Resumen y sinopsis de El último hombre blanco de Nuria Labari
A sus cuarenta y cuatro años, la mujer que protagoniza esta novela se ha convertido en un auténtico «hombre» de negocios: gana doscientos mil euros al año y ha modelado su cuerpo, su tiempo, su lenguaje y hasta sus relaciones sexuales para conseguir tener tanto poder como un hombre, ser aceptada en sus círculos, ganarse su total confianza y convertirse, por fin, en uno de ellos. En la cima de su carrera profesional, cuando lleva años viviendo, pensando y ganando exactamente lo mismo que sus colegas masculinos, echa la vista atrás y observa su metamorfosis, desde la primera vez que pensó que había nacido en el bando equivocado hasta el momento en que comprende que su éxito profesional es también el resultado de una monstruosa transformación personal.
El último hombre blanco puede leerse como la crónica de una infiltrada en las costuras del mercado laboral o como el testimonio de un hombre poderoso y opaco que por primera vez toma la palabra dispuesto a decir la verdad. La prosa incisiva y lúcida de Nuria Labari sirve para contar la historia de una mujer que creyó que necesitaba escalar una montaña y de cómo, una vez que consiguió llegar a la cumbre, deseó hacerla estallar.
Al menos es un libro arriesgado al plantear una novela como si fuera un ensayo o un ensayo como si fuera una novela. Pero es una obra de ficción y si fuera una película empezaría con lo del parecido entre los personajes. La realidad es pura coincidencia salvo cuando introduce algunos hechos conocidos por la prensa o la propia publicidad de algunas empresas.
Después de tantos elogios y, dejando claro que está muy bien escrito, he de decir que esperaba otra cosa. Las reseñas siempre son engañosas y para mí es una novela que trata del poder pero con un canto al feminismo demasiado manido, lo que lleva al aburrimiento. Por otro lado parece que hay notas machistas en medio y la forma de exponer la vida de una alta ejecutiva es, a mi modo de ver, irreal, y te lleva a que esa protagonista te caiga mal. En definitiva, no es para tanto, desde mi punto de vista no recomendable.