Resumen y sinopsis de Yo me quedé allá para siempre de Alfonso Reyes
En octubre de 1914, orillado por la Guerra Mundial, Alfonso Reyes deja su empleo en la Legación de México en París y se refugia en Madrid ya sin cargo diplomático y confiando en poder sostener a su familia con su talento literario.
Al llegar a España, con veinticinco años, comenzó a traducir y a escribir artículos y fue introduciéndose en el mundillo del Ateneo, que se extendía hacia los bares y los cafés de la época, en los que convivía con Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Miguel de Unamuno, Azorín, Manuel Azaña y un largo etcétera de presencias que palpitan en las páginas de esta antología. José Ortega y Gasset lo invitó a escribir en El imparcial -ahí empezó la espinosa relación del filósofo con el escritor mexicano- y luego lo reclutó como columnista de El Sol y de la Revista de Occidente.
Alfonso Reyes es uno de los ensayistas imprescindibles de nuestra lengua y fue en la década que vivió en España cuando se consolidó esa escritura elocuente y poderosa con la que deslumbró a sus contemporáneos.
Después de una de las frecuentes rencillas de Reyes con el filósofo español, Jorge Luis Borges le dedicó una línea que puede servir para inquietara los lectores del intelectual mexicano en el siglo XXI: «Pero todos sabemos que usted es infinitamente superior a Ortega y Gasset».