Resumen y sinopsis de El peligro de perder la paciencia cuando pones gasolina de Pascal Martin
Humor, un protagonista descarado y situaciones surrealistas a un ritmo endiablado: bienvenidos al universo de Victor Cobus que juega a Bolsa desde una celda para salvar el pellejo... lo que tal vez le haga descubrir que el mundo de las finanzas es peor que el de los delincuentes.
Victor Cobus tiene todo lo que el dinero puede comprar gracias a una profesión que le granjea la envidia y el odio a partes iguales: agente de Bolsa.
También tiene una vocecilla interior, un diablillo díscolo y liante que de vez en cuando se empeña en empujarle al abismo. O que le hace perder la paciencia con resultados catastróficos.
Cuando ni la policía ni la jueza crean su versión apasionada de lo que realmente ocurrió en la gasolinera, Victor se verá obligado a entrar en una cárcel de máxima seguridad donde todo se le pondrá en contra.
Hasta que recibe 31.230 euros y una orden tajante: multiplicarlos.
Dejando el curioso y larguísimo título atrás, El peligro de perder la paciencia cuando pones gasolina, no termina de convencer. Y pese a que empieza muy bien, pronto se diluye en una trama aburrida y tan convencional que te quita las ganas de continuar. Suerte que se trata de una novela muy corta, lo suficiente como para que leerla no se haga pesado.
El autor de esta obra es Pascal Martín, un absoluto desconocido para mí. Algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta de que esta es su primera novela. La verdad es que Martín es un escritor un tanto mediocre que tiene un estilo de escritura simple y poco elaborado. Para ello cuenta con una prosa dinámica, mal desarrollada y peor ejecutada, un lenguaje de lo más normal y unas descripciones tan básicas e insulsas como el resto del libro. Pero el autor lo termina de arreglar con los personajes. El principal, Victor Cobus, es el estereotipo de triunfador, profundamente estúpido, arrogante y patético. Los demás, no dejan de ser sombras difusas detrás del protagonista. Y aún con eso, el autor ha sido muy tacaño con sus personajes. Parece casi como si le cobraran por crear y dotar de rasgos a cada uno de ellos. Con esto entenderéis que están pésimamente construidos, casi a medias.
La historia que nos narra El peligro de perder la paciencia cuando pones gasolina es de lo más banal y vulgar del mundo. Es la clásica historia de una persona muy cuestionable desde el punto de vista moral, a la que la vida le da un golpe y se reforma, centrándose en lo importante. En este caso, nuestro protagonista, Victor Cobus, es un tipo con éxito y mucho dinero que un día va a poner gasolina a su inmenso cochazo y tiene un percance en el que un individuo acaba con lesiones. Convencido de que actuó en defensa propia, Cobus queda perplejo cuando se le acusa de homicidio y se le envía a la cárcel. Una vez allí, tendrá que acostumbrarse a la fauna carcelaria, el mal trato de los guardias y los tejemanejes de sus abogados. Pero Victor es broker y eso le salva, literalmente, la vida. En una conspiración sin precedentes, Victor recibe más de 30.000 euros para que los multiplique. Y aquí es cuando el libro discurre entre jerga financiera, increíblemente liosa y aburrida, y la parte judicial, que tampoco se queda atrás en lo que a pesada se refiere. Todo ello mientras Victor intenta salvar su vida y salir de prisión. Y hasta aquí puedo hablar. Pero lo que está más que claro es que el libro es extremadamente sencillo. Tan fácil que ya sabes como va a acabar y el tipo de lecciones morales que van a tratar de inculcar. Con todo el desenlace es de una ingenuidad que raya lo anormal. Pero supongo que a esas alturas, el libro no mejoraría con nada.
En resumen, El peligro de perder la paciencia cuando pones gasolina intenta ser un libro divertido sobre la prioridades y lo más importante que cada uno tiene en su vida. De más está decir que el intento fracasa miserablemente porque es un tema ya demasiado visto y el autor ni se ha molestado en tratarlo de manera original. Así que el único peligro aquí es el de querer quemar el libro con la gasolina que el protagonista va a echar desde el principio, porque la paciencia hace mucho que la perdí.