Resumen y sinopsis de Cántico de Jorge Guillén
La colección y la editorial quieren rendir con este libro un emocionado homenaje a la extraordinaria obra poética de Jorge Guillén y el magisterio de José Manuel Blecua. El libro mayor y más conocido de este autor es Cántico que pasó por varias ediciones, desde la primera de 1928 fueron ampliándolo y, según algunos críticos, matizando su carácter definitorio. La segunda edición, de 1936, refrendó al autor como uno de los poetas fundamentales de la famosa generación del veintisiete y de la poesía moderna, según demuestra la influencia que ejerció sobre la escritura poética, no sólo española, sino también en otras lenguas.
Poemario que fue ampliado en sucesivas ediciones, cuyo autor es uno de los miembros más destacados de la Generación del 27 y discípulo de Juan Ramón Jiménez. La concentración expresiva y la tendencia a suprimir todo lo que pudiera considerarse ornamental, superficialmente sentimental, fácilmente sonoro, en un poema, así como todo lo que haga referencia a una realidad concreta, son rasgos que van unidos al ideal de la llamada “poesía pura”, por el cual es perseguida por el poeta la máxima perfección estética. No hay asomo de angustia vital en estas páginas, sino al contrario, el tema principal es la exaltación del ser, la armonía y unidad esencial de un mundo sin mancha alguna, la plenitud gozosa de una realidad que se basta a sí misma. Rasgos estilísticos; la brevedad y depuración del verso, no dejándose nada al azar, el vocabulario escogido con cuidado hasta dar con la palabra oportuna, el uso de exclamaciones para aportar mayor expresividad... normal que, de vez en cuando, podamos tener una impresión de cierta frialdad y falta de contenido... sin embargo, es perceptible en cada poema una tan complicada como evocadora arquitectura de lenguaje minimalista, cosa que me recuerda a la obra de ese gran artista de la palabra que fue Jose Ángel Valente.
He tratado de leer este libro mítico y confieso que no he podido con él: es poesía tan pura, tan pura, tan pura... que no me causa emoción alguna, ni la entiendo. Muy a lo Paul Valéry.