Resumen y sinopsis de Salambó de Gustave Flaubert
Novela situada en Cartago, Salambó narra, en un escenario que recrea los esplendores y miserias de la Antigüedad con asombroso detalle, las peripecias de su heroína, hija del caudillo Amílcar, así como su historia de amor con el apuesto Matho. El fasto y la crueldad de ese mundo remoto, el fragor de las luchas, la angustia de los asedios, las tornas que se vuelven, el vigor de sus personajes, hacen sin duda de esta novela una de las diez mejores nunca escritas dentro del género histórico. Gustave Flaubert (1821-1880) no fue sólo un magistral adelantado de la modernidad, sino también un gran contador de historias, prodigioso creador de ambientes y extraordinario creador de caracteres.
Mi primera novela histórica del siglo XIX, el autor se pierde en descripciones al principio de la novela, aunque más adelante se hace interesante la lucha de los mercenarios contra Amílcar Barca que representa a la ciudad de Cartago. No es la mejor novela histórica que he leído, pero si a hecho surgir una curiosidad por las guerras púnicas, ya que estas son el comienzo de la invasión romana en Hispania y con la novela es una buena forma de informarse sobre la historia de España de aquella época de una forma amena. Ya tengo otras novelas pendientes que continúan a esta sobre este tema. Saludos.
No he conseguido conectar con este libro. La historia de Cartago me interesaba, y por eso he conseguido terminarlo. Creo que hay descripciones demasiado exhaustivas de algunas cosas, y otras son abordadas con mucha superficialidad. A veces tenía que buscar en internet los acontecimientos que se producen, para entenderlos mejor. Me costará un tiempo reconciliarme con Gustave Flaubert.
Comparto todos las críticas vertidas en torno a esta novela, con excepción de ese apunte negativo tan parco como irracional y algunas descripciones de la propia trama que resultan innecesarias e indeseables para el comentario.
A mí, por mi parte, tan sólo me gustaría agregar que la novela está muy mal titulada. "La guerra de los mercenarios" e incluso el más atractivo de "La guerra inexpiable", como fue conocida, hubiese resultado muchísimo más esclarecedor e ilustrativo del argumento, trama y contenido de la novela. Novela que, a pesar de sus muchas virtudes literarias y de su nada escaso esfuerzo en encajarla dentro de un mínimo de rigor histórico, peca un poco de melodramática. No en vano de ella se hizo una muy exitosa adaptación para la ópera. Y, en esa línea característica, el final de la misma resulta tan dramáticamente abrupto como histriónico y decepcionante para el lector moderno. No obstante y sin duda alguna, lo interesante no es precisamente llegar a su desenlace sino sumergirse en la magistral evocación de Flaubert de los escenarios históricos imaginados por él.
Leer esta novela es sumergirte en la cultura de Cartago. Flaubert nos detalla con documentación, precisión, rigor pero sobre todo con una gran descripción en su prosa la religión, el gobierno, la naturaleza, el sentimiento de los cartagineses.
El libro trata un hecho histórico real, como fue la rebelión de los mercenarios tras la derrota de Cartago en la primera de las guerras púnicas contra Roma. Algunos pasajes del libro son de una fuerza y descripción muy realista como la derrota de los mercenarios en el desfiladero.
Excelente novela.
Cartago, la “ciudad nueva” fue fundada por la princesa Elisa, oriunda de Tiro hacia el año 814 A.C. (a la que Virgilio, con el nombre de Dido, convertiría en personaje de su Eneida) ubicada en las costas del mar mediterráneo al norte de África en lo que hoy conocemos como Túnez. A partir de su fundación, se convirtió en la gran metrópoli fenicia o púnica de Occidente hasta su destrucción en el año 146 A.C. por parte Roma en tres guerras que duraron 120 años y conocidas como las guerras púnicas. Al finalizar la primera, con saldo a favor para Roma, se origina una revuelta de los bárbaros contratados por el pueblo cartaginés que exigían el pago por sus servicios prestados. También conocida como la guerra de los mercenarios o la guerra inexpiable y con una duración de 3 años y cuatro meses (241-238 A.C.) es el colofón del cual se sirve el escritor francés Gustave Flaubert (1821-1880) para escribir su célebre novela histórica Salambó.
Flaubert ya había presentido esta novela cuando, de niño, leyendo lápiz en mano la Histoire romaine de Michelet, vibra con el relato que el historiador hace de la “guerra inexpiable”. Luego, en sus años de juventud realiza un largo viaje (1849–1851) con su amigo Máxime du Camp en el que recorrió Italia, Grecia, Egipto, Jerusalén y Constantinopla. Este viaje causó una gran impresión en su imaginación. Luego, en una carta escrita a su amante Louise Colet con fecha de 7 de septiembre de 1853 manifiesta lo siguiente: “Quiero hacer dos o tres libros épicos, novelas en un medio grandioso en el que la acción sea forzosamente fecunda y los detalles ricos en sí mismos, lujosos y trágicos a la vez, unos libros de grandes murallas pintadas de arriba abajo”. Luego del éxito de Madame Bovary pudo costearse una visita a Cartago entre los meses de abril y junio de 1858, a fin de documentarse para su novela, que no terminó hasta 1862.
Salambó es la hija ficticia del sufeta Amilcar Barca, padre de Aníbal, el gran estratega que puso a tambalear el todopoderoso imperio romano. Como sacerdotisa de la diosa Tanit es vista como una deidad ante el pueblo cartaginés. Hermosa y cautivadora, deslumbra al líder mercenario Matho, un libio de gran estatura que demuestra un enorme valor en las batallas ya que su único propósito es acercarse a Salambó y esa fuerza es la que impulsa su accionar en las batallas. A pesar de las intenciones de Cartago de pagar la deuda con los bárbaros, es Matho y Spendius, su amigo y antiguo esclavo griego quienes originan la revuelta y sitian la ciudad provocando una guerra civil. Matho no se resigna a abandonar la ciudad sin la mujer que invade sus sueños. Spendius lo incita a entrar de manera furtiva a la ciudad y robar el Zaimph, velo sagrado cuyo valor místico es incalculable.
Amilcar llega a la ciudad proveniente de la península ibérica y toma las riendas del conflicto. Salambó, presionada por su padre y con la ayuda de Schahabarim, sumo sacerdote de la diosa Tanit, emprende un viaje riesgoso a la carpa de Matho. Allí tiene un encuentro con el líder de los mercenarios el cual le expresa el amor que siente por ella. Un incendio provocado por las fuerzas de Amilcar es aprovechado por Salambó para huir con el Zaimph, tras la ausencia de Matho. Es a partir de este hecho en que se comienzan a suceder las batallas que reparten victorias y derrotas para ambos bandos. Traiciones, alianzas, tácticas de batalla se van dando lugar hasta la victoria definitiva del ejército cartaginés.
Flaubert, referenciado por el Libro I del historiador griego Polibio y más de cien obras antiguas y modernas, describe con detalle el modo de vivir de Cartago, la organización de la ciudad, la adoración a una variedad de dioses provenientes de sus padres fenicios en la tierra cananea, la indumentaria y atavíos propios de los habitantes hasta la enumeración pormenorizada de las crueldades experimentadas por los soldados, de aquellos que sufren todo tipo de penurias y torturas hasta los que son atravesados por la espada. Otro hecho espeluznante es el sacrificio realizado por el pueblo de Cartago al dios Moloch en el cual sacrifican a niños con el fin de implorar su ayuda y salir del trance en que se ven envueltos.
Como una manera de deslastrarse del realismo de Madame Bovary, Flaubert emprende un proyecto exótico, narrar la guerra inexpiable amparado por su temple y visión del quehacer literario. Para ello dio vida a una heroína, siguiendo el curso de su novela anterior, que iluminara con luz propia un escenario terrible, dominado por la barbarie y la muerte. Ejemplo de esto tenemos la descripción de Salambó cuando Matho ingresa en el templo para el rapto del Zaimph: “Ella dormía con la cara apoyada en una mano y el otro brazo extendido. Los rizos de su cabellera se disponían a su alrededor con tal abundancia que parecía acostada sobre plumas negras, y su larga túnica blanca ondulaba en blandos pliegues hasta los pies, dibujando los contornos de su talle” y Schahabarim solía contemplarla y regocijarse a pesar de las condiciones de ambos: “Pero en medio de la aridez de su vida, Salambó era como una flor en la grieta de un sepulcro. Sin embargo, era duro con ella y no le ahorraba penitencias y palabras amargas. Su condición sacerdotal establecía entre ellos algo semejante a un sexo común y le molestaba menos en la joven no poder poseerla que encontrarla tan bella y, sobre todo, tan pura”.
Flaubert, sin más compromiso que con la misma literatura emplea alrededor de cuatro años en construir Salambó. Todo su empeño y vocación es canalizado por un solo objetivo: escribir una obra maestra, lograr el balance perfecto entre los acontecimientos inscritos en los anales de la historia y aquellos que surgieron en su imaginación. Entregar a la posteridad las hazañas de un pueblo que vivió un periodo de esplendor para luego desaparecer corresponde más que todo a los arqueólogos y a cualquier aventurero intrépido que, con papel y pluma conmina a un ilimitado número de lectores a revivir hasta en versión fílmica como la adaptación que dirigiera Sergio Grieco en 1960.
Mala y superficial.
Un maestro realmente Flaubert como novelista histórico, me encanto realmente esta obra que compacta en poco menos de trescientas páginas un episodio real como fue el destino de aquellos miles de reclutas mercenarios convocados y derrotados en la primera guerra Púnica. Primero aliados, luego enemigos, primero perseguidores y luego perseguidos. Una colorida y emotiva descripción de aquella Cartago, que en pocas décadas paso de la gloria a la humillación, y en medio de este contexto, Salambó, una princesa que podría cambiar la historia. Muy recomendable por su atrapante y amena de lectura.