Resumen y sinopsis de El laberinto de las aceitunas de Eduardo Mendoza
El laberinto de las aceitunas sitúa nuevamente en el centro de una espiral de intriga al detective manicomial y paródico que protagonizaba El misterio de la cripta embrujada.
No es menos deslumbrante aquí que en sus obras anteriores la capacidad del autor para la escritura que contiene en sí su propia caricatura, a la vez que la caricatura de un género, y, en él, de una sociedad y de sus diversas áreas de lenguaje. Pero, aguzada por el dédalo de una peripecia que se bifurca y multiplica en ramificaciones sorprendentes e insólitas, la imaginación narrativa de Mendoza va esta vez todavía más lejos: en triple salto mortal de funámbulo sonámbulo, el narrador-detective llega, por la distorsión de la peripecia policial, no ya al reino del humor y el absurdo, sino al de la libérrima fabulación que roza, tras lo esperpéntico, el área del prodigio surreal.
Me gustó bastante en su momento, caso de investigación con humor.
Tras leer la cripta embrujada, el comienzo de este libro también prometía, pero la última tercera parte se hizo muy pesada y demasiado absurda.
Sigue el nivel del primero de la serie.
Una parodia de novela negra, entretenida con momentos de mucha risa. Lectura fácil, nada más.
No tan entretenida como la primera parte (cripta embrujada), pero fácil de leer. Eduardo Mendoza es un autor de prosa muy fácil.
No es el tipo de libro que prefiero, pero tiene un objetivo claro que cumple a cabalidad como es el de entretener al lector. No hay que buscar muy profundo, porque todo está allí, en la superficie.
Segundo libro del detective sin nombre. Mucho mejor que le primero, donde aquí las situaciones absurdas abundan por doquier. Libro con un buen léxico y de lectura rápida para pasar un buen rato.
Como el anterior a esta saga, es un libro facil y entretenido. Te ríes y disfrutas de la lectura. Para los ánimos bajos, Mendoza es perfecto.
Libro entretenido con mucho sentido del humor. Narra situaciones absurdas que es imposible no imaginarte, y utiliza personajes esperpénticos que no obstante llegas a coger cariño.
Mendoza en estado puro, excelente
Quizá, al final, parece que tiene prisa por acabar y termina de una forma un tanto atolondrada de modo que el lector no haya leido otras aventuras del protagonista puede quedarse un tanto despagado