Resumen y sinopsis de Aniquilación de Michel Houellebecq
Año 2027. Francia se prepara para unas elecciones presidenciales que es muy posible que gane una estrella de la televisión. El hombre fuerte detrás de esa candidatura es el actual ministro de Economía y Finanzas, Bruno Juge, para quien trabaja como asesor Paul Raison, el protagonista de la novela, un hombre taciturno y descreído.
De pronto, en internet empiezan a aparecer extraños vídeos amenazantes –en uno de los cuales se guillotina al ministro Juge– con unos enigmáticos símbolos geométricos. Y la violencia pasa del mundo virtual al real: la explosión de un carguero en A Coruña, un atentado contra un banco de semen en Dinamarca y el sangriento ataque a una embarcación de migrantes en las costas mallorquinas. ¿Quién está detrás de estos hechos? ¿Grupos antiglobalización? ¿Fundamentalistas? ¿Acaso satanistas?
Mientras Paul Raison indaga lo que está sucediendo, su relación matrimonial se descompone y su padre, espía jubilado de la DGSI, sufre un infarto cerebral y queda paralizado. El hecho propicia el reencuentro de Paul con sus hermanos: una hermana católica y simpatizante de la ultraderecha casada con un notario en paro, y un hermano restaurador de tapices casado con una periodista de segunda fila amargada y de colmillo retorcido. Y además Paul deberá enfrentar una crisis personal al serle diagnosticada una grave enfermedad...
Houellebecq orquesta una ambiciosa novela total que es muchas cosas a la vez: un thriller con flecos esotéricos, una obra de crítica política, un descarnado retrato familiar y también una narración íntima y existencial sobre el dolor, la muerte y el amor, que acaso sea lo único que puede redimirnos y salvarnos.
Una novela provocadora y apocalíptica que, como suele ser habitual en Houellebecq, deslumbrará o escandalizará. Lo que es seguro es que no dejará a nadie indiferente, porque el autor tiene la inusual virtud de sacudir conciencias.
Libro desigual, cuando la historia va de una cosa cambia a otra, así todo el libro, todo está pensado para el final del libro. Quiere dar un golpe, pero lo hace pesado, repetitivo, eterno y sobre todo es pretencioso. El motivo central del libro es ese final, donde quiere y no puede.
Houllebecq tiene un estilo apático siempre, en este libro no funciona.
La ortodoxia dicta que las historias deben cerrarse. Nada de ello ocurre en la última novela de Houellebecq, que deja abiertos varios de los frentes que componían el hilo conductor de la obra (los responsables de los atentados, la enfermedad del padre, la carrera presidencial...). Todos son engullidos por el fatal desenlace, recurso que en otros suena solución de compromiso pero que a esta novela la colma de cercanía y serenidad. No salimos de la clase burguesa, de las crisis de la edad y de la paternidad, y cómo no, del culto al sexo oral. Houellebecq en estado puro. Ahora bien, y con todo, estamos ante su novela menos excéntrica en años, quizá al alcance de cualquiera, para lo bueno y para lo malo. Y que no olvide, es una historia de amor.