Resumen y sinopsis de ¡Cómo molo!: (otra de Manolito Gafotas) de Elvira Lindo
En sus otros libros - Manolito Gafotas y Pobre Manolito - nos adelantó parte de su vida.
Ahora vuelve con más entusiasmo si cabe, pues Manolito Gafotas está de vacaciones. Y eso es decir mucho porque para Manolito el verano mola un pegote. Pero como todo lo bueno se acaba, llegará septiembre con el nuevo curso y...¡alucina!¡el imbécil irá al cole! Manolito intentará ayudar a la profesora de su hermano en su difícil educación. No le importará porque...¡es tan guapa!
Manolito Gafotas ha sido una de las series de literatura infantil y juvenil más conocidas en España durante las últimas décadas, siendo llevada al cine con gran éxito.
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Después de su terrible suspenso en matemáticas, Manolito tiene que pasar el verano aburrido en su casa, sin poder irse de vacaciones. Pero nada de lo que le ocurra al hijo mayor de los García Moreno puede ser aburrido, pues si bien sus amigos no están, le basta la compañía de su hermano el Imbécil y de su abuelo Nicolás para protagonizar las más insólitas anécdotas en su Carabanchel (Alto), ese lugar tan normal y a la vez extraordinario, que escapa a la comprensión de los científicos de todo el mundo.
En este barrio madrileño no hace falta ser millonario para disfrutar de pequeños placeres como ir a la piscina, comerse un helado, bajarse al bar a tomar un “tinto de verano”… eso si no te metes en algún lío o provocas el enfado de tu madre, capaz de mostrarse tan iracunda como cariñosa y sobreprotectora con sus hijos. En la típica verbena de barrio, el abuelo Nicolás se revela como un héroe de la pista, en esa edad en la que apenas te importa lo que digan los demás de ti (aunque en tu familia sí que importe, y mucho). La Luisa, vecina insoportable y con ínfulas, lo mismo pasa de ser amiga del alma a enemiga, sobre todo cuando se excede pidiendo favores. Se suman así una serie de convencionalismos y de hipocresías, vistos de forma entrañable desde la mirada de un chiquillo al que no se le escapa nada; un héroe patoso y anónimo para quien no funcionan las leyes más elementales de la física, hundiéndose cual piedra en clase de natación.
La visita de un tío que trabaja en el extranjero supone una incursión de lo fantástico en la vida del niño, pues le acompaña nada menos que una sirena, más cautivadora que las de los cuentos. Se nos presenta a Mostaza, el nuevo amigo de toda la vida; concepto fenomenal de puro absurdo y sólo posible en unos simples niños que se conocen de apenas nada. Las amistades no son edulcoradas sino conflictivas, surcadas de olvidos, traiciones y envidias, sin dejar por ello de ser entrañables y difíciles, imposibles de romper. Los padres divorciados y con sentimiento de culpa pueden ser una ventaja, pues gracias a ellos, todo lo tienes por partida doble… ¿Pero realmente merece la pena? Incluso en instantes de peligro, como una insolación, hay un chiste oportuno que quita hierro a la situación.
A destacar lo escatológico, incluso desagradable, que se vuelve el humor, y es que la infancia también está hecha del temores al agua y a la higiene, de olores corporales, competiciones de pedos y de pringarse con cualquier cosa… todo ello está ahí y aporta autenticidad. El episodio final vuelve a rematar con un cambio significativo, el retorno a las clases y nada menos que el primer día de colegio del hermanito, con un nuevo papel que toca desempeñar; el de hermano protector y responsable. Manolito quema etapas, encuentra nuevas motivaciones, como ser reconocido... incluso se enamora platónicamente por primera vez.
Muy ameno y con gracia, una historia más del entrañable Manolito, familia y amigos, aunque muchas de las coletillas las repiten desde el principio de los tiempos. Un libro a revisar a disfrutar por todos los jóvenes de 7 a 99 años del mundo mundial.
Pese a ser catalogado como un libro infantil, es leyéndolo siendo adulto cuando comprendes y te diviertes del todo. Personajes cercanos y realidad como puños en clave de humor.
Como todos los libros de la colección: genial.
No paras de reírte una y otra vez, es inevitable.