Resumen y sinopsis de Los libros de Jacob de Olga Tokarczuk
Vuelve la Premio Nobel con una novela total sobre las andanzas de Jacob Frank, que se autoproclamó Mesías en pleno Siglo de las Luces.
Jacob Frank, el protagonista de esta novela, parece por sus peripecias un personaje ficticio que solo la mente de una novelista podría concebir. Sin embargo, resulta que existió, y su vida está históricamente documentada. La Premio Nobel Olga Tokarczuk parte de las andanzas de este personaje real para construir una novela impetuosa, deslumbrante.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el joven judío Jacob Frank se reinventó una y otra vez; recorrió dos imperios, el de los Habsburgo y el Otomano; profesó tres religiones; se autoproclamó Mesías; soliviantó a las autoridades; reunió discípulos y creó una secta que abogaba por romper tabúes y practicaba, según algunos rumores, ritos orgiásticos y bacanales; buscó la trascendencia espiritual en pleno Siglo de las Luces; cuestionó el orden establecido y fue perseguido y acusado de hereje... Con este personaje real casi inverosímil –carismático, loco, subversivo, iconoclasta–, la autora construye una novela épica, histórica, satírica y filosófica que recorre Europa hasta sus confines, desde las aldeas campesinas hasta las sofisticadas cortes. Con una prosa exquisita y un ritmo que no da tregua, Tokarczuk atrapa al lector en sus garras y no lo suelta.
Una novela total, que reconstruye una historia poco conocida de nuestro pasado para abordar literariamente los grandes temas de nuestro presente.
Este libro es, sin lugar a dudas, monumental: en su extensión, en su ambientación, en su erudición… un trabajo ímprobo de documentación e investigación sobre un episodio histórico poco difundido pero definitivamente interesante y peculiar. Ahora bien, no se trata de una novela en el sentido clásico del término, sino de una recopilación enciclopédica de acontecimientos y sucesos más o menos importantes que la autora pretende transformar en relato mediante el desfile incesante de personajes cuyo perfil psicológico o cuyos rasgos distintivos de carácter ni siquiera se esbozan. En la mayoría de los casos, estos personajes son solo nombres que se repiten en mayor o en menor medida en función de su protagonismo y con los que te familiarizas por costumbre sin llegar a empatizar con ninguno. Se conocen sus actos, pero no sus motivaciones ni su personalidad. Se trata de una historia centrada en lo filosófico, lo religioso y lo místico, pero no se comprende por qué y cuándo prendió la llama de esta especie de herejía o apostasía, puesto que ni siquiera del personaje principal se ofrece una semblanza esclarecedora. Aparece sin más y logra que legiones le sigan embelesados por media Europa oriental mientras retuerce la religión judía tradicional y la amalgama con el catolicismo en un intento de subvertir el orden establecido en las tablas de la ley. Avanzando en la lectura se descubre que esas tablas son consideradas una versión pervertida de la ley divina revelada a Moisés: resulta que éste no asumió el deber encomendado de difundir la verdad absoluta por entender que era inaccesible e inabarcable por el ser humano, así que “resumió” y “simplificó” de tal manera que esa verdad revelada por Dios en toda su plenitud se transformó en una normativa “de andar por casa” que ha acabado adulterada y prostituida en función de las circunstancias históricas. Es decir, Moisés pudo pero no quiso. Y se trata de enmendarlo, aunque para ello haya que armar la de Dios es Cristo.
Pero como no hay muchas más explicaciones al respecto (y se trata de un libro de más mil páginas), y como tampoco puede seducirte la idiosincrasia de los personajes (que, como ya he dicho, no existe), cabe preguntarse qué te puede llevar al final sin desfallecer en la amalgama de nombres (judíos, polacos, alemanes…) y vaivenes geográficos. Y la respuesta no es otra que la habilidad y la sensibilidad de la autora a la hora de escribir. Puede que no te enteres de quién es quién y de porqué actúa como actúa, puede incluso que no te interese enterarte, pero avanzas porque la escritura fluye y te envuelve. Más que leer, se tiene la impresión de estar escuchando una obra musical cuyas notas y acordes no hace falta identificar para que sea disfrutable y aprehendida de manera sensorial y directa. Y desde luego, y aunque no sé si suficiente, no es poco.
Espectacular. Sensacional. Ahora bien, no es fácil y requiere mucho trabajo del lector.