Resumen y sinopsis de La tierra sin mal de Jesús Sánchez Adalid
La Tierra sin Mal narra las aventuras de dos hombres opuestos: Tomás Llera, hidalgo extremeño que parte a las Indias en busca de fortuna, y Enrique Madrigal, misionero utópico que viaja para participar en las reducciones jesuíticas de Paraguay. Llera sintetiza el afán de riqueza y poder en unas Indias prometedoras; Enrique confía en un mundo armónico donde los hombres vivan felices, ajenos al egoísmo y el mal.
Desde la Sevilla de los marineros y truhanes, pasando por el Madrid de los Austrias, Salamanca universitaria, Castilla eterna y sobria, y los puertos Canarios, el itinerio de ambos se adentra en el Atlántico, con escala en Bahía, Rio de Janeiro y Sâo Paulo hasta Paraguay, donde la historia discurre por Guairá, la ciudad de Asunción y las misiones jesuíticas en las que los indios guaraníes buscan refugio de los bandeirantes, traficantes de esclavos protugueses que no desean perder su poder.
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En general es una buena novela histórica. La narración sigue a dos personajes cuyas vidas acaban cruzándose: Enrique de Madrigal, un jesuíta, y Tomás de Llera, un joven ávido de aventuras. Los dos partirán hacia las misiones del Paraguay. La cuestión es que el autor deja muchos cabos sueltos al final que no resuelve y eso deja al lector un poco perplejo.
El descubrimiento de América dio pie a diferentes formas de ver ese Nuevo Mundo. Para muchos fue una oportunidad de buscar riqueza sin ningún escrúpulo. Para otros fue una opción para expandir el Bien. En la novela, Sánchez Adalid nos muestra estas dos formas antagónicas de viajar hacia las tierras americanas. El final de la novela es quizás algo frío o decepcionante. La documentación histórica es, en cambio, excelente.
A veces pasa que, cuando uno ve un libro de un autor que conoce y, con el que tras leer algunos libros suyos se ha sentido satisfecho, pues lo compra sin mirar nada más, ve su nombre en la portada y un sello bien grande que pone "best seller" y piensa, "joder, este lo tengo que comprar sí o sí", pero no todo es oro lo que reluce y eso es justo lo que me pasó con "la tierra sin mal" de Jesús Sánchez Adalid.
No niego que la pluma del autor sea excelente, pero a veces no es suficiente si la historia que nos cuenta está vacía o, como es este caso, nos aburre. Y es que en "la tierra sin mal", tenemos 500 páginas en las que no pasa nada de nada, tan solo las peripecias de dos personas, cada una por su lado, para viajar al nuevo mundo y realizar sus sueños, en uno conseguir riquezas y el otro ayudar a que el mundo sea un lugar mejor y libre para todos.
El problema del libro es que no hay acción, ni drama, ni misterio, se hace pesado leer páginas y páginas sin que nada importante suceda y eso nos lleva al tedio más absoluto.
Sí, es cierto que hacía las 100 últimas páginas nos muestra algunas de las crueldades que los conquistadores hicieron con los nativos americanos, pero eso es todo lo que ofrece la obra. Además, cuando trata el tema del jesuita (uno de sus protagonistas), lo hace como dejando caer su gran espiritualidad y su fe en dios (la del autor, no la del jesuita) y, sinceramente, la falta de objetividad en una obra me saca de sus páginas.
En fin, puede que a alguien le haya gustado, pero a mí desde luego no, y no lo pienso recomendar a nadie, salvo que quiera matarlo de aburrimiento.
El libro me gustó. Me parece un buen retrato de la época, con dos historias paralelas: la de un jesuita y la de un joven hidalgo. La primera parte, cuando el jesuita y el hidalgo se preparan para ir a las Indias es algo más parada, se recrea mucho en ambientar la época. La segunda parte, ya todos en las Indias, es más movidita, más dinámica. De todos modos, tengo que decir que el final me llamó la atención, ya que el autor no se para a narrar qué ocurre con gran parte de los protagonistas, es como si el libro necesitara un par de capítulos más. De todos modos, es fácil imaginarse qué tal le va a ir a los distintos personajes leyendo el epílogo final donde narra los sucesos históricos que tuvieron lugar en los siguientes años.