Resumen y sinopsis de Fin de partida de Samuel Beckett
En 1957, se puso por primera vez en escena Fin de partida, de Samuel Beckett, junto con Esperando a Godot la obra de teatro más importante del autor irlandés. Inspirada en el Rey Lear de Shakespeare y el Libro de Job, Beckett exhíbia en ella una vez más su don magistral para escenificar la ceremonia trágica de la condición humana. Lear y Job conviven bajo los harapos milenarios que recubren a ese patético rey, ciego y paralítico, eternamente sentado en un trono absurdo en el que el último hombre en un mundo muerto no acaba de morirse nunca.
Estamos ante una composición teatral ridículamente compleja y muy poco satisfactoria de leer. Fin de partida es una de las obras más famosas del llamado "teatro del absurdo". El nombre no está puesto al azar. Y es que cuando lo lees te cuesta encontrar un mínimo de coherencia entre el amasijo de palabras, expresiones y pausas que parecen puestas al azar sin el más mínimo orden o razón. Así que reconozco que terminarlo intacto es muy complicado.
Samuel Beckett es un escritor irlandés bastante popular por su obra "Esperando a Godot", la punta del iceberg del nuevo género teatral que creó. Intentaré ser lo más justa con él que pueda. Y es que Beckett no me resulta mal escritor, pero creo que la obra que he escogido quizás no sea la más idónea para iniciarse en su estilo literario que por otra parte resulta lioso, enrevesado y ejecutado de manera confusa. Beckett mantiene el ritmo a lo largo de toda la obra, aunque de una manera lenta y con un desarrollo un poco pobre. Además, el lenguaje es de lo más normal, con frases deliberadamente a medias para crear confusión en cuanto al sentido y unas descripciones bastante parcas pero que se adaptan bien al patetismo de la puesta en escena. Más difícil todavía resulta comprender a los personajes. Se basa en dos parejas que presentan un claro paralelismo entre ellas, aunque muchas veces no se entiende en qué consiste dicha similitud. Así que este es un ejemplo de personajes "conchas". Es decir, no sabemos nada de ellos porque su construcción es bastante pobre y plagada de sobrentendidos que el lector no siempre puede (o debe) conocer.
Es obvio que Fin de partida es una obra alegórica y, por tanto, no puede tomarse en sentido literal o te vuelves loco. Lo que no te queda tan claro es de qué es una alegoría. Y es que me parece que esta obra tiene múltiples interpretaciones, tal vez demasiadas, como para poder comprenderla plenamente. Pero no quiero precipitarme y comenzaré con un intento de sinopsis de esta pieza teatral. La acción transcurre en un escenario en ruinas, una habitación pobre y sucia donde viven cuatro personas. La figura principal es Hamm, un hombre viejo, ciego y paralítico que parece ser quien ostenta la autoridad en la casa y que siempre está situado en el centro exacto del escenario. Clov, una especie de criado, parece atender todas las necesidades tanto de Hamm como de sus padres, Nagg y Nell, dos personas mutiladas tras un accidente que sobreviven en sendos cubos de basura en un lado de la habitación. Por el contexto, intuimos que ha habido un gran cataclismo y la humanidad ha perecido en casi su totalidad. Pero estos seres se mantienen vivos de manera miserable. Lo realmente curioso es que todos ellos parecen odiarse profundamente a la vez que se necesitan y/o no pueden alejarse los unos de los otros. Pero de repente la obra se precipita a un final insulso en el que no pasa nada, algo que también es característico del teatro de Beckett. A partir de aquí, cada uno puede darla la interpretación que guste. En mi opinión, la pareja principal, Hamm y Clov representan a la humanidad y a la tierra. Nosotros dependemos totalmente de la naturaleza para subsistir, pero ella no nos necesita para nada y corremos el riesgo de que un día decida abandonarnos a nuestra suerte. Por otra parte Nagg y Nell representarían a nuestros ancestros, poco menos que despojos hoy en día, olvidados hace mucho que nos recuerdan nuestra mortalidad. Todos estamos solos y moriremos en algún momento dado. Como he dicho antes, esto es solo mi interpretación personal, que puede ser tan errónea o correcta como se crea, ya que no tenemos al autor para que nos aclare la cuestión.
En definitiva, Fin de partida es una pieza teatral enrevesada que nos habla metafóricamente (y quizás no tan metafóricamente) del fin. Es interesante saber que, en realidad no habrá nada que podamos hacer más que seguir resistiendo con todas nuestras fuerzas. Y es que en eso consiste ser humano. En saber que aunque perdamos la partida contra la naturaleza solo podemos continuar hacia adelante, siempre hacia adelante.