Resumen y sinopsis de La aventura del tocador de señoras de Eduardo Mendoza
La aventura del tocador de señoras retoma las enloquecidas aventuras del innombrado protagonista de El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas, convertido esta vez en peluquero ocasional, buscavidas incondicional y víctima de un engaño que le obliga a investigar un asesinato para salvar su propio pellejo. Algo más entrado en años, pero igual de estrambótico, nuestro héroe abandona definitivamente el manicomio en el que lleva décadas confinado, con la idea de encauzar su vida. No se espera de él que resuelva enigma alguno, pero su destino le llevará a hacerlo. Tampoco la ciudad que le aguarda es la Barcelona cambiante de la transición o la todavía en ebullición de comienzos de los años ochenta: nos encontramos en la resaca postolímpica, en un mundo que se ha vuelto a la vez más turbio y más complejo, pero cuyas leyes permanecen tan inescrutables para el improvisado sabueso como las de antaño. Sin más recursos que los que le brinda un instinto que sin él saberlo es el propio del pícaro, ha de encararse a una malla de lianas invisibles, aunque mortíferas, que tejen un entramado de crimen y corrupción. La aventura del tocador de señoras es una narración delirantemente divertida, marcada por el contraste entre el carácter hilarante de cada peripecia o detalle expresivo y la dureza del retablo social que dibuja el conjunto. Tras un prolongado silencio, Eduardo Mendoza regresa a la novela para alcanzar una de sus cimas narrativas.
Me gustó más el primero, pero posiblemente porque fue el primero que leí. Los siguientes se repiten un poco y el personaje ya no te parece tan divertido. Tiene algún episodio gracioso, sobre todo los que suceden en la peluquería. Sin más.
Le da una vuelta más de tuerca y es mucho más hilarante y salvaje.
No es una gran obra literaria, no contiene mensajes o pensamientos profundos, no te pondrás a pensar cada párrafo que leas... Pero me a hecho reír con unas ganas. Las visitas a la habitación del peluquero es la parte.
Disparatada y esperpéntica aventura. Un relato brillante, con las dosis de humor necesarias para sobrevivir en un mundo que no difiere mucho de lo descrito.
Recomiendo su lectura como remedio contra el tedio y el panorama actual.
Pues parece que Mendoza se parece a Tom Sharpe. Situaciones rocambolescas, personajes con diálogos autocríticos, eso sí, desde su propio egoísmo irónico.
En esta ocasión parece que se trata de un protagonista que ya va por, al menos la tercera entrega de la saga. Un mediocre explícito, poseedor de una casposidad militante y con una autoestima a prueba de balas.
La verdad, a veces leyendo a Mendoza pienso estar perdiendo el tiempo, sobre todo cuando la trama se acelera en lo rocambolesco (ejemplo de esto sería el momento cuando en el exiguo apartamento del protagonista van apareciendo personajes que se van ocultando unos de otros sucesivamente). Pero luego creo que en realidad lo que me pasa es que tengo lejos en el tiempo mis lecturas de Douglas Adams o de Tom Sharpe y he perdido la costumbre. Es entonces cuando retomo el interés y disfruto de la novela.
PD: Hay que joderse, ahora que yo empiezo a leer a este tio resulta que le dan el premio Cervantes y está (en este final del 2016) en boca de todos:
"Para qué intenta hacer gracia si no la tiene. Eso si, su primera novela es excelente. Le habrán concedido el premio por ser un escritor catalán que escribe en castellano… (Irònicamente)" (Felix Linares en Islandia, Radio Euskadi, tras el premio Cervantes concedido a Mendoza. Noviembre 2016).
Y siguen las referencias mediáticas tras el premio Cervantes a Mendoza. Como "Fabricante de lectores" lo califica un tal Jose María Romera en el Diario montañés de Cantabria. Lo pone en un pedestal por ser accesible para leer. Y así va la cultura, dorando la píldora al lector, que ya que cada vez hace menos esfuerzo por leer se le venden productos fáciles de digerir. No será que Mendoza es otro mediocre vendible, dada la proliferación de la literatura superflua en la actualidad. Y que no se me acuse de "gafapastismo" pero es lo que hay...
Para mí el libro mas divertido de Eduardo Mendoza. Muy recomendable
El mejor de la saga del detective sin nombre, muy muy divertido, muy irónico y sarcástico, mucha crítica y mucha burla a las altas esferas.
Delirante. Me gustan más las dos primeras entregas, pero con esta es sin duda con la que más me he reído, un no parar. Como siempre el ritmo es alocado, las situaciones surrealistas, y los alocados personajes se suceden. Especial mención tienen los personajes de el alcalde y el marido de Reinona, carcajeantes. No lo dudes si quieres pasar un rato divertido.
En su linea, divertido, sarcástico. Te hace pasar un buen rato. Los personajes son frescos. He leído varios libros del autor y ninguno me ha defraudado
Siempre me rio y disfruto leyendo otra aventura del innombrable personaje protagonista de algunas de las novelas de Eduardo Mendoza. Ya lo conozco y sé lo que me va ofrecer su lectura. Una dosis de buen humor, fino, absurdo, irónico y algo de crítica social velada.