Resumen y sinopsis de El hombre del salto de Don DeLillo
Keith Neudecker emerge de una nube de humo y, cubierto de cenizas y cristales rotos, deambula confuso por las calles de Manhattan hasta llegar a la casa de su ex mujer y su hijo. Es el 11 de septiembre de 2001. El mundo ha cambiado para siempre. El hombre del salto es una novela que sobrecoge, hipnotiza. Don DeLillo cuenta cómo la devastación afecta las vidas de un pequeño grupo de personas entre los que se encuentra la familia de Keith, pero también abre una ventana a la paradójica normalidad con que uno de los terroristas, Hammad, se prepara para el martirio.
La premisa de este libro es atractiva: tras sufrir en carne propia el impacto de los aviones en las torres gemelas, un ejecutivo malherido recala en el domicilio de su exesposa e intenta desenvolver una nueva vida inevitablemente condicionada por la alucinante experiencia. Se trata, sin embargo, de una historia deslavazada que sitúa a la exesposa y no al supuesto protagonista en el centro de la narración, haciendo que la historia transite por vericuetos que no me han resultado particularmente interesantes. Y es que la exesposa no tiene gran cosa que contar: superada la impresión del reencuentro sorpresivo y forzado por las circunstancias, reparte su tiempo entre su hijo, su marido recuperado a medias, sus clases a enfermos de Alzheimer y su madre, personaje este último construido con tópicos bastante manidos (intelectual y crítica de arte que deja traslucir una correcta pero fría y escuetamente académica relación con su hija).
La última parte del libro, que cuenta las vivencias del protagonista como reconvertido jugador profesional, resulta bastante más interesante y reveladora.
Finalmente, la imagen recurrente del “hombre del salto” que fue inmortalizado en caída libre desde una de las torres, que da título a la novela y que pretende de alguna forma articulara y dotarla de sentido, se me queda desdibujada y cogida por los pelos. Y es que, pese a la reiterativa alusión al “salto” a lo largo de todo el relato, su simbolismo o fuerza metafórica no acaba de funcionar más que como una especie de reclamo publicitario que, como todos, prometía más de lo que da.
Tenía ganas de leer esta novela y el inicio no me defraudó. Prometía el tema y la descripción de los personajes. Sin embargo al terminar me ha parecido que los diversos pasajes o elementos que la constituyen son eso, demasiado diversos. Yo no he conseguido encajarlos y he acabado más bien perdido. Me parece que la traducción tampoco facilita las cosas: independientemente de los frecuentes loísmos, hay varias frases sin sentido. Creo.
Novela que comienza y termina con la impactante descripción de la destrucción provocada por los atentados del 11 de Septiembre de 2001, desde el mismo centro de la tragedia y con el ojo narrador puesto sobre uno de los supervivientes. Sobre este acontecimiento, de manera a veces más directa, a veces menos, pero sin huir completamente de semejante fantasma (tan traumático para la mentalidad occidental), pivotan unas vidas que dan buena muestra de la quebradiza realidad contemporánea, una realidad de individualidades frágiles en íntima conexión con unos hechos históricos trascendentales y cargados de significado. El relato sigue una trayectoria errática, la de una escritura en permanente tanteo y búsqueda del motivo revelador, difícil y rebuscada por momentos, vaga y extrañamente precisa a la vez, con sugerentes descripciones tanto físicas como de estados mentales. Nada de una única y gran historia con pleno sentido, historias, sub-historias y anécdotas tienen la misma importancia, quedando la trama así suspendida, en un clima desasosegante y de rara normalidad. ¿Moraleja? No la hay, sólo un caleidoscopio de miradas; unos niños, un marido, una madre vieja, un grupo de terapia, unos jugadores de cartas... incluso los propios autores del atentado. Bill Laughton, Ernst Hechinger, David Janiak, que nombran cada parte del libro, no son sino máscaras de ficción. Vale, no es un trago fácil, pero sí que es un esfuerzo arriesgado y valiente, no ya desde el punto de vista novelesco, sino como intento de entender, sin el menor melodramatismo, un mundo, una realidad, que se nos escurre entre las manos.
El mejor libro que se haya escrito sobre las torres gemelas.
Novela interesante.
Plasma muy bien los efectos que provocó en la sociedad norteamericana el atentado terrorista de las Torres Gemelas.
Las magulladuras y secuelas de los que lo vivieron en primera persona y tuvieron la suerte de sobrevivir.
Lo que menos me ha gustado del libro son los capítulos dedicados al punto de vista de uno de los terroristas.
Es como si el autor intentara hacérnoslo cercano y ameno, dulcificándolo en exceso.
Un libro de emociones que sin embargo conmigo no ha conectado. Me ha resultado aburrido y predecible hasta el punto de que a falta de 10 paginas no lo he terminado.