Resumen y sinopsis de El público de Federico García Lorca
Tal vez la más compleja creación teatral de Lorca, sólo estrenada recientemente desde que se escribiera entre 1929 y 1930, supone la cima del Lorca introvertido y complejo, y una de las principales creaciones del teatro español anterior a 1936.
“¡Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro!”, exclama Lorca en esta obra, con la que aspiraba a iniciar un nuevo camino. Y de eso precisamente habla: del valor para romper con el pasado, con las inercias, la tradición, la represión —tanto en plano artístico como en el afectivo— y emprender aquello que uno realmente desea.
El público habla del teatro y habla del deseo, a través de un juego de máscaras, en el que se superponen ficción y realidad, en el que las identidades se encuentran en continua metamorfosis, persiguiendo sin cesar la Autenticidad, la Honestidad y la Libertad.
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El público, junto con Así que pasen cinco años, pertenece a la corriente surrealista con la que Lorca coqueteó durante algún tiempo. Y es por esta razón que resulta incomprensible al lector medio, entre los que me incluyo, poco versado en el teatro de vanguardia español del siglo XX. Para decirlo a las claras, al no poder entender mínimamente nada de lo que pasa en esta obra teatral, acabas aburriéndote como una ostra.
Con gran dolor de mi corazón, esta vez Lorca me ha defraudado. Ha abandonado el lirismo de sus obras anteriores y, aunque hay alguna canción y algún poemilla, éstos no llegan a la calidad de sus trabajos anteriores. Demasiadas partes en prosa y, para colmo, sin ningún ritmo o musicalidad. El lenguaje no parece haber sido escogido, aunque cuadra con las intenciones del autor. Esto puede deberse a que los manuscritos que han sobrevivido de la obra solo son bocetos sin revisión alguna del propio autor. O quizás es realmente así. Vete a saber...
La historia del público es tan compleja que dudo mucho que alguien, que no sea el propio autor, sea capaz de entenderla plenamente algún día. Al leer un poco, te das cuenta de que la obra presenta dos grandes temas: el amor y la verdad, ambos relacionados entre sí. La intención del poeta es denunciar la falta de veracidad en el teatro, incluso a la hora de describir el sentimiento más puro del ser humano: el amor. Así, no se puede representar el enamoramiento entre personas del mismo sexo (de ahí las numerosas referencias a la homosexualidad) o hablar de los problemas sociales de las clases desfavorecidas. Éste último punto sorprende especialmente, si tenemos en cuanta que Lorca nunca se ha pronunciado respecto a su ideología política, y mucho menos a través de su teatro.
En la edición de Alianza, el público aparece junto con el Sueño de la vida, también conocido como Comedia sin título. En esta pequeña obra, que consta de un solo cuadro, se tratan los mismos temas centrales, el amor y la verdad, aunque de forma más radical y directa.
En resumen, El público no es una obra para todo el mundo. Y no por las cuestiones que trata, si no por que resulta difícil de seguir y peor de comprender. Para todos aquellos que nos gusta Lorca, es una lectura complicada. Pero todos los que quieran introducirse en la obra del autor granadino, deben huir lo más deprisa posible.
Desastrosa obra de teatro, sin pies ni cabeza. Toda ella está plagada de ideas sin sentido, con diálogos muy confusos. Sólo entendí que se deseaba realizar un tipo de teatro novedoso, hasta irreal, pero creo que es tan distinto que no hay forma humana de seguir el hilo argumental. Ni siquiera hallamos las bellas imágenes típicas de Lorca, sino imágenes groseras que afean la composición. Un lunar negro en la obra del genio granadino.
Seguramente es lo peor que he leído en mi vida. El surrealismo es otra cosa. Esto no tiene, para mí, sentido alguno. Injustificadamente incomprensible.
Realmente horrible, absurdo e incomprensible.Sin duda alguna, la peor de sus obras teatrales
Es un drama en cinco cuadros, pero para mí leerlo ha sido una tragedia y me he quedado a cuadros. Demasiado surrealista, no le he encontrado el sentido, ni orden ni concierto. Es muy sencillo soltar a los leones y luego llover azufre sobre ellos.