie de shock cuando visita la tumba de su padre, y se da cuenta de que ya ha superado la edad que aquel tenía cuando se dejó la vida en la Primera Guerra Mundial. A partir de ahí, alude en varias ocasiones a cómo ha tenido que trazar su camino sin una guía, sin una referencia. Nuevamente los párrafos de cierre de Ridao me abren los ojos sobre los paralelismos que sugiere el Nobel respecto al tiempo en que le tocó vivir, esa parte central del siglo XX que alumbró sucesos nunca vistos, ante los que no había un guion que seguir.
Personalmente, también me causa honda impresión el personaje de la madre, a quien el niño adora, pero a quien nos describe como un alma sufriente, triste, resignada y esforzada al mismo tiempo. Me conmueve profundamente.
En definitiva, he leído con mucho interés este testamento literario de un escritor que murió en accidente sin haber terminado la obra, y por tanto sin haber decidido si quería publicarla o no, e incluso en caso afirmativo le amputó la posibilidad de una revisión final para decidir cuánto de transparente quería que fuera su auto-biografía.