Resumen y sinopsis de El pecador de Oxford de Mar Petryk
Un thriller irresistiblemente sexy
¿Y si la persona que amas fuera un monstruo?
Isabelle cambió su nombre y renunció a su vida cuando descubrió que su marido no era solamente el profesor de Teología que le juró amor hasta el fin de los días, sino un asesino en serie a quien la prensa llamó «El pecador de Oxford».
Tres años más tarde, recibe un extraño paquete y, con él, regresan los fantasmas que creyó dejar atrás. Sabe que el regalo solo puede venir de una persona y que ahora su vida corre peligro. Para protegerla, un enigmático francotirador retirado se pegará a ella como si fuera su segunda piel. Entre los peligros que la acechan, Isabelle intentará hacerle un hueco a la pasión que alguna vez llenó su alma. Pero para ella todos son sospechosos y el deseo de poner fin a tanto sufrimiento primará sobre las razones que dicta su corazón.
¿Quiénes son los malos? ¿Quiénes son los buenos? Es imposible saberlo cuando tu vida pende de un hilo.
A pesar de que siempre intentan venderte esta clase de libros como si de un thriller se tratara, El pecador de Oxford entra más dentro de la categoría de novela rosa con algunas dosis de acción, fanatismo religioso y un poco de gore suavizado y camuflado. Si bien es cierto que tiene una duración aceptable, hay momentos en los que se te hace larga y un poco pesada y terminas estancándote en su lectura.
La autora de este libro es Mar Petryk, una novata en el arte de la escritura. Como escritora Petryk resulta un tanto mediocre, defecto que achaco a su poca experiencia como autora, y posee un estilo de escritura simple, burdo y ejecutado sin ninguna gracia. Para ello utiliza una prosa lenta, tediosa, con un nefasto desarrollo y una estructura algo liosa, un lenguaje funcional y unas descripciones que oscilan entre la simpleza excesiva y lo enrevesado de manera innecesaria. Y eso por no hablar de los personajes. Te resultan planos y superficiales. No los conoces demasiado bien, más allá de alguna característica necesaria para justificar la historia. Y esto es especialmente acusado en los protagonistas, Isabelle y Gael, que aparte de ser dioses griegos en apariencia, tienen un procesamiento psicológico tan básico que apenas eras capaz de distinguir uno de otro.
La historia que nos narra El pecador de Oxford es de lo más clásica dentro del thriller. Y sería buena, si la historia de amor, el elemento religioso y los cubos de sangre no hubieran hecho su aparición. Pero haré una somera sinopsis para que entendáis el contexto. Isabelle es una psiquiatra de prestigio que trabaja en Londres. Hace tres años su vida se convirtió en un infierno cuando se descubrió que su marido, Aaron Jones, era el jefe de una secta responsable de la muerte de decenas de personas. Tras su ingreso en prisión, Isabelle trata de reconstruir su vida. Pero cuando pensaba que dejaba definitivamente el pasado atrás, recibe un paquete. Este es el primero de una serie de regalos que está segura que proceden de su exmarido. Su hermano Nick preocupado por su seguridad contrata a Gael Evans, francotirador interesado personalmente en toda la secta en torno a Jones. Pero mientras que Isabelle y Gael estrechan lazos, Jones tiene un horrible plan que alterará para siempre la vida de todos. Así contado puede parecer muy interesante pero no os dejéis engañar. Para empezar, más de la mitad de la novela se le va a la autora en intentar resolver la tensión sexual que se establece entre los dos protagonistas. La otra mitad es una orgía grotesca de muerte, sangre, pseudoreligiones, gente estúpida y comportamientos neuróticos. Ni siquiera el final se salva. El desenlace me parece excesivamente largo y horriblemente ñoño. Es obvio que la autora buscaba un “happy ending” aunque tuviera que encajarlo a martillazos dentro de la historia inicial.
En resumen, El pecador de Oxford es un batiburrillo de géneros, elemento y personajes que no termina de casar con el ambiente del libro. Resulta entretenida pero se te hace pesada tanta escena romántica, tanta divagación estéril y tanta locura incoherente. Eso si, la idea era buena y hay que reconocerle el mérito a Petryk por haberlo intentado. Pero creo que el único pecado que se ha cometido en esta novela es que Oxford salga en el título de este libro.