Resumen y sinopsis de El palacio de los sueños de Ismaíl Kadaré
La construcción fabulosa de una especie de reino de la muerte, de un infierno en el que los sueños y el inconsciente colectivo son analizados y censurados, se convierte en una de las mejores alegorías del poder totalitario de Ismaíl Kadaré, así como uno de sus más perfectos logros narrativos. El joven Mark-Alem, vástago de los Quyprilli, influyente familia de procedencia albanesa, y promotora de importantes reformas en el seno del Imperio Otomano, consigue un atractivo puesto de funcionario en EL PALACIO DE LOS SUEÑOS, inquietante organismo estatal al que cada ciudadano está obligado a enviar por escrito un informe de lo soñado durante la noche.
La presente edición ha sido minuciosamente revisada por Ramón Sánchez Lizarralde, autor de la traducción, de acuerdo con la edición definitiva de su obra que acometió el autor, libre ya de trabas, a partir de que obtuviera asilo político en Francia en 1990.
Ismaíl Kadare es uno de aquellos escritores europeos que sólo empezó a ser reconocido a partir de su exilio político en Francia. Por el compromiso ideológico de sus textos cuya intención es la de denunciar y reflejar las relaciones entre el individuo y el poder, las utopías y los mecanismos coercitivos del Estado.
En el Palacio de los Sueños, escrito a mediados de los 70’s, con ciertos elementos que recuerdan a Kafka, Orwell o Huxley, el autor plantea una realidad en la que los sueños del pueblo son burocratizados por el Tabir Saray donde son analizados, catalogados, estudiados y adueñados por la maquinaria de un Estado opresivo y controlador, que obliga a los ciudadanos a recoger sus sueños por escrito y trasladarlos a una vasta red burocrática que alcanza todos los rincones del país.
Toda la acción transcurre en un Estado que, presuntamente imaginario, presenta evidentes similitudes con la Albania y Tirana de la época, una sutileza que junto a otras sólo son apreciables si se realiza la lectura de una traducción comentada y anotada, como la de la Editorial Catédra, que permita al lector situarse en el contexto Albanés y la trayectoria del autor.
Con esta obra, el autor destacar el valor de los sueños como una expresión del inconsciente colectivo del país, como algo poderoso y, por lo tanto, un peligro para el autoritarismo.
"Hace ya largo tiempo que el mundo reconoció la importancia de los sueños y del papel que éstos han desempeñado y desempeñan en los destinos de los Estados y de quienes los gobiernan" (Kadare 1999:53).
La trama del libro es interesante, pero a mi parecer le falta un "hervor". Creo que le falta algo de ligazón y a veces se hace un poco espeso.
En lineas generales, es un libro interesante, pero un poco soso.
Lo cierto es que esperaba mucho más de este libro. El autor crea algo distinto, lo que denomina Tabir Saray o Palacio de los Sueños, pero el argumento es muy flojo desde mi punto de vista. Un protagonista asustadizo que consigue las cosas porque sí, perteneciente a una familia que, no llega a saberse muy bien por qué, se ve envuelta en un problema de Estado.
Mark-Alem, un joven procedente de una familia de la aristocracia albanesa entra a trabajar en el Palacio de los Sueños. Allí se procesan y analizan, con oscuros propósitos, infinidad de sueños enviados por los súbditos desde los confines del imperio. En una narración de carácter alegórico, el poder absolutista controla no sólo las acciones sino los sueños, sometidos a interpretaciones que pueden volverse incluso contra quienes tratan de desentrañarlos.
Situada la narración cronológicamente en la última fase del imperio otomano para eludir la censura política, aunque realmente pretende ser un reflejo de las prácticas tiránicas del régimen comunista albanés tras la Segunda Guerra Mundial.
El autor describe con detalle la estructura laberíntica de un gran organismo estatal de un régimen autocrático, su estructura funcionarial, sus abrumadoras dimensiones, la opresión de sus paredes, el hermetismo de sus dirigentes, y las emociones cambiantes que le suscitan al protagonista. Algunos aspectos relacionados con la historia y leyendas albanesas y balcánicas le quitan, en mi opinión, atractivo para el lector de otros países. Igualmente el desenlace de la novela parece un tanto apresurado y confuso. Está muy bien conseguida la atmósfera opresiva, paranoide e irracional con intensidad creciente, que recuerda la literatura de Kafka.