Resumen y sinopsis de El caballero inexistente de Italo Calvino
Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, Caballero de Selimpia Citerior y Fez, es, como se ha dicho, un caballero de la corte de Carlomagno, el más valiente, cumplidor, ordenado, legal... pero ¡ay! .... no existe, no es. Dentro de su armadura no hay nada, no hay nadie. Él lo intenta; intenta "ser"... pero... nada... no puede pasar de esa "no-existencia" a otro grado... Y junto al escudero que es todo existencia, la existencia total, son todas las personas en una, y el caballero que es mujer, y las tropas de Carlomagno.. recorren el mundo batalla tras batalla.Ha participado en esta ficha: bclaudia
El Caballero Inexistente, del escritor italiano Italo Calvino, es una novela corta publicada en 1959 que narra la historia de Agilulfo, un caballero medieval que, en realidad, es una armadura vacía sin cuerpo ni rostro.
A pesar de su inexistencia física, Agilulfo posee una gran valentía, nobleza y un fuerte sentido del deber. Acompaña a Carlomagno y sus paladines en sus batallas, donde se convierte en un símbolo de las virtudes caballerescas.
Lo que más me gustó del libro:
La originalidad de la historia, que plantea una reflexión profunda sobre la identidad, la existencia y el sentido de la vida.
La riqueza de los personajes, cada uno con sus propias motivaciones y conflictos internos.
La belleza del lenguaje de Calvino, lleno de metáforas e imágenes poéticas.
La profundidad de las reflexiones que se plantean sobre temas como el amor, la muerte, la fe y la libertad.
Lo que menos me gustó del libro:
La lentitud de la trama en algunos momentos, que puede hacer que la lectura se torne un poco tediosa.
La ambigüedad del final, que puede dejar al lector con algunas dudas sin resolver.
La dificultad de algunas de las ideas filosóficas que se plantean en la novela, que pueden requerir una lectura atenta para ser comprendidas en su totalidad.
En general, El Caballero Inexistente es una obra maestra de la literatura universal que te hará reflexionar sobre la condición humana y el significado de la existencia.
Nuevamente Italo Calvino logra sorprendernos con una historia de un caballero que existe pero no, y para nuestra sorpresa, no tan centrada en este curioso personaje como podría suceder con El Vizconde Demediado o El Barón Ramplante. Atrapa desde la primera página y, como si fuese poco, tiene un final perfecto para una trilogía.
Eso por no mencionar la perfecta narrativa, como es costumbre en Calvino.
El mensaje contenido en este libro y en El Vizconde Demediado sobre los extremismos y su poca sostenibilidad es el mejor de los aspectos de estos dos libros de gran calidad literaria. Aunque siendo ambos bastante parejos, este libro supera al otro por un conjunto de características que no sabría definir.
Relato breve, casi un cuento. Divertido, disparatado, ágil, y repleto de personajes entrañables. En especial el caballero Agilulfo, que con su coherencia y rectitud te roba las sonrisas. No es el Barón rampante, ni por extensión ni calidad, pero es una lectura preciosa. Novela de caballerías con aroma a Perez Galdós.
Me fascinó. El mejor libro de la trilogía "Nuestros Antepasados". Lleno de finísimo humor y personajes desopilantes. Muy recomendable.
Muy aburrido. No despierta el menor interés. Difícil de terminar, a pesar de que es corto.
Última novela de la trilogía de Calvino iniciada por el barón rampante. Al contrario que las otras, la historia pierde gancho y la magia de Calvino se ve disminuida. Aun así es muy recomendable y vivirás bellos momentos si decides degustar sus páginas.
Leer a Calvino es ganarse un viaje a lo desconocido. El caballero inexistente ya no se rebela contra la sociedad como en el Barón rampante sino contra sí mismo logrado cierta capacidad para mantenerse intachable en todo.
Me lo leí hace años y me pareció divertido en cierta manera. Hoy por hoy, si lo releyera no creo que me gustase mucho. También porque no leí los libros anteriores pertenecientes a la saga y me perdí un poco.
Tercera parte de la trilogía que sucede al Barón Rampante, en esta ocasión, la narración no tiene ningún valor en sí, sino que es utilizada por el autor simplemente como parábola de sus reflexiones sobre el proceso de individuación, la emergencia frente a las instituciones sociales o el papel de la norma. En definitiva, puede entenderse más como un ensayo que como una obra narrativa en la que el centro de la reflexión podría ser algo así como la consistencia de un cierto liberalismo o individualismo filosófico. En consecuencia, de manera sorprendente, la obra carece casi de cualquier valor narrativo.