Resumen y sinopsis de Realidad y substancia de Antonio Escohotado
Quien recorre la árida aventura del saber ontológico no se encuentra al término con la tierra prometida, aunque sí con una orientación adaptada a territorios sin mapa. Tras topar y topar con las grandes palabras —tan opacas y transparentes a la vez, tan generosas y tan parcas— habla desde su propio sentido, sin la hipoteca de adherirse a alguna doctrina. De ahí que la vieja brújula, ese Norte frágil, hecho de miedo al miedo y aprendizaje sin enseñanza, la memoria —canonizada como forma superior de la substancia por el sujeto—, sea ya toda entera como un poema en el ánimo de la nostalgia. El saber no lucha por olvidar, y se goza en la nostalgia también, donde reconoce la experiencia de su soledad más pura. Pero el sentido ya no necesita el recuerdo, que ensarta las cuentas aisladas del ahora en un yo, ni se interrumpe cuando la memoria cesa.