Resumen y sinopsis de El tragaluz de Antonio Buero Vallejo
Recluidos en un sótano, un grupo de vencidos de la guerra civil contempla la vida a través de un simbólico tragaluz. Jugando con el tiempo, Buero Vallejo consigue una dimensión de «sobrecogimiento histórico» que obliga al espectador a entrar en acción y afrontar los problemas de su entorno.
Luis Iglesias Feijoo, de la Universidad de Santiago de Compostela, analiza El tragaluz como testimonio excepcional del acierto de combinar, dentro de un teatro de vocación realista, el interés por la intriga con la reflexión crítica. En la Guía de lectura, Ana María Platas ofrece una rica selección de textos que ilustran el sentido y la trascendencia de la obra, y un detallado análisis de la obra que enriquece su lectura. El perfecto maridaje entre ética y estética eleva El tragaluz a la categoría de clásico contemporáneo.
El Tragaluz es una muy buena obra de teatro. Los personajes describen la España de su tiempo.
Correcta obra teatral que me leí en el instituto y recordaba con agrado. Gira entorno a la idea de que el pasado siempre vuelve, y todo lo que se realiza en la vida tiene sus consecuencias en el futuro. Un hecho familiar en tiempos de guerra será el detonante del drama. Me encantó los equívocos del padre con problemas mentales, así como la crítica a una sociedad deshumanizada y cruel. Una pena que no se le dotara de mayor protagonismo al tragaluz, visto como una especie de cine que enseña la realidad.
Es profundo, para encontrarse con uno mismo. De lectura rápida.
Cayó el libro en mis manos por casualidad. Fui un poco reticente a leerlo, pero cuando comencé no pude parar. Sencillamente genial, la historia, los personajes, todo...
Excelente.
La mejor obra de Valllejo,
Dios mío, qué maravillaaaaa, qué dureza, qué sensaciones deja esta obra.
Aunque sea en otro ámbito, pero solamente Delibes es capaz de escribir así y de describirnos así. Uno tiene la sensación de que después de leer esta obra de teatro debe darse un baño en agua muy caliente y quitarse toda esa realidad que le ha quedado pegada en la piel.