Resumen y sinopsis de El simple arte de matar de Raymond Chandler
En el ensayo `El simple arte de matar`, Chandler escribe acerca de la frontera entre la narrativa seria y la narrativa policíaca, que se desvanece cuando la escritura es vital y verdadera. Condena la irrealidad de los dispositivos de trama y las convenciones, y demuele a la aburrida `edad de oro` del género. Regaña a Christie, Sayers y a Doyle por sus descuidos y señala de forma estruendosa las ofensas literarias de A.A. Milne. Augura la aparición de excelente narrativa policíaca, tecleada por los sucesores de Hammet que son fríos, duros, `realistas del asesinato.`«Chandler no escribía sobre crímenes, o sobre detectives, y siempre insistió en ello. Él escribía sobre la corrupción del espíritu humano, sirviéndose de Philip Marlowe como si de un ángel descreído se tratara.»George V. Higgins
Ha participado en esta ficha: Polyta
Conjunto de tres cuentos cortos y un ensayo sobre el significado que han tenido, a nivel literario, los libros de detectives. Los cuentos son: "Las perlas son una molestia" (investigación del robo de un collar de perlas), "El Rey amarillo" (hay que descubrir quién ha matado a dos víctimas, una de ellas un saxofonista que duerme con una prenda amarilla) y "El denunciante" (el más flojo de ellos). Si bien los dos primeros cuentos son aceptables, el ensayo es bastante denso, lo cual le resta valor al libro.
Evidentemente las distintas ediciones difieren en la cantidad de cuentos incorporados. La reseña menciona ocho, los comentaristas precedentes tres y la edición en mi poder, de Emecé argentina, contiene siete (todos sin contar el consabido ensayo). Hecha la aclaración, manifiesto que Chandler me decepcionó. Si bien esperaba la novela dura, el famoso policial negro norteamericano, creí que encontraría algo similar a Dashiel Hammet o Mickey Spillane. Pero no llega ni a ellos, pese a su fama. Los relatos, simplemente, me aburrieron.
Compuesto de tres relatos y un pequeño ensayo sobre novela negra de los años 30. Historias bien construidas, al estilo primario y duro -y por tanto, a veces algo simplón por maniqueo- de las novelas de Marlow.