Resumen y sinopsis de Susana y los viejos de Marta Sanz
Una reflexión sobre la cobardía y contra la idea de que el amor es blandenguería o renuncia.Una novela coral que se vertebra en torno a tres generaciones de hombres y mujeres. Mujeres que los hombres de sus vidas sólo saben ver a través del filtro de un estereotipo al que estas mujeres no se ciñen: son libres, racionales y extremadamente civilizadas, tanto que, para sobrevivir, han de comportarse a veces de un modo salvaje que rechaza los paños calientes y el lavado de cicatrices.
Una escena de carácter erótico entre un anciano y su joven cuidadora, observada casualmente por la criada de la casa, supone el detonante de una perturbación en el seno inmutable de una familia que, de entrada, se encuentra bastante lejos de la normalidad, por mucho que sus miembros se adhieran a ciertos estereotipos. Esta novela busca ser, en su desarrollo discontinuo, un tanto gratuito y azaroso, un análisis tanto de las diferencias de género, con unas mujeres que desde antaño son encajadas en un molde preestablecido, destinadas a los cuidados y al afecto familiar, o con unos varones que ejercen el poder pero ocultan sus inseguridades tras fachadas de respetabilidad y de modernidad... como de clase, mediando una brecha entre la servidumbre que hace el trabajo sucio y los de más arriba, entre el clasismo de quienes tienen el dinero y el estatus, los nuevos ricos que han prosperado desde la nada, y quienes toman conciencia poco a poco de su situación desfavorable.
Las diferencias de mentalidad surgen además de unas generaciones a otras, y pese a la ausencia de referencias temporales o geográficas, no es difícil intuir el contexto de las últimas décadas de la historia española. Se puede reconocer en el venenoso retrato de un matrimonio joven y cool, antaño niños mimados y malcriados que se ocultan bajo una máscara social, la tendencia hipster y la gentrificación años antes de la popularización de estos fenómenos. Son personajes, por lo tanto, de variadas facetas y difíciles de reducir a esa condición estereotipada, aunque si me tengo que quedar con uno, que sea con Mrs. Robinson, la “mala”, o mujer liberada en su madurez, arrogante, verborreica y sin escrúpulo alguno, pero que también es pura afirmación de las fuerzas vitales y quizá no una figura tan negativa como se nos presenta, al menos con respecto a Susana, una feminidad irreal, semejante a un fantasma, a un misterio cuyos motivos nunca llegamos a conocer.
Revisitación del mito bíblico de la muchacha acosada y chantajeada por ancianos libidinosamente hipócritas, en ella se concentra la atracción sensual, pero también la frigidez y el rechazo, las posiciones cambiantes de poder y de vulnerabilidad con que juega la novela; galería cerrada y algo asfixiante de seres crueles, o bien infelices. El estilo, cuidado al máximo, elaborado y experimental, renuncia a la claridad, y a veces, a la exposición ordenada de los hechos. Oscila entre el lirismo extremado y la tendencia a lo oral, con imágenes sorprendentes, inclinadas a veces hacia lo zafio y el mal gusto, hacia cierto delirio, salpicadas de abundantes alusiones fílmicas, musicales, artísticas, incrustadas en un relato confuso y ensimismado, de una ironía punzante, un recurso a lo escatológico que se conecta con las cuestiones de la decrepitud física y la muerte, las actitudes de afirmación o de negación con que se afrontan. A pesar del cambiante punto de vista elegido, me ha faltado una mayor variedad de voces, un apartarse del monótono torrente narrativo de la autora que acaba derivando en unos personajes demasiado desdibujados en sus acciones y sus motivaciones.
Es una novela muy compleja con varias historias paralelas. El estilo de la autora es, a veces, un tanto pesado pero no hay que negarle que maneja el lenguaje de una manera muy espectacular. No obstante, el ritmo de la narración decae en multitud de ocasiones.