Resumen y sinopsis de Aré lo que pude de Daniel Fuentes Casado
Se atribuye a Isidro El Labrador, amigo fuerte de Dios, que ante los regaños de su patrón por pasar el día rezando y no trabajando, siempre reponía: «Aré lo que pude, señor». La idea de cultura tal y como la entendemos hoy es metáfora agraria y tardía, y todo garabato, ya sea en tablillas de cera o arcilla, rollos de pergamino, fotoshop o la mismísima tierra son solo una variante de esa devoción que el patrón le afeaba al pobre Isidro. Las líneas de Nazca, el grafiti, el bisonte de Altamira y el mudra que el Pantocrátor traza al aire obedecen a un mismísimo estro humano. El cálamo del pájaro sobre el papel vegetal, el hierro y la madera de la azada que parte honradamente la tierra y la pinza de avellano de un santo zahorí son en el fondo la misma forma rogativa de lluvia que la del tótem del chamán que apunta al cielo invocando el favor de las diosas tutelares.
De las tierras eriales del páramo a los montes descuajados se deja cada cual a su manera la vida roturando un papel en blanco, en la esperanza de que además llueva suave y abundante. A todo tempero, se vislumbra ferazmente a lo lejos la esperanza.