Resumen y sinopsis de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda
«Veinte poemas de amor y una canción desesperada es un libro doloroso y pastoril que contiene mis más atormentadas pasiones adolescentes, mezcladas con la naturaleza arrolladora del sur de mi patria. Es un libro de amor porque a pesar de su aguda melancolía está presente en él el goce de la existencia.» Con estas palabras definía Pablo Neruda este volumen que el lector tiene en sus manos, aparecido en abril de 1924, cuando el poeta apenas tenía diecinueve años de edad.
Se iniciaba así el milagro de un texto escrito por un estudiante provinciano, bohemio, pobre y poco afortunado en el amor. Con el tiempo, el joven se convirtió en un poeta universalmente consagrado, y este libro, en uno de los poemarios más leídos, publicados y traducidos en el mundo.
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve en mis brazos. / La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. / Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Pensar que no la tengo. / Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. / Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. / La noche está estrellada y ella no está conmigo."
Obra que consagró tempranamente el talento inspirador de Pablo Neruda, gracias a un conjunto de versos llenos de fuerza sentimental, en que las representaciones de la naturaleza, el amor, la soledad, la ausencia, el deseo, la tristeza, dejan traslucir una personalidad nostálgica, contemplativa y audaz en cada línea plasmada, ansiando esa compañía del ser amado centro de desvelos, sueños y angustias, pero también dadora de cierto placer hedonista cuando calla, cuando huye o al acariciar el anhelo de su presencia, aún cuando esté latente su alejamiento y la fidelidad entredicha de su amor.
Gran clásico de la poesía latinoamericana y universal.
Hay que reconocerle al Neruda escritor (a su persona ya le dedicaré alguna línea, hoy no toca) varias y asombrosas virtudes:
La primera y rotundamente más importante es su jupiteriana capacidad visionaria.
Sé bien lo que digo, a sus apenas 19 primaveras el poeta chileno no sólo vaticinó la apasionada relación que mantendría un servidor con su suegra años después, sino que creó en el primer verso de su decimoquinto poema toda una declaración de intenciones, tan rotunda como cristalina:
"Me gusta cuando callas" arreglándolo después con un sutil "porque estás como ausente".
Muchos pensaréis, ¡qué bruto!
¡Pobre suegra!
Muy bien.
¡Quedárosla!
No os preocupéis por su manutención que mensualmente os envío 5 balas de heno y un cencerro última generación a finales de año.
En lo que se refiere a literatura, el poemario de don Pablo destaca por la sencillez de sus palabras, no precisa el autor de vocabulario rimbombante, el diccionario seguirá guardando polvo.
Belleza natural sin maquillaje.
Es cierto que en el XXI año 2 D.C.. (después de Covid) el modernismo de Neruda se nos queda como el rebobinado de las casetes con boli (y habrá alguno que no sabrá de lo que hablo) pero en su época y sin negarles el garrotazo en la cabeza, quieras que no era un avance, insufrible e insuficiente, pero resultón para su siglo y contexto.
¿No?
Lean a Lorca lean... claro que a este lo fusilaron y ya con esto lo hicieron héroe, como cura al sinvergüenza (en asuntos de faldas) un injusto baño de plomo.
Dos grandes, sí, porque ambos pintaban con palabras un realismo social con ánimo de mejorarlo, aun cuando ninguno predicara con el ejemplo, en especial, en femeninos asuntos.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada es el grito desamparado de un adolescente que empieza a dejar de serlo, con sus primeras heridas sin cicatrizar que supuran al tiempo esperanza y desdicha en un mismo fluir.
Y en ese frescor de la edad (recuerden lo del casete y el boli) la danza hormonal se aprecia en la idealización de una amada que está en todos sus poemas y en ninguno, tan imprecisa como imposible y a fin de cuentas, inalcanzable.
Pero por encima de todo, bello, incluso para los que bebimos el caldo del romanticismo ¡en botijo y a morro!
Como escritor y mago de la palabra Neruda fue un genio, incluso en pleno hervor, como demuestra este excelente poemario.
¡¡Ay Pablo si yo hubiera tenido ese pico a mis 19!!
¡¡Bolos todas las noches!!
No se puede objetar nada a Neruda, al poeta. Buenos poemas de amor.
Pura sensibilidad. Una maravilla escrita con la pluma de un alma enamorada.
Si bien la descripción proclama a este libro como la obra de la poseía latinoamericana, creo que los veinte poemas y la canción desesperada no le hacen justicia a dicho título. Son poemas llevaderos, ordenados caprichosamente (porque no presentan rima, a veces sí, ni métrica, y por esa rebeldía son llamados de vanguardia) y de imágenes muy fuertes como también muy pobres.
Lo recomiendo a quien quiera pasar una tarde leyendo un poco de poesía y adentrarse en la Literatura de este autor.
Precioso. Me encantan todos y cada uno de los poemas.
No hace honor a su fama,sólo logró gustarme el número 20.
Una obra de una gran fuerza lírica y una gran originalidad expresiva.
Un espléndido libro de amor juvenil, que destaca por su concepción poética; y en el que las imágenes, los símbolos y los recursos estilísticos, desentrañan la figura de la mujer como la de la verdadera musa de la pasión idealizada.
Muchos de ellos se han hecho tan populares, que han pasado a la fase de lo imperecedero y lo eterno. Hallando cobijo o refugio en nuestras presurosas y latentes vidas.
Me fascina cada poema de esta obra. Los mejores son el poema 15 y el poema 20.
El libro más difundido de la poesía hispanoamericana, de un poeta aún en su época de juventud y heredero de la corriente modernista. Contiene poemas que han pasado a la historia, especialmente el número 20 (“puedo escribir los versos más tristes esta noche”), insuperable. Evoca los sentimientos del amor y de la nostalgia a través de la naturaleza y de la figura femenina, brumosa, idealizada en el recuerdo, y aunque lo hace con indudable sensibilidad y talento, se me atragantan algunos versos y figuras poéticas que utiliza (“eléctricas gestiones”, “vasos del pecho”), por lo que no termino de apreciar toda su grandeza.