Resumen y sinopsis de Las cuatro estaciones de Ana Blandiana
Aparecido en 1977, después de ser rechazado por la censura debido a sus «tendencias antisociales», Las cuatro estaciones fue el primer libro de relatos de la prestigiosa autora rumana Ana Blandiana, de quien ya publicamos en Periférica el también extraordinario Proyectos de pasado. Como éste, Las cuatro estaciones se inscribe en la nutrida tradición fantástica de la literatura de su país, a la vez que dialoga con otras tradiciones, de Poe a Kafka.
Blandiana se sirve de lo fantástico para denunciar, de manera encubierta, la dimensión grotesca de la existencia en un estado totalitario; es decir, estos cuatro relatos pertenecen tanto a la literatura fantástica como a la literatura de testimonio: la narrativa de Blandiana combina el tono confesional de un diario realista con las incursiones de una imaginación visionaria.
Si la parábola de «La capilla con mariposas» denuncia los efectos de una fascinación utópica que falsifica los valores espirituales, «Queridos espantapájaros» es una inocente súplica que incita a la insurrección de la conciencia, dirigida a todos aquellos que están al servicio de las fuerzas dictatoriales. A su vez, «La ciudad derretida» refleja la visión apocalíptica de un mundo ardiente y «Recuerdos de infancia», por último, dibuja la crónica sutil de una época: la quema de libros emprendida por el padre de la narradora evoca la represión comunista durante los años cincuenta.
"Me habéis quitado el campo, es verdad, pero ¿qué podéis hacer en contra de los terrenos sin límite que siempre puedo imaginar? ¿cómo vais a poder seguir espantando a los pájaros de mi mente, cómo vais a poder marchitar el trigo que me crece en el sueño y las abejas que vuelan en mi imaginación? Os miro y creo que no os odio. Incluso si conseguís derrotarme, solo siento compasión por vosotros, un desprecio triste."
Cuatro relatos que reflejan el testimonio personal de un espíritu perseverante ante ambientes hostiles, dañinos a las libertades, en un contexto de enajenación de la realidad que censuraba la posibilidad de, simplemente, vivir sin miedo.
A través de un lenguaje, en gran parte, onírico, surrealista, la autora plasma su inconformidad ante el estado de cosas que percibe, evidenciando una crítica punzante ante formas totalitarias de dominación, aferrada a su vez a recuerdos de tiempos donde la tranquilidad y la contemplación sirven de bálsamo ante la dolorosa realidad presente.
Obra de gran factura donde la literatura de testimonio se mezcla con el relato fantástico y metafórico para reflejar las injusticias, el oprobio, así como la lucha interior por esquivar esos males y aspirar a una vida mejor, en todos los sentidos posibles.
- La capilla con mariposas (invierno): Un juego de visiones alegóricas que plantea la existencia de recuerdos encapsulados en dosis mínimas de tiempo y memoria, de difícil "compartir inmediato" en una realidad donde la nieve cubre todo, dentro y fuera, y en la que también las marcas dejadas en esa blancura no siempre son lo que parecen.
- Queridos espantapájaros (primavera): Refleja el anhelo de libertad ante la "asfixia" de vivir en el encierro de una ciudad, en una hermosa primavera donde, paradójicamente, la muerte también está presente, con una simbología "sesgada" de la tierra como origen y fin de la vida, y el encuentro, y confrontación, con "imitaciones de hombres, ridículos simulacros de terror."
- La ciudad derretida (verano): Metáfora apocalíptica de la destrucción de una ciudad a partir de un veraniego "sol del cielo" que ilumina todo de manera cruel, sin compasión, con una "luz sin identidad ni sentimientos", mientras el "sol del agua" (el mar) languidece ante ese poder de arriba, y que sin embargo ofrece la posibilidad de un escape...
- Recuerdos de infancia (otoño): Asociación de recuerdos lejanos con olores del presente, en la cual los libros protagonizan un doloroso sacrificio, como las hojas de árboles arrancadas o caídas de su seno, secas y prontas a desaparecer, pero cuya esencia de otrora intentará perdurar en la memoria de alguien, para no caer en el olvido.