Resumen y sinopsis de El sueño de la razón de Antonio Buero Vallejo
"El sueño de la razón produce monstruos", escribió Goya al pie de uno de sus Caprichos. En esta obra, El sueño de la Razón, que su autor califica de "fantasía" y con la que da un paso decisivo hacia el "teatro total", se alza un nuevor retablo histórico con el gran pintor aragonés como protagonista. Se sitúa la acción en el momento en que es ya un hombre debilitado ante los excesos del poder poder político de Fernando VII. Había creído en la "divina razón" y había soñado en una Ilustración que cambiara el país.
El espectador de 1970 no necesitaba esforzarse para ver reflejada la situación de España en ese momento. Pero esto convierte a El sueño de la Razón en una obra de circunstancias, porque la lección simbólica va más allá, apunta a los conflictos permanentes del ser humano y confiere al drama un valor universal de pensamiento y de arte.
Buero Vallejo desde su vocacional pasión por las Bellas Artes (que le llevó a cursar estudios superiores) dedica dos piezas de su teatro histórico a nuestros mayores genios: Velázquez y Goya.
Esta obra se enmarca dentro de su etapa final en la Quinta del Sordo en los duros primeros meses de la llamada "década ominosa". Buero crea un ambiente dramático pleno de simbolismo en donde el espectador se puede figurar la elaboración de los famosos Caprichos, tétrica serie de pinturas que reflejan el periodo de perturbación del gran maestro.
Me ha gustado más que otras obras teatrales más famosas del autor, caso de "El tragaluz" o "Historia de una escalera". Resulta un apunte rápido de la vida del famoso pintor Francisco de Goya insertada en una obra de teatro, lo cual nunca es fácil. Así, la locura, la sordera y las pinturas tenebrosas siempre presentes se insertan en esta composición, con el odio de el rey de por medio, además de otros personajes que no sabemos si están a favor del rey o del genial pintor, hecho muy bueno para mantener la tensión. Sin olvidar la relación con su criada, que aporta el toque de dramatismo constante que hace que sigamos con interés esta representación.
No están bueno como el Tragaluz, pero también posee dureza, sobre todo la de Goya en su locura de los últimos años.